Gualeguaychú no quiere un acto político

Walter Palena / La Capital

Gualeguaychú (enviado especial).— El frío del atardecer cae en forma de leve rocío sobre Gualeguaychú. Al costado de la ruta, a unos 15 kilómetros de la cabecera del puente internacional, un grupo de asambleístas reposa vigilante en una casilla rodante. No quieren abandonar la ruta por dos razones: cuidar el campamento y seguir con atención las noticias que bajan desde Buenos Aires sobre el acto que encabezará mañana Néstor Kirchner.

  “Todavía no sabemos cuál es la postura del gobierno”, dice a La Capital Jorge Fritzler, integrante de la Asamblea que anoche permanecía haciendo el aguante a la vera del camino que comunica con Fray Bentos. “No queremos que el acto se transforme en algo político”, agrega, mientras sorbe un mate que le alcanza Miguel González, uno de los primeros de esta singular movida ambiental.

  Ambos, ciudadanos comunes devenidos en ecologistas por las circunstancias, no disimulan su desconfianza hacia los verdaderos motivos que llevaron al gobierno a hacer semejante demostración de fuerza en contra de las papeleras.

  “Nuestro lema, desde siempre, es «no a las papeleras». Toda Gualeguaychú está concientizada con eso”, subraya Fritzler. Esta consigna choca con lo escuchado hasta ahora por los funcionarios nacionales y hasta por el propio presidente, quien nunca se refirió a que se paralicen las obras definitivamente, sino en forma temporal para realizar un estudio de impacto ambiental.

  Si la propuesta del gobierno es, como piensan, demandar a Uruguay ante La Haya, será bienvenida. Pero también exigen que las papeleras no se construyan aquí ni en ningún lugar de la cuenca del río Uruguay. “Por eso queremos hablar con el presidente antes del acto: no sabemos cuál es su posición integral del conflicto”, reitera.

  Mientras Fritzler, su pequeño hijo francisco y González siguen en el campamento, la Asamblea volvió a sesionar anoche en la Casa de la Cultura. Allí se volvió a mocionar sobre el pedido de audiencia a Kirchner para que cualquier “tema no agendado” los sorprenda o esté en colisión con sus intereses.

  La misma asamblea resolvió el martes a la noche, luego de despejar la ruta, qué cosas se aceptarán y qué no cuando Gualeguaychú sea invadida por políticos de todas las tendencias. “Tenemos miedo de que la gente que venga a ver y escuchar al presidente lo tome como un acto político. Los únicos carteles permitidos son los que expresen «no a las papeleras». Y las banderas argentinas o uruguayas, ninguna que tenga algún símbolo partidario”, advierten.

  “Acá hay gente de todas las clases sociales, debatimos, discutimos, pero nunca hubo agresión física. Esto es distinto a lo que pasa en otros lugares, donde los conflictos internos se dirimen a las trompadas, como en la UBA”, se encrespó Fritzler.

  Los gendarmes están a unos 50 metros del campamento ecologista. Allí estaban anoche dos efectivos intentando sintonizar un aparato de TV que le dejaron en comodato los asambleístas. Porfiaron por varios minutos con una antena que no les sirvió de mucho para lo que querían: mirar el partido de Newell’s y Vélez, alguna novela o cualquier programa que rompa con la abulia y el extremo silencio de la noche, sólo interrumpido por el paso de algún vehículo en la ruta liberada. No se sabe si definitivamente: dependerá lo que diga Kirchner, el viernes, y de lo que haga después.