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 miércoles, 20 de septiembre de 2006  
Procesaron a un muchacho por el brutal crimen de un quiosquero
Está acusado de matar en noviembre a Diego Viassolo en Rondeau al 300

Ariel Etcheverry / La Capital

La jueza de Instrucción Raquel Cosgaya dictó el procesamiento de un joven de 25 años como supuesto autor material del homicidio del comerciante Diego Viassolo, quien fuera ultimado a balazos en su local de bulevar Rondeau al 300 al intentar defender a su esposa de un intento de violación. "Robo seguido de muerte" fue la calificación legal aplicada por la magistrada al definir la situación judicial de Ramón Aguirre, quien si es hallado culpable puede recibir una pena de 10 a 25 años.

Aguirre fue detenido pocas horas después de ocurrido el asesinato en su casa de Olavarría al 1600 bis, a donde la policía llegó siguiendo las pistas brindadas por testigos de su fuga del lugar del hecho. La jueza Cosgaya estableció con el grado de probabilidad suficiente como para justificar el procesamiento, que Aguirre mató a Viassolo con dos balazos mientras ambos forcejeaban en el interior del local.

El episodio se desencadenó minutos antes de las 8 del 24 de noviembre de 2005. Viassolo, de 30 años, y su esposa Verónica Murúa, llegaban para abrir el maxiquiosco que ambos manejaban en Rondeau al 300. Cuando estaban por entrar, un delincuente los sorprendió y con un arma de fuego los metió dentro del negocio. Según la versión policial, el ladrón armado con un revólver calibre 22 redujo a la pareja y la hizo desvestir, tras lo cual los encerró en el baño. A esa altura, el hombre ya se había apoderado de unos 300 pesos, pero al aparecer fue por más y comenzó a manosear a la mujer. Esto enfureció a Viassolo, quien se trabó en lucha con el delincuente. Cuatro disparos de calibre 22 dieron en el cuerpo de la víctima, que murió en el acto.

En el forcejeo el ladrón perdió una campera azul y se fue del lugar a pie. Cruzó los cuatro carriles de Rondeau y se perdió por calle Asamblea. Todo eso ante la mirada de varias personas que esperaban colectivos o caminaban rumbo a sus trabajos o escuelas. Minutos después, Aguirre fue detenido como principal sospechoso.

El caso fue investigado en principio por el juez Juan José Pazos, de Instruccción Nº8, quien estaba de turno ese día. Una de las primeras medidas dictadas por el magistrado fue una rueda de reconocimiento para ver si la viuda del comerciante lograba reconocer al imputado. En su oportunidad, Murúa dijo que ninguno de los hombres que le expusieron en el subsuelo de los Tribunales era el que había matado a su marido. Entonces, la causa judicial entró en un cono de sombras.

Vencidos los plazos legales, Pazos tuvo que dictarle falta de mérito a Aguirre, quien no pudo recuperar la libertad porque tenía dos imputaciones pendientes por robo calificado radicadas en el juzgado de Raquel Cosgaya. Entonces, el expediente por el homicidio comenzó a moverse a partir de un pedido la propia esposa del comerciante, quien por medio de su abogado solicitó participar de una nueva rueda de reconocimiento. Murúa había dicho que en la primera de esas medidas, que se concretó pocos días después del crimen, "había estado muy shockeada".

Cosgaya hizo lugar al pedido, sólo que el reconocimiento debió hacerse a través de fotografías porque al dar negativo la primera vez, no podía volver a concretarse de esa forma. Murúa entonces reconoció positivamente a Aguirre. La jueza tomó la decisión de procesar al imputado "en función de las nuevas pruebas colectadas en la causa", indicó una fuente judicial.

La magistrada tomó en cuenta los dichos de otro testigo, un hombre que esperaba el colectivo a pocos metros del negocio de Viassolo y que vio cuando el asesino huía a toda carrera. A su turno, esa persona también reconoció a Aguirre como el hombre que salía corriendo del maxiquiosco tras escuchar los disparos.

"Otro indicio importante fue la descripción que dio la mujer, que coincidía con el fotofit dictado por el testigo que lo vio salir corriendo al imputado", indicó una fuente judicial. También declaró durante el proceso la pareja de Aguirre, quien afirmó que esa mañana vio entrar en su casa a su concubino corriendo, "señalando que lo buscaba la policía". Otra cuestión fue que el sospechoso fue hallado escondido debajo de una cama y que en su casa "se secuestraron ropas (una campera y una remera de Boca), que habría utilizado en el hecho".
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Viassolo fue asesinado de cuatro tiros en su local de Rondeau al 300.



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