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 miércoles, 31 de marzo de 2004

Sobreseen a dos policías en el caso Velásquez-Caballero
Cierran el expediente por dos muertes sin aclarar los hechos
Según la Cámara Penal no hay pruebas de un tiroteo ni de un asesinato. Lainvestigación no puede continuar porque están extinguidos los plazos legales

En la última revisión de la causa por la muerte bajo balas policiales de Walter Caballero, de 19 años, y Andrés Velásquez, de 14, el sobreseimiento de los dos policías del Comando Radioeléctrico implicados en el caso fue confirmado por la Cámara Penal. Cuatro años después del doble homicidio, el tribunal consideró extinguidos los plazos para seguir investigando e insuficientes las pruebas como para procesar a los policías. Aunque nunca se reunió la plena convicción de que los dos menores fueran ultimados en un enfrentamiento, como sostiene la fuerza policial, el cabo Mario Alfredo Díaz y el oficial subayudante Claudio Alberto Kleiman quedaron desvinculados del sumario. Se cerró así un expediente que, para los familiares de las víctimas y organismos de derechos humanos, encierra uno de los más emblemáticos casos de gatillo fácil en Rosario.

La decisión de mantener el sobreseimiento de Kleiman y Díaz fue adoptada por la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones. El tribunal confirmó la resolución que en octubre del año pasado había firmado el juez de Instrucción Juan José Pazos. Desde el principio, la investigación de la causa no se apartó del rumbo marcado por el primer parte policial, el cual sostiene que Caballero y Velásquez murieron en un enfrentamiento armado. Si así hubiera sido, sus muertes estarían "justificadas" penalmente porque se entendería que los homicidas actuaron en defensa de sus vidas.

Pero de las pruebas recolectadas durante la instrucción -lo sugirió la misma Cámara- nunca se arribó a la certeza de que haya existido tal enfrentamiento. Pese a las dudas, el juez Pazos decidió archivar la causa el 24 de marzo de 2000, casi un año después del hecho. Los incesantes reclamos de los familiares en marchas a Tribunales forzaron la reapertura del expediente y la realización de algunas medidas pendientes.

Luego de ese proceso Pazos les dictó falta de mérito a los imputados y tiempo después los sobreseyó "por falta de pruebas". Pero la misma Sala I revisó aquella resolución y se la devolvió al juez con una enmienda: dijo que todavía faltaba practicar algunas medidas para esclarecer el caso.

En septiembre del año pasado los familiares de las víctimas tomaron conocimiento de que Pazos había vuelto a sobreseer a Kleiman y Díaz, aunque esta vez lo hizo por "vencimiento de los plazos procesales". Con el apoyo del fiscal de Cámaras Guillermo Camporini, el abogado de la familia Velásquez, Fausto Irure, cuestionó la resolución una vez más ante la Cámara. Irure remarcó que Pazos nunca agotó la pesquisa porque eso "hubiera demostrado que no hubo enfrentamiento". Destacó además que el único dermotest practicado a las víctimas dio negativo.

Al revisar este segundo sobreseimiento, los jueces Ernesto Pangia, Eduardo Sorrentino y Alberto Bernardini entendieron que la prueba reunida no tiene suficiente peso como para incriminar a los policías por asesinato. Tampoco autorizaron nuevas medidas porque el Código Procesal Penal impide, a esta altura, extender la instrucción.

Los familiares, que representan la parte civil en el proceso, sostienen que los muchachos fueron ejecutados y que luego la policía fraguó la escena de un enfrentamiento. Aunque la causa acaba de clausurarse, este punto no quedó claro. Ni el comisario a cargo de una pericia balística en el lugar ni otros funcionarios policiales convocados para declarar sobre el tema pudieron responder si hubo intercambio de disparos en los pasillos de Villa Manuelita la madrugada del 26 de septiembre de 1999.

Díaz y Kleiman fueron hasta allí a raíz de la denuncia de un taxista, quien dijo que a pocas cuadras lo habían asaltado y golpeado dos chicos. En la esquina de Spiro y Cepeda los policías se cruzaron con Caballero y Velásquez, que vivían en esa zona. En lo que para la policía fue un enfrentamiento y para los familiares una ejecución, Andrés Velásquez recibió un balazo en el pecho y Walter Caballero dos en el pecho y uno en una pierna. El taxista asaltado no los reconoció como los autores del atraco.

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