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 miércoles, 30 de junio de 2004

Un trio armado robó un local de Cafferata al 3400
Le pegaron dos tiros al cliente de un ciber y lo internaron con su agresor
Los ladrones se alzaron con la recaudación del comercio y las pertenencias de los presentes. Pero uno deellos no quiso entregar sus zapatillas y fue baleado. Lo retuvieron y golpearon hasta la llegada de la policía

Un hombre de 47 años recibió dos disparos, uno en las costillas y otro en un hombro, cuando tres delincuentes que intentaron asaltar un local de Internet y juegos en red de barrio San Francisquito quisieron despojarlo de las zapatillas. Mateo Luis Hummer, un vecino del negocio visitado por los ladrones, fue prácticamente fusilado desde corta distancia, pero uno de los dueños y varios clientes reaccionaron y se arrojaron sobre el agresor, al que dejaron fuera de combate a fuerza de golpes de puño y patadas.

Los otros dos lograron escapar, mientras que el ladrón lesionado y la víctima del asalto terminaron internados en la misma sala de guardia del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca).

Roberto Martín Ojeda, de 36 años, es el maleante golpeado y retenido prácticamente dentro del ciber de Cafferata 3470, a metros de calle Saavedra. Su estado de salud era bueno y se recuperaba en el hospital de la descarga de golpes que sufrió cuando intentaba huir del lugar con un revólver calibre 22, ahora en poder de la policía. A su lado, pero en estado inconsciente y con un pronóstico reservado permanecía Hummer, padre de 4 hijos, quien al momento de irrumpir los ladrones estaba sentado frente a una de las computadoras.

El asalto se produjo cerca de las 22, cuando llegaron hasta el ciber tres hombres jóvenes que al principio no despertaron ninguna sospecha. Es más, cuando se ganaron la confianza para que la dueña del local, María Marta Pérez, les abriera la puerta compraron una ficha de pool y comenzaron a jugar en la mesa que está ubicada en el centro del local.

"Nunca imaginé que podían ser ladrones. Eran tipos grandes, de más de 30 años. Siempre trabajo a puerta cerrada por seguridad y lamentablemente a veces tengo que discriminar por las apariencias, no le abro a gente que me parece sospechosa. Pero esta vez me engañaron con el aspecto", confesó esta mujer que nació en Bolivia y que vive en la ciudad de Rosario hace más de 30 años.

María contó que el negocio es un emprendimiento familiar: "Todo lo hacemos a tracción a sangre. Mi hermano, mis hijos, mis sobrinos y yo. Todos están sin trabajo y de algo hay que vivir", sostuvo.

Lo cierto es que luego de comprar la ficha, dos de los recién llegados se pusieron a jugar una partida de pool mientras que el restante observaba cómo la decena de clientes que había en el lugar jugaba o chateaba por Internet.

Todo transcurría en forma normal hasta que María vio desde el mostrador cómo uno de los hombres le apuntaba con un arma de fuego a su hermano, que en ese momento reparaba una de las PC del local.

A todo esto, los que jugaban al pool dejaron de hacerlo y enseguida encañonaron a la mujer. "Dame la plata", le pidió uno de ellos, a lo que Pérez accedió de inmediato. "Yo tenía unos 40 pesos y mi hermano tenía la recaudación de la mañana", recordó.

Pérez añadió que los clientes fueron despojados uno por uno de sus pertenencias. "Les sacaron las pocas monedas que tenían, aquí viene gente del barrio, humilde. La mayoría de los clientes estaban en las máquinas de juego. A uno le sacaron un celular. Y este hombre (por Hummer) parece que tenía unas zapatillas nuevas y también se las quisieron sacar", finalizó comentando la mujer.

"Por la forma en que se levantó, para mí no se dio cuenta de que estaba en un asalto y tal vez creyó que era una broma", describió la dueña del ciber. "Te voy a dar un cachetazo en vez de las zapatillas", le habría respondido Hummer mientras se ponía de pie en forma intempestiva.

Entonces se produjo la reacción de uno de los delincuentes. Le disparó a Hummer desde corta distancia, casi a quemarropa y dos balas le dieron en el pecho. Así se produjo una reyerta dentro del local que terminó con dos delincuentes huyendo y uno retenido por clientes del ciber.

El maleante caído en desgracia, identificado por la policía como Roberto Ojeda, perdió el arma y recibió una fuerte golpiza dentro del local por lo que fue retenido hasta la llegada de la policía.

Los golpes fueron tan contundentes que tuvo que ser trasladado al Heca, al igual que la propia víctima. Hummer, en estado inconsciente, y Ojeda, más que dolorido por la paliza, compartieron durante varias horas la misma sala de guardia. "Si se llega a despertar calculo que lo mata", contó a la prensa la mujer de Hummer.

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La dueña del ciber abrió la puerta pensando que los ladrones eran clientes.

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