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 sábado, 17 de diciembre de 2005  
Las fiestas en una burbuja

Luis Fedullo

Cierto es que en cada celebración nos gusta ofrecer espumantes (champagne para los de Reims). Y los ofrecemos tanto en el prólogo de un evento como en el epílogo, llevando las copas al cielo en un brindis.

No existe bebida en el mundo que esté tan relacionada con el festejo. Eso hace que encontremos cada vez más etiquetas de diferentes estilos, calidades y precios, que dificultan la elección.

En esta nota no busco contarles sobre el origen de tan famosa bebida, sino cuál y qué espumante elegir para estas fiestas. Me gusta decir que no existe el mejor vino; tampoco el mejor espumante. En realidad, el mejor vino es el que más nos gusta. Para tener un criterio evaluativo justo, cuanto más nos animamos a probar más cerca estaremos de "nuestro vino".

A la hora de seleccionar el espumante es vital tener en cuenta las características de la velada, cantidad de personas, entorno, alimentos que se servirán, y por último, la capacidad de apreciar lo que elegimos que tienen los invitados.

El espumante es, si se quiere, el vino más social. Y la mayoría de las veces, cuando los invitados son muchos, lo ideal es optar por etiquetas reconocidas que van a darle prestigio a la ceremonia. Pero cuando la reunión es familiar, íntima, es cuando podemos presentar espumantes diferentes y hasta varios en una misma velada.

No tengamos temor de ofrecerlos durante las comidas. Varios soportan diferentes intensidades de platos, y teniendo en cuenta la temperatura reinante a la hora de celebrar las fiestas de fin de año por estos pagos, son una buena y creativa propuesta.

Una buena elección sería combinar frutos de mar o quesos ligeros de entrada seguidos de carnes blancas asadas o rostizadas sin salsas pesadas ni exceso de especias, que maridan bien con espumantes rosados.

A la hora de los postres, la elección tendría que centrarse en los demi sec, sec o dulces. También probé y me dejó muy buena impresión el moscato dolce, de Lagarde, único en su tipo, de nariz compleja de duraznos en almíbar y boca dulce y elegante. Además contiene bastante menos alcohol que lo habitual.

Algunos de los nuevos para sorprender son el Sietefincas, de homónima bodega boutique mendocina que sólo produce pequeñas cantidades de botellas de un espumante elaborado con uvas chardonnay, chenin y pinot noir, de burbuja fina y elegante, aromas y sabores muy frutados. Es un espumante muy fácil de beber, ideal para noches calurosas y buenas compañías.

Giménez Riili también presentó un nuevo espumante de partidas pequeñas, elaborado con uvas chardonnay y pinot noir, de muy buena intensidad para los que se animen a disfrutarlo con platos de carnes blancas.

Por su parte, Alta Vista ofrece Atemporal, con mucho pulso francés en un método champenoise elegante y sofisticado que sabe mejor, mucho mejor de a dos.

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