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 domingo, 13 de marzo de 2005  
El partido de las palabras tras el empate charrúa con Estudiantes
Domizi criticó con dureza a Petrovelli

Elbio Evangeliste / La Capital

El gol de Estudiantes en el último minuto desencadenó en una tarde-noche movidita en el Gabino Sosa. Es que Cristián Domizi, luego de ser el blanco de todos los insultos tras el 1 a 1, salió del vestuario, enfrentó los micrófonos y no se guardó nada. Claro que sus palabras tuvieron un destinatario bien definido: Ezequiel Petrovelli, pese a que el DT no dio nombres. A buen entendedor... "Yo vivo y siento el fútbol de cierta forma y van a seguir conmigo los que también lo sientan así", fueron las palabras del Pájaro en un clima que no era el mejor ni mucho menos. También dejó en claro que "yo no lo hago responsable, pero creo que no tuvo la actitud necesaria para jugar un partido de fútbol". Y agregó: "Hay jugadores que sienten que esto es un picado y así demuestran porqué están, o estaban hasta hoy, en el banco". Más clarito, échele agua. Y hubo más (ver aparte).

Qué difícil resulta bajo este panorama poder analizar 90 minutos de un partido en el que Central Córdoba debió ganar. De eso no quedaron dudas. Como tampoco habría que dudar que el empate final no se debió ni a la apatía, ni displicencia de un solo jugador.

Hecha esta aclaración, bien vale aclarar que Córdoba fue superior a un Estudiantes ordenado, con un muy buen trato de pelota, pero que padeció de cierta liviandad a la hora de lastimar las entrañas charrúas. Y la chance del triunfo parecía más cerca que nunca, no sólo porque a los 6' Conocchiari ya había puesto en ventaja al Matador con una chilena increíble, sino porque en el último minuto del primer tiempo Ginóbili se fue a las duchas por doble amarilla.

Pero no hubo caso. Ni teniendo la mayor cantidad de tiempo la pelota, ni gozando de ese hombre de más, ni generando varias chances claras para liquidar el pleito, Córdoba pudo ganar (todavía no lo hizo en lo que va de 2005).

Un mano a mano de Conocchiari, a los 3' del complemento, y otro de Petrovelli, a los 38', fueron las posibilidades más potables para pegar su primer grito del año. El resto, mucho toqueteo (positivo) y libertad para contraatacar -especialmente en los últimos 15 minutos- pero poca imaginación. Hasta que llegó el minuto fatídico. Centro de Aguilar desde la izquierda y la palomita de Martella, que lejos estuvo de enmudecer al Gabino Sosa. Todo lo contrario. Los insultos (especialmente hacia Domizi) se hicieron sentir.

Después, lo ya conocido. Declaraciones fuertes y mucha tensión. En medio de todo eso, los partidos sin triunfos ya llegaron a siete.
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