"Los padres están usando a sus hijos". Sin medias tintas, Laura Tallano, dedicada a la psicología en el deporte, quizo dejar en claro la responsabilidad de los progenitores en las contrataciones de menores. Y agregó: "Si bien apuntan a que el nene tenga lo mejor, a veces también buscan a que ellos tengan lo mejor. Los padres no piensan en el aspecto negativo de esta situación. Los pibes sufren el desarraigo y el cambio de vida en un momento que necesitan límites y referentes claros debido al tiempo de adolescencia que están atravesando". "El dinero marca determinadas pautas de vida", continuó Tallano. "Estas cosas pasan principalmente en familias que tienen un ingreso económico bajo. Los que están en una mejor situación pueden tener otro tipo de pensamiento: que es lo que le pasa al chico en relación a sus amigos, la escolaridad, su vida. Pero cuando el dinero no alcanza se pone el problema de todos los males en la plata y se piensa que ésta va a resolver todo". "Y por otro lado -prosiguió la psicóloga- está la cuestión del status: el poder decirle a los demás que su hijo está jugando en Italia. A lo mejor la diferencia del dinero no es superior que si jugara acá. Pero de la otra manera se pertenece a una determinada elite". Pero más allá de los factores económicos y del status, Tallano fundamentó estas decisiones en que predomina la idea de que "lo de afuera es perfecto, están más organizados y van a tener los medios para ser mejor. Y a veces es así y otras no". En cuanto a las repercusiones emocionales que pueden llegar a sufrir los jóvenes al ser excluidos de un plantel, la psicóloga dijo que "depende de cuestiones individuales. En algunos casos lo toman como una buena experiencia. Pero está la otra, que a los 16 años es un fracasado. Piensan que no sirven para nada, y eso es peligroso en un adolescente que tiene toda la vida por delante".
| |