Dos chicos que no pasaban los 12 años paseaban por el comedor. "Son del norte y ni bien los observé jugar hablé con sus padres y me los traje. Estaban mal comidos y ahora no se quieren volver más". La frase pertenece al presidente del club San José, Edmound Addoumie, que desde hace algunos años implementó un sistema novedoso. Su poder de atracción reside en una alianza que logró con Gueugnon, de la segunda división del fútbol francés, quien beca a futbolistas para luego llevárselos. Emplazado en el barrio Las Delicias, el complejo atrae a jóvenes de todo el país con esta chance que se les abre de jugar en el fútbol galo. Aunque las plazas son para unos pocos la ambición es más fuerte, y la idea de lograr pasar al estrellato los conduce a esta quimera. La misma que provocó un aluvión de chicos cuando dirigentes del Gueugnon estuvieron en San José para observar jugadores. Colectivos de Catamarca, y otras provincias recorrieron grandes distancias para depositar a los pibes que venían con sus ilusiones a cuestas. Fue tanto el movimiento que en el mismo complejo se instalaron carpas para albergar a la multitud. El acuerdo con el Gueugnon es simple: beca a 15 futbolistas, pagando los gastos de estadía y comida en el San José, donde se los sigue formando futbolísticamente y se les enseña el idioma francés. Luego se decide mutuamente el momento en que los chicos emigren. La coordinación del fútbol de San José está a cargo de Miguel Isabella, ex técnico de las inferiores de Newell's, Boca y Ferro Carril Oeste. "Nuestra tarea es formar a los pibes, detectarlos y elaborarlos. Y prepararlos para el éxito. Así no los llevamos crudos a los clubes sino con una preparación física básica. Van en las mejores condiciones", declaró. Además Lito Isabella señaló el rol que juega la institución rosarina en este movimiento: "Los jugadores jóvenes les cuestan menos a los clubes europeos que los consagrados, y a nosotros esto nos viene bien porque podemos cumplir nuestra tarea, que es ser una verdadera escuela de formación". Claro que no todos tienen la suerte de trascender y el golpe para los pibes es tremendo. "Griffa decía que de cien jugadores llegan dos. Por eso lo bueno sería tener un psicólogo. No hay una preparación psicológica para que el desenlace de los que no llegan no sea traumático. Si bien yo les hablo de la mejor manera para que sigan luchando, no creo que uno los conforme. El sentimiento del chico, que se ha forjado una ilusión, choca el día que les dicen que queda libre", finalizó.
| |