Año CXXXVII Nº 49463
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
Opinión
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores



suplementos
Ovación
Escenario
Educación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 29/04
Mujer 29/04
Economía 29/04
Señales 29/04
Educación 28/04
Página Solidaria 25/04
Salud 18/04
Estilo 07/04

contacto
servicios
Institucional

 sábado, 05 de mayo de 2007  
"Hay que refundar el pacto entre familia y escuela"

—Hace poco tiempo, en una reunión de ministros de Latinoamérica, la Unesco advirtió que los sistemas educativos de la región son expulsivos ¿qué deberían plantearse la escuela y los docentes ante esta definición tan contundente?

—En realidad, sobre esta afirmación hay muchas discusiones detrás que vienen de años. Una es que la escuela media no fue pensada para una cobertura universal, sino para lanzar a los alumnos a la educación superior, nunca para la salida laboral, salvo los formatos de la escuela industrial y comercial. El problema es que los chicos nuevos que están entrando para cumplir con la cobertura del sistema no provienen de familias que tengan entre sus hábitos terminar la escuela. Ante esta situación entiendo que lo que hay que hacer es refundar el pacto entre familia y escuela. Si este pacto no está no hay que esperar que aparezca, hay que producirlo activamente. Se sabe que sin el aporte de la familia, en lo que hace a que el chico estudie, que se preocupe, es muy probable que la escuela lo termine expulsando.

—Una de las metas que se propone la nueva ley de educación es la de construir ciudadanía, la de formar ciudadanos ¿cómo se cumple esta meta?

—Son muchas las cosas en las que la escuela media tiene que pensar: primero, su función es transmitir los conocimientos suficientes para que alguien pueda proseguir estudios en la universidad o en un terciario. Si la escuela media no garantiza eso para todos está fracasando. Hay escuelas que lo aseguran con creces, pero son los colegios normalmente invadidos por la clase media. Por eso en primer lugar debe haber una educación de calidad que garantice eso para todos y permita una salida laboral. En segundo lugar, debe formar ciudadanía y eso significa formar un sujeto critico, que pueda leer, que pueda comprender lo que lee. Es decir, esta meta es la expresión política del punto anterior. Se trata de formar un sujeto que pueda tomar parte en la vida pública como un ciudadano de pleno derecho, y eso se logra con capacidades de lectoescritura y de pensamiento crítico. Igual para mí con eso no basta. Hace falta que la escuela media forme no sólo ciudadanos sino que forme una persona. Puede sonar muy autoritario o invasor de la vida de las personas, pero la secundaria debe contribuir a formar un adulto de ley, con todas las letras, que no es sólo un ciudadano que participa en la política, sino que además es un buen vecino, un buen padre, un buen amigo. Y eso tiene que ver con la convivencia.

—¿También con aprender a vivir en democracia?

—No lo orientaría tanto a lo público a esta idea de ciudadanía, sino a lo privado: con la familia, como hijo o futuro padre. Esa formación por lo general se confía a las familias, pero estamos en un momento donde no siempre las mismas cumplen con esto, y la escuela como ámbito de convivencia puede ayudar. Tiene la obligación de completar esta preparación. Quizás hoy no pueda, pero debe empezar a orientarse a lograr eso, porque hablamos de convivencia, de aprender a dialogar, a escuchar. El problema es que a veces la escuela como persona colectiva no escucha. Entonces hay que empezar por casa.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Notas Relacionadas
Marcelo Urresti: “Faltan políticas de foco para los jóvenes que viven marginados”


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados