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 domingo, 17 de septiembre de 2006  
Una seria discusión que Ratzinger no piensa eludir

Peer Meinet

Roma. - Rápidamente y sin largas vacilaciones, Benedicto XVI se decidió a ceder. La ola de indignación en el mundo musulmán lo habrá asustado profundamente. Un par de palabras torpes en la ciudad alemana de Regensburg, una cita algo peliaguda de la Edad Media sobre el profeta Mahoma y el Pontífice se encuentra con la peor crisis desde que asumió el cargo.

El peligro de una nueva escalada tenía que evitarse. Pero todavía habrá que ver si bastará la explicación ofrecida a través de su "número dos" en el Vaticano.

"El Papa nunca se disculpará", avisó ya un experto vaticano. De hecho, Joseph Ratzinger no retiró tampoco ninguna palabra de su discurso en la Universidad de Regensburg, el martes pasado. Pero la confesión de haber dicho posiblemente algo que "pudiera haber sonado ofensivo para los sentimientos de los fieles musulmanes", deja entrever una auténtica consternación. Además, el Papa hizo comunicar con todo detalle su aprecio por el islam, aunque sobre la desafortunada cita sobre Mahoma, que atribuía al profeta sólo "cosas malas e inhumanas", no hubo ni una sola palabra clara.

Los expertos del Vaticano se preguntaban en Roma una vez más lo que el Papa pudo haber pretendido con sus declaraciones. De hecho, en la exégesis completa de su texto se reconoce claramente su disposición al entendimiento y el diálogo. "Pero un poco provocador ya fue el discurso", opinó un teólogo romano que estuvo en Regensburg. "Yo mismo pensé en ese momento: cuidado".

El comunicado leído ayer por el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone, puso el acento sobre que únicamente se trataba de una cita en un discurso académico. "Sin embargo, Benedicto debería saber que un Papa no puede decir todo lo que puede decir un profesor", advirtió un vaticanista en Roma.

Y la Guerra Santa o Yihad no es precisamente un tema académico. "Sin embargo, la verdad es que los profesores de teología apenas hablan sobre este tema", apuntó el diario romano La Repubblica. "Cuántos religiosos y autoridades mundiales hay que tengan las ganas y el valor" de afrontar el delicado tema, se preguntó el diario de centroizquierda.

Ratzinger, en un tiempo el guardián de la fe, estuvo siempre acostumbrado a nadar contra la corriente y a atraer las críticas sobre sí, piensan muchos en Roma, y en esta ocasión también mantendrá su posición. Sin embargo, en el tema islam y violencia hay mucho en juego, y lo primero es apagar el fuego. "La discusión acaba de empezar", opinó un teólogo romano. "Y se debe llevar a cabo". (DPA)
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