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 domingo, 31 de julio de 2005  
En honor a la madre tierra
Salta y Jujuy son la cuna de los festejos de la Pachamama. Esta noche comienza el ritual que continúa durante agosto

La veneración de la Pachamama está considerada la más antigua de las celebraciones religiosas de la región andina de América del Sur. Es uno de los festejos que sobreviven con rituales milenarios, danza y una fiesta continua, bien alimentada y mejor aderezada de alcoholes, que se extiende por más de treinta días. La ceremonia es para honrar, agradecer y pedir a la Madre Tierra por la prosperidad de todo el año. Los festejos se convierten en un espectáculo de color, música y bailes que recupera coplas ancestrales en las voces quichua y aimara. Una fecha que recupera el espíritu comunitario y lo extiende a los visitantes.

Los festejos arrancan el primer día de agosto, el Día de la Pachamama. La ceremonia empieza muy temprano, con el sahumerio de la vivienda, sus habitantes y las visitas. La basura juntada en las esquinas hace de base a la humareda que se complementa con chacha y pupusa, dos plantas aromáticas típicas del Noroeste.

Al mediodía se realiza el convido, la ceremonia en la que se alimenta a la Madre Tierra. El ritual se hace en un pozo en la tierra -habitualmente se cava en el centro del patio- donde se colocan el sahumerio y la chicha, una bebida alcohólica típica y muy popular en la región. Los lugareños se arrodillan frente al pozo para pedirle perdón a la Tierra, le agradecen y rezan. Luego depositan en el pozo comidas criollas, hojas de coca, bebidas y otras ofrendas para nutrir el agradecimiento y el pedido.

La ceremonia concluye al tapar al pozo con una piedra blanca, lo que se conoce como una apacheta y es la marca que identifica al lugar para volver el próximo año a agradecer y pedir por otro período de prosperidad para la comunidad. La Madre Tierra también recibe cigarros encendidos que se prenden al final de la ceremonia y se dejan en la apacheta.

El espíritu comunitario se consolida al final del ritual. Todos los participantes se toman de las manos para expresar el espíritu de hermandad y danzan en rueda alrededor del hoyo, al son de cajas y quenas en coplas.

Ese día, indica la tradición, hay que ponerse unos cordones de hilo blanco y negro, confeccionados con lana de llama hilado hacia la izquierda. Estos cordones se atan en los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la Pachamama, según cuenta un relato del pastor colla de Yaví, Jujuy, recopilado por Berta Vidal de Battini.

El origen de la Pachamama se rastrea en dos sentidos. Uno recupera lo que significaba para la cultura quichua, que la consideraban la Madre Tierra de los cerreros peruanos, bolivianos y del nordeste argentino. El investigador Adán Quiroga indica que Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es madre. "La Pacha Mama es un dios femenino, que produce, que engendra. Su morada está en el cerro Blanco -el nevado de Cachi, en Tucumán-, y se cuenta que en la cumbre hay un lago que rodea a una isla. Esta isla es habitada por un toro de astas doradas que al bramar emite por la boca nubes de tormenta.

Según Rigoberto Paredes el mito debió referirse primitivamente al tiempo, tal vez vinculado en alguna forma con la tierra. El tiempo que cura los dolores, que distribuye las estaciones, fecunda la tierra. Pacha significa tiempo en lenguaje kolla, pero con el transcurso de los años, las adulteraciones de la lengua y el predominio de otras razas, finalizó confundiéndose con la tierra.

La Pachamama es un ritual que recupera la prioridad de lo femenino sobre lo celestial. La historia cuenta que es la diosa la que sobrevive a Pachacamac, quien muere después de fecundarla. Y que esa cópula sagrada es el origen de los dioses del cielo: el sol y las estrellas.


En Salta
La fiesta central de la Pachamama en tierra salteña se realizará en la localidad andina de San Antonio de los Cobres -a 180 kilómetros de la capital salteña- desde mañana hasta el 7 de agosto. Es un festejo que organiza la comunidad Collas Unidos y está auspiciada por la Secretaría de Turismo de Salta. La fiesta tendrá su clausura en la estación de San Antonio de los Cobres, la penúltima de la trayectoria que realiza el famoso Tren a las Nubes (ahora suspendido). Exposiciones y puestos de artesanías regionales están programadas para todo el mes junto a excursiones y caminatas por los circuitos de las montañas.

El festejo central tendrá sus ecos en toda la Puna, donde el homenaje a la Pachamama seguirá hasta el 31 de agosto. Ese día también se celebrará la clausura en la localidad de Tolar Grande.

En Jujuy la gente de la montaña continúa venerando a la Pachamama. Las ceremonias son muchas en cada rincón de la Quebrada de Humahuaca, cuando comienzan la siembra y la cosecha o en las marcadas y señaladas de la hacienda. Pero acorde a la tradición, el homenaje principal se despliega durante todo agosto.

En Tucumán, la Pachamama se festeja en febrero, durante tres días, en la localidad de Amaicha del Valle.
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San Antonio de los Cobres centraliza los festejos en Salta.

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