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 miércoles, 15 de noviembre de 2006  
Nuevo caso. Un niño bermudense fue internado por la ponzoña del insecto y debieron fumigar una escuela
Recomiendan tomar recaudos por la proliferación estacional de alacranes
El Ministerio de Salud provincial emitió una serie de medidas para evitar el incremento de intoxicaciones

A raíz de la proliferación de alacranes habitual en esta época del año y de casos específicos de picaduras -uno de ellos derivó días atrás en la muerte de una niña de General López-, el Ministerio de Salud de la provincia a través del Programa de Control de Zoonosis y Vectores recomendó adoptar medidas de prevención para evitar el contacto accidental con la ponzoña del insecto, cuyas consecuencias pueden ser fatales.

Entre otras sugerencias, se hizo hincapié en la limpieza domiciliaria (almacenamiento de escombros, ladrillos, tejas, leña y maderas) y de baldíos, además de evitar que los niños jueguen en esos lugares. También se aconsejó tapar las grietas de los revoques de paredes, especialmente si éstas son de ladrillo hueco. Dado que los alacranes suelen circular por los desagües, se recomienda sellar las cámaras de las cloacas, colocar malla metálica tanto en las rejillas de las casas (cocina, baños) como en canaletas y utilizar insecticidas inocuos para los humanos, animales y plantas, como los piretroides. Se destacó que es importante revisar la cama antes de acostarse, no dejar ropa en el suelo o bien sacudirla antes de usarla y chequear el interior de los zapatos, sobre todo los de los niños antes de colocárselos.

La picadura de alacrán, que está considerada como una emergencia médica por lo que se debe asistir de inmediato al nosocomio más cercano, produce una intoxicación aguda que se manifiesta principalmente por el dolor en el sitio del pinchazo y una gama muy amplia de signos y síntomas locales y generales que se expresan con diferentes grados de severidad, incluso la muerte. Cabe aclarar que si el veneno es inoculado directamente en un vaso sanguíneo puede mermar o directamente no haber dolor. Más tarde aparecerá la sintomatología general.

La severidad de la intoxicación depende de algunos factores como la edad, los más afectados son menores; el lugar y cantidad de picaduras -son más frecuentes en los miembros inferiores y ocurren preferentemente de noche-; el peso; el estado nutricional; la presencia de enfermedades como asma, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes; la especie del alacrán; la cantidad de veneno inyectado, y la época del año -noches calurosas y días con amenaza de tormenta-.


Prehistórico
El alacrán fue uno de los primeros animales que poblaron la tierra firme y tanto su forma de vida como su anatomía no han sufrido transformaciones por lo que se considera una especie de fósil viviente. Desde su aparición, hace 450 millones de años, ocupó todas las regiones cálidas del planeta. Es un insecto de hábitos nocturnos, permanece oculto de día en el suelo o en la corteza de los árboles y es frecuente encontrarlo en el hábitat humano, en sitios con maderas caídas, escombros y tejas. Se refugia en galerías que él mismo cava -ámbito peridomiciliario-, aunque también se aloja dentro de grietas en paredes, pisos, zócalos, huecos de revestimiento de maderas, en desagües que conectan con cloacas, habitaciones y depósitos sin aireación, detrás de cuadros, bajo los muebles o entre ropas y zapatos. En su madriguera busca protección de la luz solar, temperatura estable y variación mínima de humedad.

Ya en 1956 se sabía de su existencia en Uruguay, Paraguay Brasil y la Argentina. En el país, el género Tityus cuenta con alrededor de 90 especies descriptas y su hábitat natural se halla en las provincias de Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero, aunque también se lo encuentra en Entre Ríos, Córdoba, Tucumán y norte de la provincia de Buenos Aires, donde habría llegado a bordo de transportes terrestres y pluviales hasta terminales ferroviarias y puertos de desembarco.

La longitud total en un ejemplar adulto es de 40 a 65 milímetros, generalmente tiene una coloración amarillenta o rojiza con tres bandas castaño oscuras longitudinales en su dorso. Los ejemplares más jóvenes son de coloración más clara. Tienen cuatro pares de patas, un par de pinzas, y un par de quelíceros -apéndice prensor-. El aparato venenoso consta de dos glándulas situadas en el extremo de su cola, articulada con cinco segmentos en forma afilada y aguda.
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