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 sábado, 08 de abril de 2006  
Elecciones italianas 2006
Un puñado de "extranjeros" deberá lograr la hazaña de ser oído en Roma
Los residentes italianos en el exterior podrán elegir por primera vez a sus propios candidatos en la legislatura

Roma.- Italia va a las urnas el 9 y 10 de abril, y por primera vez italianos residentes fuera de la Península y descendientes de italianos con ciudadanía podrán ejercer su derecho a votar. Hasta ahora recibían por correo una ficha en cartulina enviada por el municipio donde habían residido en Italia en las que se les notificaba de la inminencia de las elecciones. Pero para votar había que viajar hasta la lejana Península, algo imposible por razones económicas y de tiempo. Además, como resulta bastante conocido por la campaña que realizaron, esta vez los italianos en el exterior pueden elegir a sus propios candidatos, y no a aquellos seleccionados en Italia. Por esto los millones de italianos en el exterior tendrán desde la próxima legislatura a sus propios representantes.

Ahora, con la campaña en Argentina concluida -el Consulado en Rosario recibió votos por correo o personalmente hasta el 6 a las 16- vale preguntarse si los futuros representantes de los italianos en el exterior, una vez sentados en sus escaños en Roma, podrán cumplir con lo que han prometido a sus electores.

Es que los elegidos serán un puñado de recién llegados que deberán hacerse escuchar en un Parlamento de proporciones enormes y con un establishment muy consolidado (hay decenas y decenas de líderes partidarios que se aprestan a ser cómodamente reelectos en colegios electorales "seguros").

Al mismo tiempo, la típica fragmentación de la política italiana hará que estos pocos votos puedan representar, si están juntos e inteligentemente utilizados, un importante poder negociador.

La Cámara de Diputados (Cámara a secas en Italia) está formada por 630 diputados. Su sede es el palacio Montecitorio. En la nueva Cámara, que surgirá de estas elecciones, 12 diputados de esa multitud de legisladores serán representantes de los italianos en exterior. En el Senado los votados fuera de Italia serán seis, sobre un total de 315 representantes.

El sistema político italiano es parlamentario, lo que significa que la política se hace en gran medida en las Cámaras. Los jefes de gobierno y muchos de los ministros son a la vez legisladores, ya que el Ejecutivo "sale" del Legislativo.

Las particularidades que se derivan de este sistema, así como los barrocos códigos de la vida política peninsular, deberán ser aprendidos rápidamente por los nuevos llegados si es que quieren realizar una tarea parlamentaria eficaz.

Por otra parte los "extranjeros", al provenir de los cuatro rincones del mundo, serán muy heterogéneos entre ellos: un ítalo-argentino se encontrará con un ítalo-alemán o un ítalo-estadounidense, por ejemplo. Habrá que ver qué habilidades muestran los legisladores cuando se trata de sumar fuerzas para imponer en una Cámara o un Senado de cientos de integrantes un tema que interese principalmente a ellos y a sus representados, los italianos en el exterior.


Una agenda complicada
Cómo intercalar en la extensa agenda parlamentaria italiana el temario específico de los emigrados y sus descendientes con ciudadanía será entonces el gran desafío para los 18 nuevos integrantes llegados desde los más diversos rincones del mundo.

En el caso de los representantes que forman parte de partidos con amplia representación en Italia, los contados "extranjeros" tendrán la nada fácil tarea de convencer a sus compañeros de bancada de estudiar e impulsar los proyectos que interesan a sus lejanas comunidades. La situación se presenta aún más ardua para aquellos que compiten en listas independientes. En la escena parlamentaria italiana resulta muy difícil actuar y hacerse escuchar sin el respaldo de un sólido aparato partidario.

Los candidatos prometen mejorar los servicios consulares, aumentar las pensiones y dar cobertura de salud. Todo esto significa mucho dinero. En un país que no pasa por su mejor momento económico ni mucho menos, que arrastra la deuda pública más grande de Europa, que creció 0% en 2005 y que vive un clima colectivo de ajuste y caída del nivel de vida, conseguir esos fondos será una hazaña extraordinaria. Ahí se verá quién tiene más "llegada" a los dirigentes que cuentan.

Según se informa en la página web de la Cámara, su presupuesto de gastos en 2006 es de 175.885.000 de euros. Esto da un promedio de 1,7 millón de euros por parlamentario.
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Los afiches de BErlusconi y su adversario Romano Prodi llenaron las calles de Roma.

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