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 lunes, 13 de diciembre de 2004  
Estupor en "El paso". Un explosivo tirado en el local del Patio de la Maderadesató una corrida del público
Desbande en un bar por el estallido de una granada de gas lacrimógeno
Las 300 personas que cenaban y bailaban corrieron para dejar el lugar, cubierto de un humo blanco que impedía respirar y ver con claridad. Hubo dos heridos leves. La policía encontró el artefacto, pero ignoran quién lo arrojó

Una granada de gas lacrimógeno fue activada ayer a la madrugada dentro de un boliche bailable ubicado en el Patio de la Madera en el que, según estimaciones de la policía, había entre 300 y 350 personas. Si bien no se registraron heridos de gravedad el episodio causó conmoción entre los presentes y hasta se vieron escenas de pánico de gente que pugnaba por abandonar el lugar bajo los efectos del humo blanco. Un muchacho de 24 años sufrió un fuerte golpe en la cabeza de parte de otro cliente que en la desesperación por salir del lugar revoleó una silla contra las ventanas y le pegó de lleno. Otras dos personas también debieron ser atendidas en el lugar, una por un corte y otra por un pico de presión.

La policía encontró el artefacto cerca del equipo de aire acondicionado.

Sucedió alrededor de las 2 en el pabellón 5 del Patio de la Madera (Santa Fe y Cafferata), donde funciona el resto-bar El Paso. Fuentes de la seccional 6ª, que actúa por razones de jurisdicción, indicaron a La Capital que en ese momento había alrededor de 350 personas. Pero voceros de la empresa aclararon que la cifra de asistentes era cercana a 250. El lugar es un anexo del local que se encuentra en Pellegrini y Paraguay. "Debido a la demanda que hay por las fiestas de Navidad, los propietarios alquilaron un pabellón para dar cabida a la gente que no pueden contener en el negocio del centro", explicó el vocero.

Los concurrentes integraban diferentes grupos y de edades variadas. Incluso se llegaron a ver a mujeres embarazadas y hombres mayores de edad. No hubo nada que preanunciara el caos, ni pelea, ni estampido. Sólo una densa humareda blanca comenzó a cubrir las instalaciones mientras parte de los asistentes bailaban y otras todavía permanecían sentados en las mesas.

Enseguida se desató el pánico. Gastón Pérez tiene 24 años y trabaja como auxiliar de caja en un supermercado. El muchacho tiene una venda colocada en la frente por el sillazo que recibió cuando un hombre intentó romper una ventana de vidrio. "Fui con unos amigos al galpón 5 a festejar el cumpleaños de un muchacho. Llegamos a las 2 para el baile. Había bastante gente, pero se podía estar cómodo", recordó Pérez, ya un poco más relajado en su casa, luego de haber permanecido durante toda la madrugada y la mañana de ayer en el hospital Carrasco, donde lo asistieron.

"No hacía ni diez minutos que estábamos adentro. De golpe todo se empezó a llenar de humo blanco. No se veía nada, no se podía respirar. Los ojos se me irritaron tanto que no podía parar de llorar. Fue un horror porque la gente comenzó a disparar para todos lados para romper los vidrios y tratar de salir", señaló Gastón. En ese desbande, en donde todo era confusión y miedo, Pérez recibió un sillazo. "Pobre, el tipo estaba desesperado por salir, no me vio y me pegó en la cabeza", agregó.

En esos instantes de pánico, Gastón alcanzó a ver que algunos parroquianos habían roto una ventana y pudo abrirse paso al exterior. La mayoría de los concurrentes salieron hacia una cochera al aire libre. "Había gente mayor, había mujeres embarazadas. Gente que estaba celebrando despedidas del año. Las ambulancias llegaron rápido y atendieron a los que estaban medio ahogados. A mí me llevaron al Centenario, pero como no había camas me derivaron al Carrasco", contó Gastón.

Dos ambulancias del Sies llegaron al lugar. Una atendió a personas con problemas en vías respiratorias y en la vista, la otra se llevó a Pérez con la herida en la cabeza. Otros dos móviles de empresas privadas también acudieron. Fuentes policiales indicaron que además de Pérez "no hubo traslados a hospitales, a no ser que algunas se hayan hecho atender por sus propios medios".

Agentes de la Brigada de Explosivos encontraron la granada en cuestión en el sector donde se encuentra el equipo de aire acondicionado. Se trata de un artefacto de fabricación estadounidense, parecida a la que utiliza la policía.


"Alguien mal de la cabeza"
Sin minimizar lo sucedido, Mauricio Jurado, propietario de El Paso, señaló a este diario que "esto fue obra de alguien que está mal de la cabeza". De esa forma, el empresario descartó que el episodio hubiera sido un acto premeditado en contra suyo. "Tenemos un ambiente clásico y familiar, sano, donde viene gente grande. Acá no hay pibes descontrolados. Lo que pasó fue obra de un pelotudo o un inepto". Jurado se encontraba en el lugar cuando ocurrió todo.

"Cuando vimos el humo pensamos que se había quemado el aire acondicionado. Pero cuando se llenó todo de humo, la gente comenzó a salir". Jurado manifestó que el local cuenta con tres salidas de emergencia, "que funcionaron muy bien y el público pudo desalojar rápidamente el lugar. Lo más grave que sucedió fue que un hombre se asustó, rompió un vidrio y se cortó. Después una mujer tuvo un pico de hipertensión

"Contamos con dos servicios privados de urgencias que llegaron rápidamente, al igual que la gente del Sies. Para lo que fue, sobraron ambulancias. Las personas que tenían problemas fueron atendidas allí mismo y no hubo internaciones", remarcó Jurado.
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Gastón Pérez recibió un sillazo en el tumulto. "No se podía respirar".

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