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 domingo, 13 de marzo de 2005  
Patrimonio demolido. En los 60 empezó a perder casonas históricas
Oroño, un bulevar cada vez menos señorial

Eugenia Langone / La Capital

Comenzó a lucir sus primeras mansiones sobre finales del siglo XIX y principios de XX. La mayoría de ellas levantadas por familias tradicionales y hacendados de la región que buscaban un espacio exclusivo en la ciudad. De este modo, bulevar Oroño se convirtió con el tiempo en una de las calles más ricas arquitectónicamente, a la que se sumaron también petit hoteles y diseños modernos ya entrados los años 30. Pero en la década del 60 los rosarinos comenzaron a ver cómo eran demolidos edificios de inconmensurable valor histórico. Ahora es la esquina de Urquiza la que está en la mira ante la posibilidad de que se destruya una casona de 1920. Lo cierto es que esta es una historia que se repite y que reactualiza la discusión sobre las grandes pérdidas que el patrimonio urbano de la ciudad viene sumando.

La polémica se disparó ante el intento de la Municipalidad de salvar un petit hotel construido en la década del 20 en la esquina de Urquiza y Oroño. Es que su dueña, Lidia Godoy, quiere vender la propiedad, lo que convertirá a la casona en un edificio de departamentos.

Pero esta no sería la primera pérdida que sufre el bulevar. Según relató la arquitecta Viviana Marini, "fue a mediados de la década del 60 y más decididamente en los años 70 que se empezaron a tirar abajo las grandes casonas. De allí en adelante, la cantidad de demoliciones fluctúa de acuerdo a las leyes del mercado".

En enero de 1999 el Programa Municipal de Preservación del Patrimonio Arquitectónico y Urbanístico había impulsado un proyecto por el cual el bulevar se convertiría, desde Pellegrini hasta el río Paraná, en un área de preservación. Sin embargo, la propuesta no prosperó y actualmente algunos especialistas estiman que el bulevar ya perdió más del 40 por ciento de los edificios de valor que llegó a lucir en otras épocas.

La esquina de Córdoba y Oroño fue una de más afectadas por las demoliciones. Dos de las más importantes casonas de la ciudad estaban ubicadas allí y desaparecieron. Se trata de la casa que ocupaban Angela y Luis Pinasco -donde actualmente funciona el Banco Río-, y la mansión conocida como Palacio Pinasco, ubicada en la esquina noreste que fue demolida en enero de 1964.

En cuanto a este último edificio, la arquitecta Marini explicó que "en 1904 estaba en plena construcción" y señaló que "fueron los arquitectos Italo Méliga y Juan Bosco -los mismos que diseñaron el Hotel Italia- los que levantaron esa mansión".

Otra de las grandes pérdidas que sufrió el bulevar fue la del llamado Palacio De Elía, perteneciente a Nicanor De Elía, que estaba en la esquina de Mendoza y había sido diseñado a principios del siglo XX por el arquitecto inglés Charles Evans Medhurst Thomas. En 1943 el edificio pasó a manos de Federico Alabern, pero ya en 1967 se iniciaron los trabajos de demolición y poco después se levantó en el terreno el llamado Edificio Kennedy.

Pero en esa misma esquina se sucedieron otras importantes desapariciones. Según indicó Marini, en la vereda oeste del bulevar entre Mendoza y San Juan se habían levantado durante las primeras décadas del siglo XX una serie de petit hoteles de los cuales sólo sobrevive el de la esquina de Mendoza.

"Los había construido el entonces Banco El Hogar Argentino y era un conjunto arquitectónico hermoso que conformaba en esa cuadra una pared urbana continua y homogénea de lo que casi no queda nada", indicó la arquitecta.

Enfrente, también existía una serie de edificios de gran importancia, de los que sólo sobrevive la que fue la mansión del hacendado Pablo Recaño, actualmente ocupada por la Escuela Media Nº432, el Liceo Bernardino Rivadavia.

También en la esquina de Rioja no queda casi nada del paisaje de principios del siglo XX. Es que tanto la residencia de la familia Suárez, en la esquina suroeste, como la de Ovidio Rodríguez desaparecieron por completo y fueron reemplazadas por edificios de departamentos.

"Los Suárez eran una familia tradicional de la zona y tenían grandes extensiones de campo", contó el arquitecto Roberto De Gregorio, quien detalló que "el palacete de Oroño y Rioja era un estilo chalet de principios del siglo XX, con características de las casas de veraneo del balneario francés Biarritz, muy vistas en Mar del Plata".

En tanto, De Gregorio explicó que el también desaparecido chalet de Ovidio Rodríguez "era una obra que conjugaba el estilo norteamericano «Santa Fe» con una línea de revalorización de orígenes españoles".

Y una de las últimas pérdidas del bulevar fue el llamado Mercado Modelo, más tarde conocido como Mercado Oroño, que funcionaba a la altura del 245. Este espacio, que representaba la llamada arquitectura doméstica de Rosario de finales del siglo XIX, desapareció en 1997.

Así, estas verdaderas destrucciones del patrimonio no parecen tener fin. Pero no sólo en Oroño, sino en muchos otros sectores de la ciudad donde se perdieron edificios centenarios. Con esta nueva amenaza, la pregunta de cómo evitar estas pérdidas queda abierta una vez más.


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