En Foco. Guerra a los precios

Aún a riesgo de retroalimentar las expectativas inflacionarias, el gobierno sigue poniendo en el foco de su gestión la guerra a los precios. la ministra de Economía, Felisa Miceli, difundió finalmente la famosa lista de más de 200 productos que gozarían de descuentos del 15% en las principales cadenas nacionales de hipermercados.

La nómina no incluye precios, por querer evitar el Ejecutivo aparecer como fijando valores máximos, lo cual sembró la desconfianza entre las organizaciones de consumidores y las entidades que nuclean a supermercados regionales y pequeños comercios del interior, que se vieron obligadas a armar sus propias canastas para competir con las "ofertas de temporada" acordadas entre el gobierno y las firmas más grandes.

Poco importa si, como en el caso de la Cadena del Centro, la canasta social lleve ya tres ediciones. La reunión de los comerciantes con el intendente Miguel Lifschitz expresó claramente la necesidad de "armar algo" frente a eventuales desplazamientos de consumidores tentados por el marketing oficial que el Estado obsequió a las cadenas nacionales.

Pero la jugada más fuerte del presidente Néstor Kirchner fue la guerra casi terminal que planteó al amenazar con una nueva suba de retenciones de 10 puntos a las exportaciones de la carne. Una jugada arriesgada frente al hecho cierto, más allá de algunas maniobras especulativas, de que buena parte del problema de precios de la carne está en el desequilibrio objetivo de una oferta estancada frente a una demanda creciente, asociada en gran medida a un éxito de la política de ingresos del propio gobierno.

No es una apuesta menor tirarle todos los cartuchos a un sector que de inmediato reaccionó con la típica amenaza de despidos, si el final del historia presentara un escenario de obreros de los frigoríficos parados y precios en alza.

Paralelamente, Miceli anunció el lanzamiento de una línea de créditos por 1.500 millones de dólares para financiar proyectos de inversión, que en números constituye prácticamente la conversión del Banco Nación en la banca de desarrollo que vienen reclamando los empresarios. Tanto la ministra como el presidente consideraron que esa transferencia de recursos ayudarán a solucionar los cuellos de botella que hoy estarían impulsando el alza de precios.

El gobierno sigue considerando a la inflación como la madre de todas las batallas, aunque sus múltiples causas (incluida la herencia de 30 años de concentración económica y regresión distributiva) no permitan definir una única estrategia. En este marco, la Municipalidad de Rosario aportó lo suya con un aumento de tasas cuya pretensión de progresividad no logra traspasar el límite de las zonas costeras o residenciales donde se expresa con crudeza el boom inmobiliario y que, como contrapartida, le sumará una pena a unos cuantos asalariados e inquilinos.