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 miércoles, 07 de abril de 2004

Unas mil personas realizaron una marcha de silencio
Alberdi se movilizó por seguridad tras el asesinato de una anciana
Indignados y portando velas, los vecinos exigieron respuestas por la muerte de una mujer de 73 años

Diego Veiga / La Capital

La mujer besó la puerta de la casa de José C. Paz 1780, se arrodilló y dejó una vela encendida en el umbral. Detrás de ella, cerca de mil vecinos aplaudieron. El grito de "¡Justicia, Justicia!" inundó la calle, justo frente al domicilio donde hace cinco días fue asesinada a golpes "Anita", una costurera de 73 años. Anoche, amigos, conocidos y gente que confesó sentirse "indignada" llegaron hasta el hogar de la anciana para exigir respuestas. Por el momento, no las tienen, y en la marcha no se vio a ninguna autoridad que pueda darlas.

Ana María Scaglione fue encontrada muerta el pasado 2 de abril. Los ladrones revolvieron toda la casa, rompieron los colchones y dejaron su cadáver en el patio tapado con una frazada.

Los vecinos de Alberdi se reunieron ayer cerca de las 21.30 en la puerta del club Leña y Leña (Rondeau al 1700), el mismo que se hizo famoso por sus torneos de básquet y bochas. Portando velas y algunos carteles que exigían "seguridad", jóvenes, chicos y ancianos dijeron presente en la marcha de silencio en memoria de "Anita".

La convocatoria fue promovida por la vecinal Alberdi y logró sumar a unos mil vecinos que marcharon por bulevar Rondeau hasta la bajada Puccio, por allí siguieron hasta José C. Paz y culminaron su marcha ante la puerta de la casa donde vivía Ana María Scaglione.

La mayoría de los asistentes había sido víctima de la inseguridad o tenía algún conocido a quien lo habían asaltado. Nidia era una de ellas. La mujer llegó hasta la puerta del club Leña y Leña junto a su nieta y con una vela en la mano.

Hace dos meses, su hija de 18 años fue asaltada en Don Bosco e Intendente Lamas. "Estaba con unas amigas en la puerta de la casa, un chico le intentó sacar la cartera, se resistió y entonces le clavó una puñalada". El intento de robo dejó una marca imborrable: la chica perdió un riñón y el episodio determinó que la familia se mudara de Rosario. "Nos fuimos a Capitán Bermúdez a vivir más tranquilos", contó anoche la mujer, quien no dudó en llegar hasta Alberdi para sumarse a la marcha.

"Esto es terrible, ya no se puede vivir así", aseguró Elba, quien escuchaba con atención el relato de la señora que hacía pocos minutos se había puesto a marchar a su lado. "Realmente tengo mucho miedo por mis nietos. Acá en Alberdi, después de las ocho de la noche te tenés que encerrar", aseguró.

Los testimonios se reproducían a cada paso. Al frente de la marcha, un hombre con traje de presidiario llevaba un cartel que rezaba "Estamos presos de la inseguridad". Unos metros más atrás, una mujer muy emocionada y con la voz un poco entrecortada recordó que "Anita era una mujer buena y solidaria" y hasta confesó que ella le había regalado el perro por el que la anciana se desvelaba. Ese animal era la única compañía que la mujer tenía.


"Mercaderes de la muerte"
Los vecinos de Alberdi leyeron anoche un petitorio en el que exigieron desde la creación de una nueva seccional hasta la poda y escamonda de los árboles del lugar. Pero unos instantes antes, hicieron un minuto de silencio "por todos aquellos que perdieron su vida a manos de los mercaderes de la muerte".

"Esto colmó la paciencia de todos nosotros, nuestros hijos no pueden salir tranquilos, nuestros padres no pueden ir a cobrar sus jubilaciones. Queremos que se implemente una política de seguridad eficiente", rezaba el escrito elaborado por un grupo de vecinos y que fue escuchado con atención por las cerca de mil personas que se sumaron a la marcha.

Después cantaron el Himno y llegaron hasta la puerta de la casa de "Anita". Allí alguien empezó a rezar y algunos lo siguieron, otros gritaron "¡Justicia!" y muchos aplaudieron. Una mujer se adelantó, besó la puerta de la casa de José C. Paz 1780 y dejó una vela encendida en el umbral. De pronto, todo el frente estaba lleno de velas. Los vecinos buscaban respuestas. En la marcha no había nadie que pudiera darlas. "En nombre de mi prima les doy las gracias. Sé que ella está muy contenta por lo que hoy hicieron ustedes", les dijo a todos Oscar, el primo de Ana.

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La gente marchó por Rondeau en silencio.

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