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 domingo, 06 de noviembre de 2005  
Mercedes Sosa: "Para los buenos todo es más difícil"
Tras superar una crisis de salud, la cantante volvió con el CD "Corazón libre" y anunció que regresará a los escenarios el próximo jueves en el VI Encuentro Música de Provincias, en Buenos Aires

La frase "Me caigo y me levanto" podría resumir la vida de Mercedes Sosa, quien comenzó su carrera en Uruguay "porque lo suyo no era comercial", según le aclararon algunos productores argentinos de la época. Después gestó y firmó junto a su marido Oscar Matus, el poeta Armando Tejada Gómez y el guitarrista Tito Francia, el Manifiesto del Nuevo Cancionero. Nada resultó fácil para esta mujer de origen humilde y sueños grandes, porque luego vino el exilio "aunque no tenía causas con la ley", sin embargo marchó detenida hacia una comisaría junto con todo su auditorio tras un recital en La Plata. Al poco tiempo se colgó el bombo al hombro, tomó la mano de su hijo Fabián y partió rumbo a Europa.

El mundo le abrió sus puertas y la ungió como una de las mejores cantantes folclóricas del mundo. El público sigue esperando sus nuevos frutos y ella, como una cigarra, sigue cantando al sol. Hoy vuelve con un nuevo disco, "Corazón libre", en el que revela cuál es su fuente y verdadero manantial inspirador: el folclore argentino.

-Ya pasaron 40 años desde que debutó en Cosquín en un escenario al que no subía cualquiera...

-No vaya creer. Siempre ha sido difícil para los artistas buenos. Es fácil para los malos artistas porque son apadrinados por sinvergüenzas como Isella, entonces con ése sube cualquiera. Armando Tejada Gómez le ha salvado la obra con su poesía, porque la música de él es buena, pero la poesía de Armando es maravillosa.

-Cuando llegó a Cosquín invitada por Jorge Cafrune ya tenía un camino recorrido.

-Yo ya cantaba en Uruguay, en la radio, en la televisión y en Teluria, un lugar donde se hacía folclore.

-¿Qué relación tenía con Uruguay?

-Allá se pasó mi disco "La voz de la zafra" y gustó mucho. Acá me dijeron que no era una artista comercial. Pero en Uruguay había un santiagueño, que tenía adoración por "La Zafrera" que yo grabé y cuando llegué la gente me estaba esperando.

-Qué ironía que una tucumana tenga que agradecerle a un santiagueño...

-(Risa) Sí, a un santiagueño y en Uruguay, además... El era el hombre que tenía la audición más importante de la radio, tenía una audición que se llamaba "Entre mate y mate canta Carlos Gardel". Ahí empecé a trabajar. Fue una vida larga, difícil, dura, porque yo era una artista seria.

-¿Piensa que su firma en el Manifiesto del Nuevo Cancionero le costó a su carrera sacrificios que pudo haber evitado?

-No, no, no. El manifiesto fue una creación de Matus y yo le escribí a Armando (Tejada Gómez) una carta donde le decía que era necesario crear este movimiento en el que no se le robaba a la gente del pueblo sino que proponía, a partir de (Atahualpa) Yupanqui o de Buenaventura Luna, empezar a componer y la poesía tenía que ver mucho con esto. No era un movimiento folclórico pintoresquista sino que buscaba el respeto por el ser humano.

-¿Se cumplió alguno de esos propósitos?

-Se cumplieron, pero murieron muchos. El costo fue muy alto. Cuando vine de Europa era muy difícil tener un repertorio nuevo porque los jóvenes compositores, poetas, estaban muy asustados realmente por los militares. Ahora es una cosa maravillosa cómo están componiendo.

-¿Por qué no está Colacho Brizuela en "Corazón libre", su nuevo disco?

-Ah, porque Colacho se fue... No porque yo lo corrí ¿eh?. Se fue porque no quería trabajar más conmigo, trataba mal a los compañeros. Se engrupió. Creyó que era Gardel. Desgraciada la persona que cree que es Dios cuando solamente es un acompañante.

