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 domingo, 13 de marzo de 2005  
Expresión oral: Los sonidos de la voz

La voz es una de las herramientas más importantes de la actividad cotidiana. Profesionales explican cómo cuidarla y aseguran que el silencio es una de las mejores terapias. Yoga, lectura y manualidades silenciosas son algunas de las actividades aplicables para su sana preservación.

"Cuando se habla a los gritos, ya sea por educación o por imitación; cuando se exige la voz en lugares muy ruidosos como en las confiterías bailables; cuando se eleva la intensidad en un tono que no corresponde a la propia biología corporal, la voz se resiente. Se quiebra. Se enferma. Desaparece su naturalidad por un tiempo", explica la licenciada María Cecilia Bacot, docente de la Universidad del Museo Social Argentino de la ciudad de Buenos Aires Federal y socia fundadora de B y V Studyo, centro de formación musical.

Cuando se presenta un trastorno en la voz, la mejor terapia es el silencio. Sin embargo, enferma o no, siempre es necesario hacer ahorro vocal. Las dos cuerdas vocales que posee el organismo son unos de los más pequeños músculos del cuerpo humano y miden entre un centímetro de ancho y tres milímetros de espesor (vibran 250 veces por segundo).

"El ahorro vocal es fundamental. Y las horas de sueño como actividad restauradora del sistema elocutivo, no alcanzan. Entonces, el silencio, la meditación, el placer de la lectura silenciosa y escuchar música, no sólo aclaran los pensamientos y desarrolla el intelecto sino que también restituye con claridad, color y textura, los sonidos de la voz", señala la especialista.


Modelos de imitación
La voz es un fenómeno acústico generado por una fuente sonora: la laringe. Pero su funcionamiento no depende únicamente de este órgano, hay una serie de sistemas que se conjugan para que la voz pueda fluir: el sistema respiratorio, articulatorio, el nervioso central y periférico y el auditivo, que funciona como controlador de la propia voz y forma una identidad. "No es necesario ver a una persona para saber quién es, con sólo escucharla basta. La voz es propia de cada uno. Identifica", agrega.

Como sonido, la voz puede ser acreedora biológicamente de mayor o menor color, pastosidad o brillo. Pero también puede adquirir rasgos culturales: grados de velocidad y prosodia (acentuación) elocutiva para imitar un modelo, por ejemplo, radial. "Tanto las voces radiales como las familiares son fuertes modelos de imitación. No es sano y natural imitar. Pero los niños son verdaderos pulpos. En ocasiones cuando un paciente disfónico llega al consultorio el profesional le pide una grabación de su madre, ya que se pudo vislumbrar en el interrogatorio clínico que el trastorno en la voz se debía a una imitación familiar", explica Bacot.

Los medios tienen una gran responsabilidad masiva no sólo en la utilización de la voz sino también del lenguaje y de la expresión oral. "Hay locutores que son monótonos en su expresión, otros que tienen carencias de vocablos y son malos modelos elocutivos. En cambio, otros son exquisitos ejemplos en su expresión, lenguaje y utilización de la voz. La voz no existe aislada de la persona, trasunta situaciones emocionales. Algunas veces puede ser alegre y chispeante. Otras, opaca y angustiada. Pero algunos días el tono toma un tinte preocupado, alterado, eufórico. Y en algunas ocasiones, se vuelve dulce, seductora y hasta enamorada. La voz desnuda las emociones", comenta la especialista.

Biológicamente la voz trae algo impuesto, pero también existen características móviles que pueden mejorar la expresión (el velo del paladar, una parte de la faringe, la lengua, la mandíbula).

Según la estructura anatómica, la voz posee un límite de alcance que depende del largo y grosor de las dos cuerdas, el tamaño de la laringe, la distribución de la arcada dentaria, el largo y el ancho del paladar que, como todos los huecos que están por encima de la laringe, amplifican la existencia del sonido. El conjunto dará una característica sonora.

Respetar las características biológicas del sistema elocutivo es encontrar la identidad de la voz. "Si una persona tiene un tono agudo no puede ser trucado en grave porque tarde o temprano si se la esfuerza hacia un lado que no está cómoda se generan problemas o trastornos vocales. Entonces, para encontrar la voz, sólo hay que colocarla en aquellos lugares donde se pueda hablar en forma agradable y durante largo tiempo sin cansarla, donde fluya naturalmente y donde el aire no se interrumpa", aclara la experta.


Tonalidades expresivas
En la melodía expresiva hay tonalidades (agudo, medio, grave) que debe existir en cada persona. El habla genera melodía, salvo cuando sale un enunciado monótono. Pero en realidad la buena expresión juega con una subida y bajada de los tonos. "Cuando esta melodía se transporta hacia el grave, por un afán de tener la voz más gruesa, o por imitación, o porque se encuentra cansada como les pasa a la mayoría de los docentes después de ocho horas de clase genera patología: problema en el músculo cordal, en la mucosa, carraspeo, tos, picazón, pérdida de potencia, claridad y brillo. Además, se aborta parte del tono grave y sólo queda la mitad del rango melódico disponible, muy común cuando notamos que en un enunciado los finales casi ni se entienden, son prácticamente inexistentes".

Sandra Barreto
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