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 miércoles, 15 de noviembre de 2006  
Un dispositivo facilita la integración de discapacitados

Florencia O'Keeffe / La Capital

Las personas que tienen imposibilidad de expresarse verbalmente por causas neurológicas ven comprometidas sus actividades cotidianas en distintos aspectos. La relación con otros y el aprendizaje son dos obstáculos frecuentes. Pensando en cómo hacerles la vida más fácil, un profesor y algunos alumnos del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (Itba), desarrollaron un dispositivo de comunicación y control ambiental para que niños desde los 3 años hasta adultos, puedan emitir sonidos, cambiar el canal del televisor o prender el aire acondicionado sin necesidad de moverse de la cama o silla de ruedas. La innovación contó con el apoyo y seguimiento de Aedin, una asociación que lucha por una mejor calidad de vida para los chicos con problemas neurológicos.

Después de 18 meses de trabajo que demandó el desarrollo del proyecto, y otros largos meses para conseguir los recursos económicos para su realización, el ingeniero Miguel Aguirre, profesor de la cátedra Electrónica Digital del Itba, asegura que el dispositivo está en condiciones de ser producido de manera industrial a bajo costo.

El equipo cuenta con 32 teclas de 1,5 cm x 1,5 cm y en cada una de estas celdas es posible grabar un mensaje que puede ser una palabra o una frase completa, lo que permite, a quien no puede expresarse oralmente, tener la posibilidad de hacerse entender en forma verbal con sus interlocutores. Simultáneamente, cuenta con teclas habilitadas para distintas funciones para que el niño o adulto pueda ejecutar tareas sin depender de otros; así, puede prender y apagar las luces de su silla de ruedas, encender o apagar la radio o el televisor, cambiar canales, subir el volumen, todo desde el mismo aparatito.

"Tenemos que pensar que esto sirve a personas con trastornos neurológicos severos, congénitos o no, que no tienen control sobre su habla y muchas veces tampoco sobre su cuerpo; es más, algunos de ellos sólo tienen un movimiento controlado que puede ser un dedo, la boca o la cabeza... ", explica Aguirre. Con este panorama, el desafío pasó por lograr que una persona con estas dificultades se comunique más allá de su terapeuta que está entrenado para comprenderlo.

"Sin dudas que esto despierta interés en las familias porque esta tecnología puede ayudar con la comunicación, el aprendizaje y la reinserción social y laboral", señala la terapeuta Silvana Contepomi y la fonoaudióloga Alejandra Gil, de Aedin.

El aparato tiene otra ventaja, y es que está pensado para ser producido a bajo costo y por ende, adquirido por las familias a precios ventajosos. Hasta el momento, en el país se diseñan dispositivos similares en forma artesanal con menos ventajas funcionales -porque no tienen la unidad de control ambiental integrada- y a precios más elevados.

"Con este aparato logramos que se pueda seleccionar, dentro de las posibilidades de cada uno, un casillero del tablero que tiene un dibujito, y esa tecla emite el sonido grabado que responde al dibujo. Con 32 casilleros se pueden hacerse entender; pasan de estar absolutamente aislados a comunicarse", se entusiasma el profesor del Itba.

Aguirre destaca que desde Aedin les plantearon las necesidades y ellos, a través de sus conocimientos de ingeniería, armaron el dispositivo teniendo en cuenta los plazos establecidos y los costos.

El prototipo está armado. Ahora esperan que aparezca el interés para producirlo en serie y comercializarlo. "El Itba no tiene fines de lucro, nosotros ponemos las neuronas, y después esperamos que las empresas del ramo se entusiasmen", menciona Aguirre.

El profesor destaca el interés de los alumnos en el proyecto. "En realidad, este trabajo nació como trabajo práctico de una materia, pero los chicos se engancharon de tal modo que decidieron participar activamente; ése es otro de los logros de esta investigación", dice.


También para aprender
Las especialistas Contepomi y Gil mencionan que el dispositivo tiene además, la ventaja de colaborar en el aprendizaje. Si bien no reemplaza el procesamiento mental que se requiere para leer o escribir, sí contribuye a compensar los procesos de manipulación de los sonidos y de toma de conciencia de las palabras. "Así como señalamos que es un dispositivo en el que pueden almacenarse palabras , ideas, preguntas, comentarios, protestas, también se piden grabar fonemas en forma separada con el fin de ejecutar tareas que todos los niños deben practicar para aprender la lectoescritura", explican.

Desde Aedin, que funciona en Buenos Aires, tiene una larga trayectoria en el uso de la tecnología aplicada a la rehabilitación de niños y jóvenes con problemas neurológicos. "Creemos fuertemente en estas innovaciones porque vemos las ventajas de su uso, tanto para la comunicación como para la movilidad".

Finalmente mencionan que los alumnos del Itba "supieron interpretar con entusiasmo este propósito y este concepto, y estamos convencidas que la tecnología es el puente entre lo que nuestros pacientes pueden hacer y los logros que ellos y sus familias pueden soñar; y esto, es lo que intentamos hacer realidad todos los días".


Otra investigación
Desde el Itba, una universidad privada creada en 1959 que dicta carreras de grado como ingeniería industrial, informática, mecánica y naval, entre otras, un equipo de investigadores, profesores y alumnos, trabajan en el proceso de verificación, control y certificación del equipamiento médico hospitalario y su entorno. El objetivo de esta tarea es evitar las interferencias de campos electromagnéticos que, bajo determinadas circunstancias, pueden poner en riesgo la vida de los pacientes.

El crecimiento de la telefonía celular y el aumento de sistemas inalámbricos de control y trasmisión de datos dentro de los hospitales y clínicas generan un nuevo desafío para evitar interferencias peligrosas. El equipo del Itba desarrolla procesos para prevenir o alertar posibles problemas que alteren el funcionamiento de los aparatos.
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El ingeniero Miguel Aguirre presentó el dispositivo.

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