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 sábado, 13 de mayo de 2006  
Ayer se conmemoró el Día Internacional de la Enfermera, en homenaje a la italiana Florence Nightingale
La formación en enfermería: del desprestigio a la calificación profesional
Los informes internacionales advierten sobre la falta de profesionales del área. En Argentina, 35 universidades forman en esta especialidad

Matías Loja / La Capital

“Tenés que nacer para trabajar de esto. Dicen que es una carrera corta, y por eso algunos la eligen, pero hay que tener vocación para esto, ya que la interacción con el paciente es una experiencia muy buena”. Con estas palabras, Juan Pablo, un estudiante de segundo año de enfermería de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) cuenta sobre los motivos por los cuales se decidió a estudiar esta carrera.

Juan Pablo llegó hace tres años a la ciudad procedente de la localidad santafesina de Bigand, al igual que otros miles de jóvenes que desde ciudades y pueblos cercanos llegan a la universidad local para realizar sus estudios superiores. “A mí la enfermería me gustaba desde un principio por la relación con el paciente. Se decía que la salida laboral era muy buena, pero más que eso, me gustaba la profesión”, comenta el estudiante.

“En mi caso, cuando ingresé tuve en cuenta las dos cosas, la salida laboral y el gusto por la carrera, por la relación con la gente, y porque es una formación integral que incluye hasta lo psicológico”, dice Bibiana, una alumna rosarina que hace tres años también se inclinó por la enfermería como formación universitaria.

Aunque uno y otra estudiantes remarcan la pasión y vocación necesarias para ejercer como enfermeros, ambos son conscientes del desprestigio que envuelve a la profesión, tratada muchas veces como un trabajo menor dentro del campo de la salud.

“Se siente el desprestigio de la sociedad, que tienen el imaginario del enfermero que te coloca una inyección por cualquier cosa. Pero lleva tiempo revertir esa situación y rescatar el valor que realmente tiene la profesión”, coinciden los estudiantes de la UNR.

Es que así como ellos, son cientos de jóvenes los que anualmente ingresan en la Escuela de Enfermería de la universidad local para cursar estudios superiores. Este año fueron alrededor de 1.150 los estudiantes que ingresaron en la escuela universitaria, tanto en el primer ciclo (de tres años, con título de enfermero), como para el segundo (dos años más, y título de licenciado). Y según datos de la Dirección de Estadísticas de la UNR, en 2004 egresaron de ambos niveles 218 estudiantes.

“El Ministerio de Educación dice que las escuelas de enfermería universitarias no producen el número de egresados necesarios, y es cierto. Pero uno también se pregunta en relación a qué. Porque si no tenemos recursos humanos suficientes, como profesores y no docentes, e infraestructura edilicia adecuada, no podemos formar la cantidad de ingresantes que llegan”, explica Teresa Micozzi, directora de la Escuela de Enfermería de la UNR y presidenta de la Asociación de Escuelas Universitarias de Enfermería de la República Argentina (Aeuera).

Es que, a diferencia de lo que sucedió con las carreras vinculadas con las ciencias duras, como las ingenierías, la enfermería pasó en los últimos años de una escasez de ingresantes a ser una de las carreras de mayor crecimiento porcentual de su matrícula; hecho que se explica, en parte, porque tras los primeros tres años de la carrera, los estudiantes ya pueden ejercer una actividad laboral como enfermeros, a diferencia, por ejemplo, de medicina, en donde se requiere para su ejercicio los estudios universitarios completos.
Más y mejores profesionales
Ayer se conmemoró el Día Internacional de la Enfermera, en homenaje al nacimiento de una profesional italiana del área que reformó el sistema sanitario, Florence Nightingale, quien nació el 12 de mayo de 1820.

Según el Informe sobre la Salud en el Mundo 2006, realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se advierte a nivel internacional una escasez “crónica de trabajadores sanitarios bien preparados”, al tiempo que destaca que las 1.600 facultades de medicina y las 6.000 escuelas de enfermería, en conjunto, no están produciendo la cantidad de titulados para enfrentar los problemas de salud. Al respecto, estudios nacionales del Ministerio de Salud de la Nación señalan que en el país hay cerca de 85 mil personas trabajando en la enfermería, de los cuales menos del 5 por ciento poseen título de licenciados en la disciplina.

“Aumento de hemorragias, infecciones cruzadas y accidentes intrahospitalarios son datos que están internacionalmente aceptados, de allí que se necesite formar más y mejores enfermeros”, comenta Micozzi, y agrega que en el país el déficit de personal se agrava con la relación con los médicos, ya que mientras que en la Argentina hay un enfermero por cada 4 médicos (3,5), los organismos internacionales recomiendan una relación inversa.

