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 domingo, 20 de junio de 2004

Todo un prontuario. Lo que dicen los informes de Interpol y los expedientes judiciales de las acciones de Eva Leonor García
Vida y obra delictiva de una viuda negra local a ambos lados del océano
Hace 25 años cometió estafas en Amsterdam y Oslo. Está acusada de sedar a personas para robarlas y la ligan a un homicidio. La condenaron por 22 fraudes. Actuó como soplona policial. Y hace dos años huyó de la cárcel

Osvaldo Aguirre y María Laura Cicerchia / La Capital

En abril de 2000 dos mujeres que dijeron ser empleadas del Pami contactaron a Luis Gino Iannotti, un jubilado italiano de 78 años que vivía en pasaje Morse 2187 (Riobamba al 5400). El día 15 el hombre fue hallado estrangulado con un cinturón. El abogado Norberto Olivares y la familia de la víctima presumen que esas desconocidas tuvieron vinculación con el crimen y que una de ellas sería Eva Leonor García, viuda negra que dijo ser agente previsional en otros casos en que fueron asaltados ancianos.

García está prófuga desde junio de 2002, cuando escapó de manera increíble de la Unidad 5 junto a Fanny Rosell, procesada por el crimen de otro italiano, Salvador Cubito. "No les fue nada fácil", declaró el jefe de la cárcel, José Luis López. El obstáculo no estuvo dado por los guardias, ya que misteriosamente nadie se percató de la evasión, que requirió proezas de acrobacia por parte de las mujeres.

La mujer cuenta con una dilatada historia, que incluso trasciende las fronteras, aunque no registra antecedentes de homicidio. Un informe de Interpol la señaló como "autora de robos de joyas por el método de sustitución cometidos en junio de 1978 en (jurisdicción de) tres comisarías de Buenos Aires, tras lo cual sale del país". El 10 de julio de 1978 se pidió su captura por robo y estafas reiteradas. "El 3 de mayo de 1979 -prosiguió el informe- compra 4.400 dólares en Amsterdam con un cheque sin fondos a nombre de Leonor García. El 19 de julio de 1979, en Oslo, compra un reloj valuado en 2.200 dólares con un cheque sin fondos".

De acuerdo a un informe de antecedentes, García registró catorce entradas en diversas comisarías y en Seguridad Personal de la Unidad Regional II entre el 2 de noviembre de 1987 y el 15 de abril de 1994. Por esta época compatilizaba sus actividades con la de informante de la sección Robos y Hurtos, que desempeñó durante cuatro años, según declaró el comisario principal Carlos Alberto Vannelli, ex integrante de la repartición.

El juez de instrucción Carlos Triglia procesó a Eva García en 1993 por siete casos de estafa, siete de falsedad material de instrumento privado equiparado a público y dos de receptación dolosa. El 7 de junio de 1994 la declaró en rebeldía.


Un contratiempo
El 24 de agosto de 1996 Eva García fue procesada por una estafa contra Augusto Mercau, perpetrada el 13 de marzo de 1994 en Rosario. Poco después, en septiembre del mismo año, estalló un escándalo en la sección con la que colaboraba: un comerciante afirmó que policías de Robos y Hurtos le pedían entre 10 y 20 mil dólares para no denunciar que había comprado mercadería robada. Cuatro efectivos fueron removidos.

La viuda negra tuvo un traspié el 10 de marzo de 1999. Con una cómplice, logró ganar la confianza de Margarita Barraco Mármol, una mujer de 93 años que vivía sola en un departamento de Córdoba al 2100. Las dos delincuentes interceptaron a la anciana en la calle y consiguieron ingresar a su casa. Sin embargo, el edificio contaba con porteros atentos, que no creyeron que las desconocidas fueran parientes de Barraco Mármol, como afirmaron.

Uno de los porteros y dos mucamas ingresaron al departamento y descubrieron que la anciana yacía inconsciente: despertaría al día siguiente, ya que le habían dado un sedante. Las viudas negras se trabaron en una lucha cuerpo a cuerpo con los empleados, pero fueron detenidas, una en el lugar y otra en una casa de 1º de Mayo y Mendoza.

García cuenta con una condena del juez Antonio Ramos, quien le impuso 3 años y seis meses de prisión por 22 hechos de estafa y falsedad material de instrumento público, siete hechos de hurto calificado en concurso real con estafa y adulteración de instrumentos privados y tres hechos de receptación dolosa y tentativa de estafa.

Ahora espera sentencia por otros cuatro casos. El primero ocurrió el 26 de julio de 2000, cuando dos mujeres simpáticas que decían llamarse Mabel y Ana María tocaron el timbre del departamento de Elda Gregorutti, en Montevideo al 1500.

Mabel y Ana María decían que eran gestoras del Pami. Habían conversado con Gregorutti en la calle y consiguieron que las invitaran a tomar el té. En medio de la tertulia, la dueña de casa comenzó a sentir sueño, hasta que quedó dormida. Los vecinos la encontraron inconsciente al día siguiente y la llevaron al Pami I, donde estuvo internada durante seis días.

Posteriormente, la mujer reconoció como suyos dos anillos de oro que habían sido empeñados en el Banco Municipal por Nanci Beatriz Basualdo. Y un velador y un par de aros secuestrados en la casa de Carlos Alberto Monchietti, en Villa Gobernador Gálvez.

Marta Susana Bassi fue la siguiente víctima. El 18 de agosto de 2000 estaba en la puerta de su casa, en Dorrego al 1500, cuando se presentaron dos mujeres que decían ser del Pami. Buscaban al doctor Berman o Bassi. La mujer les respondió que se trataba de su padre, ya fallecido.