-Ahora que se reabrieron algunos juicios contra militares que habían sido perdonados por ley, ¿qué piensa de esto?

-Está bien y creo que tendría que haberse hecho antes. Ha muerto tanta gente que no sabemos dónde están. Yo grabé en este nuevo disco una canción de mi sobrino Coqui (Sosa), que dice que buscamos en las primaveras las tumbas permanentemente...

-Una vez dijo que su canto no llegaba al pueblo, ¿lo consiguió ahora?

—Al pueblo nunca he llegado y nunca llegaré, porque no soy rubia y de ojos celestes. . . Acá solamente triunfan las rubias de ojos celestes en el pueblo. Tengo un público culto, un público de intelectuales, pero a la gente del pueblo, a la que está muerta de hambre, a la que no tiene casa, la que no tiene donde dormir, a esa gente le llega la cumbia, le llega todo lo contrario de lo que yo canto.

—En Rosario sucedió algo similar con Chacho Muller.

—Yo lo comprendí a Chacho y grabé sus obras. También lo llevé a Falú para que le grabe cosas. He querido mucho a Chacho Muller y a último momento grabé "Ay, Soledad" en su último disco.

—¿Ve a la Argentina mejor que cuando regresó en el 83?

—No, no la veo mejor, pero por lo menos hoy tenemos un presidente y su mujer que no son frívolos, que son trabajadores. Hay que tratar de que la gente no pase hambre, que tengan casa y tengan comida, que los chicos tengan escuela, guardapolvos. Yo misma cuando era chica he sufrido: tenía que ir a la cooperadora para que me regalaran las zapatillas y el guardapolvo. A veces se nace en la pobreza y allí se conoce todo, y a veces se nace en la riqueza y se desconoce todo. Pero yo le digo a usted que faltan cosas acá y creo que el presidente y la señora saben, porque ellos han estudiado. Y se lo digo porque la conozco a Cristina (Fernández) y no son gente frívola, entonces ellos sabrán perfectamente qué van a hacer para solucionar esto.

—¿Qué siente cuando dicen que usted hace declaraciones solidarias pero cobra mucha plata por sus actuaciones?

—Yo junto plata trabajando. Pero de ahí a ser millonaria. . . Ah sí, yo cobro y voy a seguir cobrando, porque la persona que me contrata me tiene que pagar, no veo por qué no voy a cobrar. Cobran los jugadores de fútbol que no han leído un libro, porqué yo no voy a cobrar. Usted no lo tendría que decir si fuera inteligente.

—No es lo que yo pienso.

—Usted es como Hadad. Hadad me dijo que yo soy de izquierda, ¿y por eso me voy a ir a vivir a un rancho? Ni lo sueñe Hadad, ni nadie como Hadad. . . Yo cuando viajo pido los mejores hoteles y me los dan porque soy una artista con fama internacional. No hay artista acá, y créame usted, que sea internacionalmente famoso. Todos son conocidos por acá y lo puede decir la gente que si me contrata la Deutsche Grammophon no lo hace sólo porque canto bien; ellos saben que pueden vender discos en Corea, en Japón, en todo el mundo y eso hay que pagarlo. Porque yo tengo mis músicos, mis técnicos, viajo con 12 personas y tengo que cobrar. Usted no debe preguntar una cosa de tan mal gusto como esa.

—Está bien. ¿Siente que la reconocen más afuera que acá?

—No. mi patria es única y si no me reconocen me las aguanto. Recuerde usted que canto en el Lincoln Center o el Carnegie Hall un solo día y no es lo mismo que estar en un país que está apoyando y es cómplice de la carrera de uno. Yo no encuentro el modo de agradecer a mi patria el amor que me tiene. Acá hay tres figuras muy conocidas en Europa, dos están muertas, que eran Piazzolla y Yupanqui, y yo. Después no hay nadie más.

—A veces nos arrepentimos por no hablar a tiempo. ¿Usted se quedó con ganas de decirle algo a alguien?

—No. Yo le estoy hablando la verdad y le estoy diciendo lo que tengo que decir. Yo no me quedo con las ganas de decir cosas.
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