Pero además, la crisis laboral del país y la necesidad de buscar en otros lugares un horizonte profesional más próspero, hacen que muchos profesionales del área decidan emigrar al exterior para desarrollar su actividad.

Al respecto, el último informe de la OMS advierte sobre la necesidad de los países de gestionar la migración de trabajadores sanitarios, ya que de no hacerlo, esto puede traer “consecuencias nefastas para la salud”.

“A nivel mundial, una de la preocupaciones es que hay países formadores de recursos humanos y países utilizadores de recursos humanos. Y nosotros estamos entre los formadores, porque vienen de Europa y de Estados Unidos y se llevan contingentes de 20 o 30 personas, con el costo que eso implica para el país”, manifiesta la directora de la carrera de enfermería de la UNR, y destaca la gravedad de esta situación al afirmar que “nosotros hacemos el gasto, y ellos utilizan luego el recurso humano formado”.

“A nosotros en enfermería la emigración nos desabastece. Hay países que se ocupan de la formación del recurso humano pero los cobran, porque hacen un convenio con un país que lo necesita. Nosotros no, lo regalamos al profesional. Y en ese regalo se van los mejores”, destaca con preocupación Micozzi.

Pero a la par de este fenómeno, se registra a nivel local, sobre todo en las carreras vinculadas al ámbito de la salud, el fenómeno de inmigrantes que vienen de países de la región a estudiar a la universidad local. El año pasado La Capital difundió un estudio de un grupo de docentes de la Facultad de Psicología de la UNR sobre los “Procesos migratorios en estudiantes universitarios y sus efectos subjetivos”.

En aquel informe, realizado en base a testimonios de nuevos estudiantes de psicología, se destacaban las expectativas y problemas, como el desarraigo, de una importante cantidad de ingresantes de esa facultad provenientes de otras localidades.

“A diferencia de lo que se ve en Psicología, en la carrera de enfermería hay un número significativo de jóvenes de otros países latinoamericanos que vienen a estudiar aquí”, dice Alejandra Ballerini, una de las psicólogas que participó de la investigación y que trabaja también en esta escuela de la UNR. Y agrega que incluso se ven familias enteras que llegan convocadas por estos estudios. “La de las personas que llegan de otros países, fundamentalmente peruanos, a estudiar en Rosario se dio también en la década del 60, y es uno de los fenómenos migratorios que más se sostuvo en el tiempo”, comenta la psicóloga.
Del desprestigio a la calidad
“La enfermería es una carrera muy desprestigiada. Algo así como que en la medicina están los que piensan y enfermería los que hacen, pero en realidad eso se está modificando, y sobre todo en los países del primer mundo”, manifiesta Micozzi acerca de los imaginarios sociales que envuelven a la carrera, muchas veces tenida como un escalón sustancialmente inferior al del médico.

Otras de las realidades que afectan a la profesión es que, al igual que sucede con los médicos, las grandes ciudades concentran el mayor número de enfermeros. “El argumento es que como en las provincias no tienen recursos humanos formados, no forman tampoco, y la salida es formar el auxiliar, el agente sanitario, que bienvenido para la función de pueden cumplir, pero que no es comparable con la formación universitaria”, apunta Micozzi.

“Hoy nosotros hablamos de déficit cuantitativo y cualitativo. Porque no sólo hace falta cantidad, sino también calidad. Y en eso es fundamental la formación. Hay varios niveles, uno auxiliar, de 9 meses, al que se ingrese con el primario completo, que estamos tratando de que no se forme más; un segundo nivel técnico, que requiere secundario completo y dura tres años, y uno profesional de 5 años. La idea ahora es profesionalizar la formación de los distintos niveles”, explica la presidenta de la Asociación de Escuelas Universitarias de Enfermería de la República Argentina, quien comenta que en el país hay cerca de 50 escuelas terciarias y 35 universitarias dedicadas a la formación de estos profesionales.

Así, y al igual que un informe reciente de la Unesco, en materia de la salud se advierte la necesidad de contar con una mayor cantidad de profesionales calificados para cumplir con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, del año 2000, que proponen llegar al 2015 con salud y educación para todos. Calidad y cantidad que, además de necesitar una inversión financiera y una decisión política estatal para alcanzarla, requerirá también de una planificación profunda para evitar que los mejores, sean enfermeros o docentes, terminen desarrollando su actividad profesional en otras tierras.
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Teoría y práctica. En la Escuela de Enfermería de la UNR estudian más de 3.000 alumnos. Este año ingresaron 1.150 estudiantes a los distintos niveles de la carrera.

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