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 lunes, 13 de diciembre de 2004  
Jujuy: misión cumplida
Por tercer año consecutivo un rosarino juntó y llevó donaciones hasta una escuela de frontera

Los chicos, padres, maestros y vecinos del fronterizo pueblo de Chalguamayoc sienten que René lo hizo de nuevo. René Kunstchik y todos los rosarinos solidarios que se plegaron a esta colecta de juguetes, útiles, ropa y comida que se comenzó a generar desde cadenas de mails y un garage en una casa de familia donde por suerte hubo que correr los muebles para que entren más cajas.

El éxito de esta campaña reside en su mayoría en que aquellos que colaboran depositan con confianza sus donaciones porque saben que la acción está encarada por un particular que incluso lleva personalmente todo hasta su lugar de destino. Fundación La Capital ayudó a René en la difusión y le empresa La Sevillanita fue la encargada de transportar todo sin ningún tipo de costo hasta Jujuy.

Kunstchik recuerda la emoción que sintió cuando ya en el norte se encontró con ocho tarimas del depósito que contenían las donaciones, "eran una cantidad, muchísimas cosas", después de tomar fuerzas en la casa de sus padres comenzó tal vez la parte más complicada. Recorrer los kilómetros de caminos solitarios, casi inexistentes y con pocas condiciones de circulación hasta llegar a la Escuela 12 de Octubre en el pequeño caserío de Chalguamayoc. Trescientos cincuenta kilómetros de subida a 4 mil metros de altura. Un camión de gendarmería que sufrió roturas y peripecias varias lo acompañó en todo momento.

Después de que la camioneta de René dejara un par de reflectores en el camino apareció la débil luz de Chalguamayoc que se genera desde un panel que capta y reserva energía solar para la noche. Esa luz, la primera que vieron desde que salieron de La Quiaca, le hizo sentir que parte de la tarea ya estaba cumplida. "Allí sentí que podía respirar tranquilo, que después de que casi por casualidad conocí sus necesidades y prometí volver con ayuda la promesa estaba cumplida", afirmó René.

El resto de la historia transcurrió entre cajas y más cajas bajadas por la alegría de los maestros que veían como las alacenas del comedor se llenaban otra vez y la pregunta que siempre queda flotando en la inmensidad de la Puna. ¿Si algunos se comprometen ante la necesidad del otro y deciden dar una mano, si otros tantos se contagian de esa actitud, otro país es posible? Para René pasa por comprometerse nada más y tanto como eso.
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Alumnos de la Escuela 12 de Octubre con las cajas de la colecta.

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