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 domingo, 06 de noviembre de 2005  
Tema del domingo
En la cumbre, la pobreza

El presidente Néstor Kirchner evitó las metáforas durante sus intervenciones en la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Ante sus pares del continente dejó bien sentada su opinión acerca de que al Fondo Monetario Internacional y al gobierno de Estados Unidos alguna responsabilidad les cabe en la pobreza estructural que padecen las naciones más rezagadas de la región, entre la que incluyó a la Argentina. Definió sin medias tintas al organismo de crédito: “...tiene una actitud perversa” y “le niega a la Argentina la refinanciación de la deuda”.

  De las últimas administraciones estadounidenses dijo que provocaron “miseria, pobreza e inestabilidad democrática” y al actual primer mandatario George Bush —que lo miraba de cerca en un lugar de privilegio del recinto de las deliberaciones— le pidió un “ejercicio responsable de su liderazgo”.

  Kirchner arrojó a un plano secundario el gran tema de las conversaciones preliminares del foro continental, la adhesión al Alca. Determinó ante sus pares de América que —en su opinión— “no nos servirá cualquier integración”, sino aquella que “reconozca las diversidades”.

  A modo de contraposición y en un tono de voz que se escuchó casi como un latiguillo de campaña política, advirtió que la “gobernabilidad estará en riesgo si no creamos trabajo” y que el rol de los inversores de capitales internacionales (en especial estadounidenses y europeos) debe ser el de operar con responsabilidad social. “Debemos lograr que la globalización sea para todos y no unos pocos”, remató.

  Para que se trasluzca su resistencia al Alca especificó que “un acuerdo no puede ser un camino de una sola vía, de prosperidad en una sola dirección”. De ese modo hizo pública una decisión comentada entre bambalinas: que no prosperaría en Mar del Plata el plan de alcanzar un aval de la mayoría de los mandatarios al proyecto de integración comercial promovido por Estados Unidos con la asistencia de México y después Chile. De hecho, todo acabó en una farragosa negociación para dar una salida elegante al asunto en la redacción del documento final de la Cumbre.

  Kirchner habló de lo urgente al abordar las razones que en su opinión provocan hambruna en la región. Especificó que la Argentina es una muestra trágica de la aplicación de recetas del Fondo Monetario y acusó a la dirigencia nacional que tuvo parte de la responsabilidad en la implementación de esas políticas. En esa puesta en escena apuntó a los gobernantes del país del norte para que también asuman su rol en la generación “desmedida” de deuda externa.

  Lo duro del discurso presidencial puede haberse fundamentado en la complacencia del mismo George Bush, quien le había dicho pocas horas antes que “Estados Unidos lo ha ayudado en un primer momento y ahora creo que usted se puede defender ante el FMI con una mano muy firme”. Además, el principal actor de la economía y la política mundial dejó una advertencia grabada en los micrófonos de los cientos de periodistas acreditados para seguir lo más cerca posible los sucesos de Mar del Plata: “Tiene que haber certidumbre de que no han cambiado las reglas para que los inversores digan: este es un buen lugar”. El hecho de que el país está recibiendo inversiones extranjeras demuestra que se están tomando decisiones prudentes.

  Por andarivel aparte, el presidente venezolano Hugo Chávez cosechó los frutos que sembró con la ayuda de Diego Maradona. Demostró una formidable condición para dirigirse a multitudes y en el estadio mundialista recogió millones de aplausos para su causa y la de Fidel Castro, que es la de abonar la resistencia popular a Estados Unidos en Sudamérica y promover una alianza continental que excluya a la principal potencia del mundo. “Viva el Che, viva Evita, viva el peronismo”, disparó el mandatario caribeño y —abrazando a Diego— desató los gritos de miles de personas entre las que se contaban algunos notables de la vida política y social de la región como el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y el líder boliviano Evo Morales.

  La violencia en las calles no fue el entorno esperado por las autoridades. En rigor, se habían preparado para enfrentar columnas más enardecidas que unas cuantas decenas de exacerbados que descargaron su furia contra edificios de empresas donde a diario trabajan miles de argentinos. Atrasados hasta en las metodologías de protesta, cargaron contra sucursales de bancos y locales de comidas cuyos accionistas quizás jamás se enteren de que un puñado de personas les provocaron destrozos. Por tal razón las autoridades nacionales se apresuraron a informar que el Estado argentino se hará cargo de las reparaciones que sean necesarias a marquesinas destruidas y salas de recepción incendiadas.

  La Cumbre de las Américas terminó, resta conocer qué dejó de bueno para los pueblos que institucionalmente representa. Como síntesis, vale reiterar que Kirchner también dijo: “Nuestra pertenencia al Mercosur y a la comunidad sudamericana es primordial”.


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