Sur violento. El obispo de Santa Cruz tiene luz verde del Episcopado para liderar la protesta

La Iglesia redobló su apuesta contra la gestión de Kirchner

Romanín dijo que se involucró en las marchas para evitar más enfrentamientos y hechos de violencia

El Episcopado dejó trascender que sigue con atención la crisis social en Santa Cruz y aclaró que dejó en “libertad de acción” al obispo Juan Carlos Romanín.

“El obispo (Romanín) no tiene que pedir autorización al Episcopado para actuar. Tiene libertad de acción. Sin embargo, seguimos su trabajo a favor de la paz social, el diálogo, la reconciliación y la democracia en Santa Cruz”, dijo el vocero episcopal, presbítero Jorge Oesterheld.

El sacerdote reveló que ayer mantuvo una conversación telefónica con el prelado santacruceño ya que el Episcopado quería conocer las motivaciones que lo llevaron a ponerse al frente de una multisectorial que reúne a gremios estatales, partidos opositores y la Cámara de Comercio provincial (ver aparte).

“Es para evitar más enfrentamientos y hechos de violencia”, justificó su decisión Romanín ante Oesterheld, quien transmitió el mensaje al plenario acotado a unos veinte obispos que preside en Buenos Aires el cardenal Jorge Bergoglio.

El viernes Romanín repudió que el ex ministro kirchnerista Daniel Varizat haya atropellado con su vehículo a personas que participaban en una marcha de estatales.

“Hablé con Romanín; me transmitió que está tranquilo y acompaña prácticamente a la totalidad de las organizaciones sociales de Santa Cruz”, precisó a la prensa Oesterheld. Luego destacó que el obispo sureño “tiene buen diálogo” con el gobernador santacruceño, Daniel Peralta, y reiteró que interviene en el conflicto porque “está preocupado por el tema de la paz social y busca preservar la democracia y los canales institucionales”.

El vocero hizo estas declaraciones al promediar las sesiones de la mañana de la Comisión Permanente del Episcopado, que deliberará hasta el jueves en su sede porteña.

El titular de la diócesis de Río Gallegos explicó que prestó las instalaciones del Obispado, ya que —dijo— “aquí se abren las puertas a todos”. Además, consideró “normal” que “todas las reuniones grandes” se hagan allí.

Sin embargo, la interpretación de un encuentro en la sede episcopal que aglutinó a la oposición fue un obvio mensaje de Romanín hacia el poder central, con el que mantiene una declarada pelea.