Al día siguiente regresaron. Bassi estaba engripada y se ofrecieron a acompañarla. Le dieron tres pastillas de Lexotanil, diciéndole que iba a curarse. Antes de caer inconsciente, la mujer observó cómo sacaban mil pesos de su billetera.

Al mismo tiempo, Eva García había vuelto a recurrir a sus contactos policiales. El comisario Vannelli declaró ante un juez que la viuda negra le comunicó que tenía "unos datos para trabajar" y que por eso la derivó a la Brigada de Investigaciones -sucesora de Robos y Hurtos, la sección que le era familiar a la mujer- y Seguridad Personal.

Fuentes de la investigación aseguraron que esos datos permitieron la captura de Nanci Basualdo, ocurrida en septiembre de 2000 en Villa Gobernador Gálvez. Según los voceros, se suscitó una situación extraña, ya que la primera comisión policial que intervino informó que el domicilio estaba sin moradores. Poco después, otra comisión detuvo allí a la viuda negra.

Basualdo cumple actualmente una condena en prisión por los robos contra Gregorutti, Bassi, Magdalena Gorosito y Oscar Carrasco, a quien embaucó en tándem con García, que a su vez fue procesada por robo en los dos primeros casos.


Madre e hija
El 6 de marzo de 2001 una mujer de entre 40 y 45 años y otra de entre 60 y 70 años se presentaron en la joyería de Osvaldo Sartorio, en Mitre 2533, en la ciudad de Casilda. Dijeron ser madre e hija y estar interesadas en la compra de alhajas.

Luego de averiguar la forma de pago, la supuesta hija le pidió a la madre que fuera a "buscar dinero al auto". En ese momento ingresó al negocio un hombre.

Antes de que se pusiera una media en la cara, el comerciante pudo observar que era morocho, de cara redonda, sin barba ni bigotes.

El desconocido extrajo un arma de fuego y le ordenó que se quedara quieta. Con la ayuda de la supuesta cliente, llevaron a Sartorio y a su mujer al comedor contiguo al negocio, donde los ataron con cinta transparente. Luego arrasaron con lo que encontraron a mano: 30 relojes Citizen, 40 medallas lisas, 70 medallas de santos, 60 cruces de oro, dijes, tres paños con cadenas de oro y tres estuches con anillos de oro.

Minutos antes del robo, el Comando Radioeléctrico de Casilda había demorado a Carlos Alberto Monchietti, luego de recibir el llamado de un vecino, que dijo que rondaba la joyería, al volante de un auto. Monchietti disipó esas sospechas: se presentó como vigilador -decía ser "director general" de la empresa MR Servicios- y tenía los papeles del vehículo en regla. Otro vecino lo vio junto con las mujeres que engañaron a Sartorio.

La jueza Silvia Nogueras procesó a Monchietti y Eva García como coautores de robo calificado. Una fuente judicial de Casilda señaló que "García se mostró muy simpática, con excelente presencia. Quedamos sorprendidos por su personalidad". Como ocupación declaró haber sido azafata y dedicarse a la venta de ropa. La supuesta anciana que participó del robo no fue identificada, aunque se sospechó de una hermana de García.

Argentino Sanabria, radicado en Casilda, también fue implicado, aunque la Sala III de la Cámara de Apelaciones revocó su procesamiento y quedó sobreseído.

En la investigación del robo en Casilda hubo otros cuatro detenidos que resultaron sobreseídos. Entre ellos se encontraba Nicanor Pereyra, sospechado por el asesinato del empresario Gabriel Ernesto Pellado, el 16 de agosto de 2001, caso que permanece sin aclarar. Según una fuente judicial, "Pereyra estaba relacionado en actividades políticas con Monchietti", quien se proponía postularse como candidato a concejal del justicialismo.

Argentino Sanabria acudió a la Justicia como entrenador de fútbol. Según la jueza Silvia Nogueras, mantenía "una íntima relación de pareja con Eva García" y suscribió documentos donde dijo ser su esposo.


Alberto, personal trainer
Ese mismo año, un hombre que dijo llamarse Alberto Fernández contactó a Matilde Inés Mendoza, de 69 años, domiciliada en Jujuy al 2100, en Rosario. Dijo ser personal trainer y se ofreció para trabajar de chofer, "para llevarla al campo". Curiosamente, el desconocido sabía que ella tenía una propiedad rural.

El tal Alberto no era sino Argentino Sanabria, quien declaró a la Justicia que ocultó su nombre porque era casado y consideraba su relación con Mendoza como una aventura. Admitió además haber visitado el domicilio de calle Jujuy. La dueña de casa notó que le faltaba un juego de llaves.

El 4 de junio de 2001 un hombre "de unos 50 años, moreno, robusto" y una mujer rubia ingresaron a la casa de Mendoza. Tenían la llave, se presume que facilitada por Sanabria. Maniataron y vendaron a la dueña de casa y le robaron 50 mil pesos -incluidos dólares-, joyas, un Rólex de oro, anillos de diamantes y pulseras.

Mendoza reconoció luego como suyos un tapado de piel y perfumes hallados en casa de García. Y perfumes secuestrados en el domicilio de Sanabria, en Casilda. El juez Carlos Carbone procesó a García y Monchietti como coautores del robo y a Sanabria como partícipe necesario. La fiscal Graciela Argüelles de Funes pidió ocho meses de prisión condicional para Monchietti (por los casos Gregorutti y Mendoza) y tres meses de prisión condicional para Sanabria (por el robo a Mendoza). Las causas donde está imputada García se encuentran ahora a consideración de la Justicia de Sentencia.



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