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 domingo, 20 de junio de 2004

Cada vez más padres van al psicólogo para poder entender mejor a sus hijos
Dicen que las mayores dudas se generan con los chicos que se encuentran en la adolescencia

Pablo R. Procopio / La Capital

Pueden ser informales, sobreprotectores, inestables o muchas cosas más. Estas características (ver aparte) diferencian a los padres según su forma de actuar y de comportarse. Pero hay algo que los unifica, y no es sólo que hoy festejarán su día, sino precisamente su interés por cómo ser un buen papá. La cuestión aún no tiene respuesta y se convirtió en una incógnita que, en los últimos años, ha llevado a acrecentar el número de consultas a los psicólogos. No obstante, las reglas mágicas no existen: "Nadie te enseña a ser padre", resumió el especialista Miguel López Bel.

Para el psicólogo que consultó La Capital, este es "uno de los oficios calificados hecho por personas no calificadas". El argumento se basa incluso en esta idea: "Todo lo que nuestros padres nos aconsejaron no sirve para el momento actual; cuando uno trata de aplicar una de esas normas, ya es una norma vieja".

-Es decir que a uno le sale lo que puede...

-Tal cual. Como dice el poeta, "caminante no hay camino, se hace camino al andar".

-¿Igualmente, se pueden seguir lineamientos?

-Si uno creció en una familia con ciertas reglas, existe la posibilidad de aprender de lo que se hizo y de lo que no se hizo. En ese sentido es más importante tener los recuerdos del padre, que no tenerlos.

-¿Cómo influye lo que se aprendió del propio padre?

-Somos víctimas de víctimas. Lo primero que surge es lo que se ha incorporado, lo que luego se transforma en creencias culturales y familiares. Te doy un ejemplo: una vez mandé a mis hijos a dormir a las 10 de la noche de un sábado mientras jugaban tranquilos. Mi señora me preguntó por qué. Simple, yo tenía incorporada esa norma que se transformó en creencia y la apliqué sin cuestionarla.

Hoy en día es común que los padres vayan al psicólogo en función de buscar respuestas en torno a la crianza de sus hijos. Los casos más habituales son los relacionados con chicos adolescentes. "Es que este tipo de jóvenes suele cuestionar a sus progenitores, sus normas y reglas", dijo López Bel. Al parecer, los papás llegan a una instancia en la que no saben cómo comunicarse. "Estas terapias se han incrementado en los últimos tiempos; la respuesta es que el hombre participa cada vez más en la crianza de sus hijos y está más tiempo con ellos. La madre tenía antes esa exclusividad, pero ahora sale a trabajar y necesita quién la supla", expresó el psicólogo.

-¿Cuál es entonces la demanda más frecuente?

-"Mi hijo no me entiende". Pero, en verdad, es el padre el que no entiende al chico. Aunque hable en tercera persona, está hablando de sí mismo. Proyecta en el otro, pero es producto de sí mismo. Así como los hombres consultan cada vez más por los problemas en su trabajo, también lo hacen respecto de sus hijos. Porque se trata de una cuestión relacional sana del choque de dos generaciones.


La historia
Tal vez muchas personas puedan pensar que la celebración del Día del Padre surgió sólo por una cuestión comercial, pero no es así. Nació con otra intención que se remonta a los inicios del siglo pasado.

La idea se debe a la señora Sonora Smart Dodd, oriunda de Washington, Estados Unidos, quien quería reconocer de algún modo a su padre por haberse hecho cargo de todos los hijos al morir su esposa.

Fue en el año de 1909 cuando Dodd realizó esta propuesta y logró finalmente que 19 de junio de 1910 en Spokane, Washington, se celebrara por primera vez el Día del Padre.

En el año 1924 el presidente Calvin Coolidge oficializó esta fecha como una celebración nacional, pero recién en 1966 el presidente Lyndon Johnson firmó una proclamación en la que se declaraba al tercer domingo de junio como el momento especial de la celebración. La Argentina imitó esta determinación.

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