El partido de vuelta no tuvo un ambiente tan caldeado

El incidente provocado por hinchas de Newell's hace una semana, cuando ingresaron a la zona de vestuarios de Vélez con intenciones de amedrentar a los jugadores, podía generar algún tipo de represalia de parte de los de Liniers. Para evitar esto los dirigentes velezanos tomaron todas las precauciones necesarias y pusieron doce hombres de seguridad para que custodiaran al plantel rojinegro, aparte de la vigilancia que llevó el conjunto rojinegro.

"No queremos que algún estúpido cometa alguna locura", dijo el vicepresidente velezano Raúl Gámez. Y el objetivo se logró, ya que los jugadores no tuvieron ningún inconveniente en el Amalfitani.

Una de las pocas locuras que se cometieron en el estadio fueron protagonizadas por los hinchas rojinegros, que en el primer tiempo le arrojaron dos proyectiles a Gastón Sessa, quien en ambas ocasiones los recogió y se los mostró al árbitro Giménez. El juez tomó nota pero hizo seguir el partido hasta que a los 17' desde la tribuna visitante partió un petardo que explotó a pocos pasos del Gato, que se aprestaba a sacar desde el arco.

El arquero hizo gestos de aturdimiento y salió disparado hacia el centro del campo, lo que obligó a Giménez a detener el encuentro durante dos minutos.

A partir de ese instante sólo se vivió un clásico duelo verbal que acompañó el desarrollo del choque decisivo.

En el epílogo los hinchas de Newell's se quedaron gritando por un largo rato y despidieron a su equipo con una ovación, satisfechos de haber visto la entrega total de los jugadores. Y dejando de lado todos los incidentes del comienzo.