Marcos Cicchirillo
Una de las atracciones que genera mayor interés en la Expochacra pasa por las distintas experiencias que se vienen realizando en materia de biodiesel en la Argentina. Calculadora en mano, se pudo ver a lo largo de las dos primeras jornadas de la muestra a muchos de los hombres de campo sacando números junto a los emprendedores del biodiesel, para analizar sus ventajas respecto del gasoil. El presidente Fernando De la Rúa, exactamente un año atrás y sobre el mismo escenario, anunciaba la implementación del ya fracasado proyecto de gasoil agropecuario como medida para reducir la incidencia del combustible en la estructura de costos de los agricultores. Más allá de los beneficios ecológicos que genera la utilización de combustibles en base a aceites vegetales, la rentabilidad aparece como la principal herramienta de marketing para seducir a los productores. Los impulsores de los proyectos resaltaron que el precio del biodiesel es entre un 10 y 20% menos que el gasoil, alrededor de los 35 centavos de dólar. Además, el precio al que venderían la parte de la producción destinada al biodiesel sería también entre un 10 o 20% mayor, debido a que los costos de los fletes se reducen, ya que las plantas para su fabricación están pensadas para ser montadas en un radio más o menos cercano, mientras en la actualidad para muchos productores los granos tienen que trasladarlos hasta el complejo oleaginoso para su procesamiento y exportación. Enrique Gauchat, director de la empresa Biofe, señaló que la ecuación recién dejaría de ser rentable si el precio aceite superara los 400 dólares, algo que no figura en el horizonte de ningún analista de mercado en el mediano plazo. Otras de las consultas que hicieron los productores pasaron por el rendimiento o modificación de los motores. El directivo resaltó que no hace falta ningún tipo de cambio. Exhibió un estudio comparativo de la petrolera Exxon, que señala que el desgaste de las piezas es tres veces menor con la utilización de biodiesel. La fricción se reduce a la mitad, mientras que el adhesivo protector que genera este combustible en la bomba eyectora es del 93% y sólo del 32% en el caso del gasoil. Mauro Knudsen, joven emprendedor de Tres Arroyos (Buenos Aires), expuso también su proyecto y otro dato: las petroleras francesas en la actualidad colocan un 5% de biodiesel en la composición del gasoil para darle una mayor lubricación. Esto se debe a que los nuevos estándares de calidad imponen una mayor exigencia en la reducción de azufre -que tiene un importante poder lubricante-, lo que genera un mayor problema de abración. Por esta razón, lo están supliendo con el biodiesel como aditivo. Un estudio de factibilidad encargado por el vicegobernador de Santa Fe, Marcelo Muniagurrria, hizo un cálculo de máxima: estimó un consumo de 12,1 millón de metros cúbicos de gasoil (el combustible más utilizado por la producción) y lo tradujo en un combustible B20, es decir con una mezcla hasta el 20% de aceite vegetal. El resultado fue que para atender esa demanda se necesitarían 13.696.000 toneladas de soja, un 74% de la última cosecha, que llegó a 21 millones de toneladas. Si, en cambio, el biodiesel se aplicara puro, la demanda de soja llegaría a 68.483.146, casi cuatro veces más que la cosecha actual. De todas formas, los distintos emprendedores ven en el biodiesel un negocio para las economías regionales, en particular para aquellas alejadas de los puertos o con sistemas de producción mixtos. Gauchat considera que el biodiesel "se dará por la integración de productores en regiones como Entre Ríos, norte de Santa Fe, en la zona de la cuenca lechera o norte Buenos Aires". Para el empresario, la capacidad ideal de las plantas de biodiesel incluye dos grupos: las de 40 ó 50 mil litros por día y las de 100 ó 150 mil litros. En el caso de la primera, el combustible de un día alcanzaría para abastecer alrededor de 500 hectáreas. La instalación de cero de una planta de 50 mil litros días ronda el millón de dólares. Sin embargo, Gauchat resaltó que la amortización para un proyecto de estas características se alcanzaría en menos de un año. El directivo estima que no es un negocio para las aceiteras o las petroleras ya que "si todos se larga una producción masiva se generará una disminución significativa de los productos y subproductos". Y para esto colocó como ejemplo a la producción de glicerina, un subproducto derivado de la fabricación de aceites que se utiliza en la industria farmacéutica y alimenticia, y que es importante dentro del esquema de costos. Su valor es entre 4 y 5 veces mayor al del biodiesel.
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