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 miércoles, 15 de noviembre de 2006  
Mal olor. El juez federal de Reconquista dice que oficiales antinarcóticos suelen sabotear las pesquisas
Sospechan que ex jefes de Drogas Peligrosas negociaban estupefacientes
Habrían tolerado el ingreso de una carga de marihuana desde Paraguay, en una misión que no notificaron

La presunta connivencia de dos jefes de la ex Dirección de Drogas Peligrosas con narcotraficantes paraguayos aparece como el fundamento de la remoción de esos oficiales de sus puestos. Rafael Reina y Rubén Martorell (ex jefes de inteligencia y operaciones respectivamente en la ciudad de Santa Fe) "se habrían puesto de acuerdo con un distribuidor y de esta forma brindado su protección. Como si fueran una especie de escolta", señaló ayer el juez Federal de Reconquista, Virgilio Palud. Lo que se presupone es que lo que ingresaría a la provincia desde Paraguay, con la tolerancia aparente de ambos oficiales, era una carga de 350 kilos de marihuana.

El desplazamiento de varios funcionarios de la policía antinarcóticos y la confirmación de que dos de ellos viajaron sin notificar a la ciudad formoseña de Clorinda en un auto oficial motivaron una reunión entre el juez Palud y el conductor de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones de Santa Fe, comisario general Gabriel Leegstra.

El juez Palud no dio rodeos: le dijo a Leegstra que en la repartición que comanda hay personal con mando que traba las investigaciones o que hace la vista gorda al tráfico de estupefacientes cuando hay evidencia que permitiría secuestros de carga ilícita. Un diagnóstico que ha sido reiteradamente expuesto por sus colegas de los Tribunales Federales de Rosario.

"Le planteé que nunca pudimos realizar procedimientos importantes con la ex Drogas Peligrosas porque las investigaciones se caían a mitad de camino", explicó el juez federal. "También le pedí que no haya un desmantelamiento de la brigada operativa que trabaja en la zona de este juzgado y hubo un compromiso de que eso no sucederá. Además se pulió el tema del circuito de información que recoja la central de investigaciones de Reconquista. Las líneas que surjan acá no serán reportadas, como se hacía antes, a Santa Fe. Porque antes lo hacíamos así y se nos caían las causas. Y eran causan importantes", contó Palud.

El clima enrarecido comenzó los primeros días de noviembre con una serie de desplazamientos en las líneas superiores de la Dirección General de Prevención y Control de Adicciones de la provincia. Los cambios ordenados por comisario Leegstra alcanzaron en la capital provincial al jefe de operaciones, Rubén Martorell, y al de inteligencia, Rafael Reina. Y en Rosario, el cimbronazo alcanzó a los comisarios Fernando Scabuzzo (inteligencia) y Carlos López (a cargo de la Brigada Operativa Departamental). La movida en la ciudad de Santa Fe tuvo una explicación. No así el recambio rosarino (ver aparte).

Tanto Reina como Martorell quedaron comprometidos al establecerse que en lugar de realizar una misión oficial a Santiago del Estero, para la cual usaron vehículos y logística de la dependencia, se llegaron hasta Clorinda, en Formosa, frente a Asunción del Paraguay. Allí se habrían contactado con el responsable de un desarmadero y un distribuidor de drogas paraguayo. La idea habría sido mover 350 kilos de marihuana paraguaya hasta la provincia. Y todo saltó a la luz tras una interceptación telefónica de un juez de Santa Fe, José Manuel García Porta, detectaba por azar comunicaciones de oficiales de Drogas Peligrosas con el reducidor de una red dedicada al robo de automotores.

"A partir de que comenzaron a aparecer las primeras novedades de la investigación del juez García Porta, le solicité información al respecto a Gendarmería Nacional", contó el juez Palud. "Ya detecté el vehículo en el que fueron a Clorinda y sé a que hora pasaron por el peaje de la localidad de Florencia. Ahora estamos trabajando sobre los vehículos pesados que pasaron antes y después de ellos", confió el juez Federal. "Ellos actuaban brindando protección. Eran una especie de escolta", comentó.

Ante Leegstra, Palud fue crítico con la sección que encabeza. "Le comenté mi preocupación sobre la imposibilidad de hacer un procedimiento de magnitud con ellos. Todos los operativos se nos han caído en la mitad", confió. Y el juez dio ejemplos de las anomalías que pudo observar. "Trabajábamos con escuchas telefónicas que venían dando buenos resultados. Y de golpe y porrazo, se terminaban las llamadas. Y no había forma de enganchar otra vez a los tipos (los narcos). Otras veces teníamos datos sobre que venían viajando personas con droga en colectivo y cuando ellos los iban a buscar todo desaparecía. Los que traían la droga se evaporaban y atrás se perdían los teléfonos. No había que ser muy hábil para darse cuenta que alga estaba pasando", describió el juez de Reconquista.
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Leegstra, titular de la ex dirección de Drogas Peligrosas provincial.

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