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 miércoles, 17 de mayo de 2006  
Alarcón se fue de Agricultura pero logró reunir a todo el arco opositor
El ARI, el PRO, radicales santafesinos, sectores del campo y el menemismo le pusieron color a la tarde

Rodolfo Montes / La Capital

María del Carmen Alarcón armó una despedida de tono épico de la comisión de Agricultura y Ganadería de Diputados. Sin declinar, tomó el desafío de su hora crucial y no titubeó en ir hasta el final con su estocada.

"En estos días hablé de obsecuencia y miedo; son dos palabras muy terribles para la patria, dos palabras oscuras. Nunca me van a ver del lado de la traición, cueste lo que me cueste", dijo la indomable Negra, en una sala repleta del segundo piso del Anexo de Diputados.

En el día más intenso de su vida y con la ausencia de los diputados del Frente para la Victoria (FPV), logró juntar quórum en la comisión que hasta ayer presidió y promover el repudio generalizado de la decisión oficial de removerla del cargo.

La diputada santafesina se había preparado para una batalla dialéctica que no ocurrió. Sobre el mediodía, y luego de una reunión en la jefatura de bloque del oficialismo -la oficina de Agustín Rossi-, el FPV decidió emitir una resolución directa del jefe de la Cámara de Diputados, Alberto Balestrini.

El hombre de La Matanza fue el encargado de emitir una resolución mediante la cual se produce el cambio en la titularidad de la comisión de Agricultura, que pasa a manos del diputado bonaerense Mariano West. Esa resolución tendrá hoy tratamiento y confirmación en la sesión. Será la hora en que María del Carmen Alarcón confirme su destitución y vea, por primera vez en muchos años, cómo es eso de la soledad en política.

"Espero que no la suspendan" -por la sesión de hoy-, avisó Alarcón rodeada de cámaras de televisión. Es que allí piensa darse el gusto de decirles a sus hasta ayer socios políticos y hoy enemigos jurados las diatribas que en ese momento no encontraron receptores. "Me puse la camiseta de la Argentina apenas tomé la presidencia de la comisión de Agricultura, hace ahora tres años. Porque la camiseta de la patria es más importante que la de mi partido, al que pertenezco hace 37 años", disparó, tensa pero aliviada, la diputada Alarcón. Y desafió: "Yo voy a seguir acá, trabajando con esta comisión, desde el puesto que me toque, porque yo no abandono; me formé en la lealtad y no en la traición".

Con un trajecito verde, blusa del mismo tono, el tostado eterno de su piel y el pelo más negro azabache que nunca, Alarcón hizo su entrada estelar a la sala, a la hora señalada. De a poco se acomodaron los diputados de una comisión que tiene 31 miembros. A las 18, justo con el tiempo que marcaba el reglamento, se constituyó el quórum con 16 integrantes. Todos los no oficialistas, UCR, PRO, ARI, Justicialismo Nacional y hasta el cordobés Federico Alonso, del Partido Nuevo, dijeron presente.

El FPV, en cambio, pegó el faltazo en bloque, con excepción de Héctor Daza, vicepresidente 2º de la comisión, quien apenas iniciada la sesión se levantó de la silla y se fue del lugar.

El encuentro de la comisión se constituyó en un acto de prensa, y no faltó casi nadie. Incluso varios diputados ajenos se sentaron alrededor de la mesa. Por el ARI de Santa Fe, por caso, habló Susana García, y bajó una línea reglamentarista. "El artículo 107 es muy claro, la presidencia de las comisiones se eligen cada dos años y sólo puede ser removida por la totalidad de la Cámara", explicó.

El ARI llevó la solidaridad a Alarcón con mucha fuerza, explícitamente, pero trató a la vez de despegarse de los motivos políticos e intereses de sectores del campo que la Negra representa. Pero no lo logró. Carrió y su gente, otra vez, se subió con gran entusiasmo a un tren opositor y vio diluirse en el camino matices propios.

No muy distinta fue la actitud del radicalismo, que había anunciado que se abstendría en lo que -se suponía- iba a ser una sesión con el oficialismo presente. El santafesino Pedro Morini se sentó a dos lugares de Alarcón, en la cabecera de la mesa, y manifestó su amplia solidaridad. Se preguntó varias veces por qué el FPV no concurrió a la cita. "Tendrían que haber venido para discutir", reclamó. Y que luego "cada uno votara por sus convicciones", agregó. Pero Morini pecó de ingenuo. El oficialismo buscó y encontró una coartada supuestamente reglamentaria para no prestarse al circo de la decapitación de la dama en la plaza pública. Y con un agravante, con ellos -el FPV- en el rol de verdugos.

Por lo demás, diputados como Adrián Menem volvieron a tener cinco minutos de cámaras encendidas a su favor como en tiempos no tan lejanos, aunque parezcan de otra era. "Esto no me sorprende; fue una orden de la Casa Rosada. En este Congreso están ocurriendo cosas que nunca antes habían sucedido", dijo el hijo del hermano del ex presidente Carlos Menem. Con el sabor de una pequeña revancha en sus labios. Eso sí, trajo un dato interesante: "Yo fui presidente de esta comisión cuando el ex presidente Duhalde colocó las retenciones a las exportaciones agropecuarias, y el conjunto de la comisión sacó una nota de repudio. ¿Y saben qué? Jamás Duhalde me llamó por teléfono para reprocharme esa actitud". Con una camiseta que expresaba loas a la patria también estaba María Cecilia Pando, esposa de un militar que fue pasado a retiro por las cartas que ella escribía en el diario La Nación.

En la esquina de Riobamba y Rivadavia, mientras tanto, una batucada con todo el cotillón campestre le hacía el aguante a Alarcón en su hora más difícil. Por ahí andaba Miguel Saredi, presidente del grupo Pampa Sur, y principal aliado de María del Carmen con vistas al futuro armado político.

"¡Gracias diputada Alarcón!", decía un volante del grupo Pampa Sur, que inundó las veredas del Congreso. Para la diputada hoy será el primer día de otra vida, que empieza llena de preguntas.
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"Nunca me van a ver del lado de la traiciòn", dijo Alarcón.

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