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 sábado, 15 de octubre de 2005  
El temido "Torombolo", otra vez en libertad
El muchacho de barrio Tablada estaba involucrado como partícipe del crimen de un joven en enero pasado

Guillermo Adrián Pérez está una vez más en libertad. Torombolo, como lo conocen en el barrio Tablada, dejó la cárcel de Coronda donde estaba desde mediados de enero último después de que la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal revocara el procesamiento que pesaba sobre él y otros dos jóvenes por el homicidio de un adolescente. Así las cosas, el crimen volvió a fojas ceros y sin culpables a la vista mientras que los vecinos de la zona sudeste de la ciudad ya demuestran signos de alarma por la presencia de un muchacho con muy mala fama en la barriada.

Torombolo tiene 21 años y varios antecedentes penales sobre sus espaldas. El crimen por el cual había sido procesado ocurrió el 6 de enero último frente a una vivienda de pasaje Santa Rosa de Lima al 100. Allí había un grupo de jóvenes que conversaban y jugaban a las cartas en la vereda escapando del agobiante calor del verano rosarino. Poco después de la medianoche, pasaron frente a ellos dos pibes en bicicleta y dispararon con armas contra el grupo provocando la muerte de Norberto Acuña, de 19 años; además de heridas a Sebastián Arteta, de 18, y a la abuela de este joven, María Elena Riquelme, de 75.

Según el procesamiento dictado por la jueza de Instrucción Raquel Cosgaya contra Torombolo y sus secuaces, Héctor Luis Sosa y Matías Nicolás Nuñez, los tres muchachos estaban en un Fiat Duna estacionado cerca del lugar del hecho y fueron quienes proporcionaron las armas asesinas y las recibieron tras el ataque. Por eso los encontró penalmente responsables de ser partícipes de homicidio, tentativa de homicidio y lesiones graves. Además, Rosana Elida Navarro fue procesada en la misma causa por encubrimiento agravado y tenencia de armas de guerra. En cuanto a los que apretaron los gatillos, serían dos menores de 15 años que por su edad no son punibles y están a disposición del juez Jorge Zaldarriaga.


Testimonio poco convincente
En la revocatoria del procesamiento, los integrantes de la Sala II de la Cámara, Juvencio Mestres, Ramón Ríos y Humberto Giménez destacan que fue la misma jueza Cosgaya la que caracterizó el hecho como "de naturaleza compleja...devinieron en soluciones múltiples y diversas" y que incluso los testigos "no colaboran demasiado en cuanto a esclarecer la verdad de lo ocurrido y prefieren referir a comentarios a escucharon, sin comprometerse directamente a aportar datos".

En ese orden, manifiestan los jueces, hay una "versión única que cimenta la participación que habrían tenido los procesados" pero ponen de relieve que lo dicho por ese testigo en distintos momentos no siempre es coincidente. Y también destacan que es "un testigo de una capacidad visual, imaginativa e incluso locomotiva, muy llamativa".

También dice la Sala II de la Cámara que del relato del testigo clave surge que los movimientos realizados por los asesinos y sus cómplices, entre los que estaría Torombolo, hubiese requerido "para haber sido vistas realmente, de un testigo que se la pasara corriendo de un lugar a otro entre varias manzanas".

Por todo eso, los jueces entendieron que hay "ausencia de testimoniales que apunten a la existencia del auto (en el que estaba Torombolo) y la discordancia entre las armas incautadas a los sospechosos ocupantes del vehículo y las utilizadas en el hecho". Así las cosas, Torombolo, Nuñez y Sosa se vieron beneficiados por la revocatoria y recuperaron la libertad durante esta semana.
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