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lunes,
06 de
noviembre de
2006 |
El banquillo
Para el juez de Sentencia Antonio Ramos hay algo que no puede abandonarse en pro de ningún sistema que se emplee para juzgar: la presunción de inocencia, tantas veces violentada cuando los micrófonos pretenden sondear la opinión pública en apuradas entrevistas a vecinos. Sin embargo, Ramos no cree que los argentinos no puedan asumir el "difícil rol de juzgar" a una persona. "Cuando alguien que opina livianamente sobre cualquier tema se vea en el papel de juzgar, seguramente reaccionará de otra manera. No es lo mismo sentenciar sentado en el living de la casa que sostener esa opinión como una decisión personal y un voto de jurado. Porque si cada ciudadano fuera al banquillo se daría cuenta de cuánto y cómo se saliva para arriba cada vez que se vulneran estados como la presunción de inocencia. Y si bien una persona puede estar segura de que nunca cometerá un delito, nunca estará exenta de ser acusada".
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