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 sábado, 06 de octubre de 2007  
Inflación: cómo morigerarla

Carlos María Corbo (*)
El flagelo de la inflación en nuestro país ha comenzado nuevamente a inquietar por sus efectos devastadores sobre los precios y por ende con los ingresos, por la amenaza a la paz social, por las consecuencias en las inversiones, todo lo cual motiva un debate político sobre las causas que la generan y sobre los procedimientos y actos de gobierno a los que se atribuye en gran medida el desequilibrio.

Pero, ¿cuáles son las verdaderas causas de la inflación en la situación actual? ¿Son las mismas con las que convivimos los argentinos durante décadas y que desembocó en un estallido hiperinflacionario en el año 89, o no? Estas son algunas de las preguntas que nos formulamos los argentinos.

Según la realidad actual, las razones no son las mismas, ya que anteriormente había un exceso de emisionismo sobre los bienes y servicios producidos. Es decir, el Banco Central emitía circulante sin ese respaldo; había un gran déficit fiscal como consecuencia del abultado gasto público que superaba holgadamente los recursos del Estado.

Actualmente la situación socioeconómica es distinta y el aumento sostenido del nivel general de precios se debe al notable incremento del consumo impulsado por la recuperación de los ingresos, tanto de los trabajadores activos y cuentapropistas como de los jubilados, que se viene operando en el país en los últimos cinco años y a ello se suma la escasez de oferta debida a que las inversiones en capacidad productiva privada e infraestructura pública son menores a las que serían necesarias para mantener una tasa de crecimiento elevada sin presiones inflacionarias.

Las soluciones de emergencia a que se deben acudir en el corto plazo, y con el carácter de transitorias, para salir de esta difícil coyuntura económica, son las siguientes:

1) Debe haber una concertación social entre el gobierno con el sector empresarial y los representantes de los gremios para acordar conductas a neutralizar la tendencia alcista de los precios.

2) Es conveniente que se opere una actitud responsable por parte de los productores y empresarios quienes no deben preocuparse sólo de incrementar excesivamente los márgenes de ganancias en la ventas originados por el aumento de la demanda y la escasez de oferta.

3) También es deseable y fundamental que los representantes gremiales no presionen constantemente con exigencias de aumentos desmedidos de salarios que alimentan la espiral inflacionaria y que a la larga erosionan el poder adquisitivo de los salarios de esos trabajadores.

4) No somos partidarios de la política de subsidios en forma permanente, pero, como excepción, consideramos que en este período inflacionario no pueden dejar de subsidiarse los productos alimenticios que integran la canasta básica familiar por razones de elemental justicia social.

5) No podemos dejar de ocuparnos del retraso en que se encuentran las tarifas de los servicios públicos, por lo que se hace indispensable que los aumentos sean graduales, y en consecuencia que el impacto sea lo más leve posible sobre el bolsillo de los argentinos, para lo cual parece aconsejable la creación de tarifas sociales en beneficio de los sectores económicamente postergados.

6) Asimismo debe haber una fuerte inversión en obras públicas como fuentes de reactivación económica que permitan ocupar mano de obra para terminar de combatir la desocupación y llegar al pleno empleo.

7) La fuerte acumulación de reservas por parte del Banco Central, más de 45.000 millones de dólares es una medida acertada de política monetaria siendo aconsejable acompañarla de la creación de un fondo anticrisis o anticíclico.

8) Se debe ser sumamente cuidadoso en una variable económica fundamental tal como el gasto público; ya que el mismo no debe superar la producción de bienes y servicios de un país.

Es de destacar que el Estado viene aumentando permanentemente los niveles de recaudación, goza de solvencia fiscal. Este superávit que viene arrastrándose desde hace varios años a esta parte es un poderoso instrumento para combatir la inflación.

Además se encuentra con un escenario internacional muy favorable y con una política de defensa del precio del dólar que impulsó las exportaciones y que permitió obtener un superávit comercial importantísimo en los últimos cinco años.

Para el mediano y largo plazo las soluciones de fondo, según nuestro criterio, son distintas. Teniendo en cuenta que la política monetaria no puede por sí sola compensar los desequilibrios producidos por la variación de la oferta y demanda, sostenemos que deben acordarse fuertes incentivos que atraigan la instalación de capitales destinados al incremento productivo y no con fines meramente especulativos y financieros.

Finalmente queremos expresar que sólo un verdadero y genuino modelo productivo, de inclusión de todos los sectores y agentes económicos, es el que nos va a llevar a los argentinos a terminar con tantos años de crisis y a un verdadero y auténtico desarrollo económico duradero y sustentable en el tiempo.

(*) Abogado
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