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 miércoles, 07 de abril de 2004

Charlas en el Café del Bajo

-Segunda y última parte -acaso la más bella- de este mensaje de Pesaj del departamento de culto de la Asociación Israelita: "Nuestros sabios nos enseñaron que cada uno debe verse a sí mismo como si él mismo hubiera salido de Egipto. Esta no es sólo una expresión de deseos, sino que más bien refleja la profunda comprensión de que ese tipo de esclavitud no ha cesado y se encuentra latente (y en muchos casos vuelve a manifestarse en acción) dentro de cualquier sociedad humana. Pero no se trata de la esclavitud de groseros rasgos que se hace evidente clara y rápidamente y contra la cual se puede iniciar una lucha abierta y manifiesta. No, no es esa. Se trata de otra clase de sometimiento, uno más sutil, difícil de percibir hasta que no se está profundamente oprimido por él. Y en muchos casos ni siquiera así es discernible, ya que una de las características de esta esclavitud es su progresión lenta y constante, es una reducción basada tanto en el acostumbramiento como en la memoria corta de las personas. Entonces: ¿de qué nos liberamos? Cuando hablamos de la festividad de Pesaj nos remitimos a la fiesta de la libertad, basado en el relato bíblico de la salida del pueblo de Israel de Egipto, la liberación de los lazos de esclavitud y del faraón. La Hagadá nos prescribe no entender este relato como un episodio del pasado, sino que nos indica: "Bejol dor vador", en cada generación, cada uno debe verse a sí mismo como si él hubiera salido de Egipto", es decir, somos nosotros los que tenemos que salir hoy de Egipto. En Pesaj nos liberamos de nuestras propias idolatrías. Ya no son más las esculturas de barro o las grandes esfinges de piedra. Los ídolos actuales son otros, tan incorporados a nuestra realidad que no tomamos conciencia de que los estamos adorando.

-Dice el texto que son "Modelos identificatorios, modas, estilos de relación, vestimentas, aspectos físicos, gustos. Son todos ellos algunos de los aspectos de los que nos tenemos que liberar. También nos liberamos de nuestras propias ataduras. ¿A qué cosas estamos atados? Estamos atados a aspectos que reprimen nuestra creatividad. Liberarnos de ellos nos permitirá expandir nuestro ser, crecer, crear, poder llegar a ser. También nos liberamos de los faraones de hoy. Cada cual podrá reconocer en su historia qué faraón lo está oprimiendo: el dinero, el status, el poder.

-Sigue expresando: "No siempre un opresor es un ser que nos oprime y nos esclaviza. Muchas veces las situaciones que atravesamos nos oprimen: falta de trabajo, impunidad, falta de justicia. Liberarse de la opresión significa llegar a la salvación -Gueulá, Redención-. La libertad es una expresión de redención. Dios no irrumpirá activamente en nuestra historia. Nos redimimos con la obra de nuestras manos, somos activos protagonistas de nuestra salvación. ¿Para qué nos liberamos? No hubiera sido suficiente el hecho de haber recuperado la libertad si no hubiera existido un para qué somos liberados. La Gueulá -Redención- es lo que le da sentido a esta libertad. Nos liberamos para pactar (Brit). En la historia significó el pacto del Sinaí, la constitución de un pueblo a través de una ley. Nos liberamos para llegar a ser Torá y mitzvot, esto es, traducir en valores y conductas cotidianas, lo que está escrito, porque la Torá no es texto sino es vida.

-Sigo Inocencio con el mensaje: "No debemos olvidar: hay un pacto de por medio, hay un otro: la tradición y nosotros somos hijos de ese pacto. Pesaj es un urgente llamado a abrir los ojos ante aquello que la rutina transforma en velado; es una apelación a buscar en los resquicios de nuestro ser y de nuestra sociedad el sometimiento sutil que fermenta amparado por el olvido rápido (o la memoria corta). Pesaj intenta despertarnos de la hipnosis que el acostumbramiento gradual ejerce sobre nosotros y que nos hace fantasear que lo injusto es justo, que la corrupción es soportable, que la ética es el no te metas y que la sinrazón es lógica ¡Jag Hapesaj Kasher ve Sameaj!".

Candi II

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