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 sábado, 14 de febrero de 2004

Un desastre ecológico en medio de una puja por obras de un canal aliviador
Aparecieron seis kilómetros de peces muertos en la laguna de Villa Cañás
Millones de pejerreyes se descomponen cerca de la ciudad. Investigan si un avión derramó agroquímicos

Rosana Sirur / La Capital

Villa Cañás. - La aparición de milllones de pejerreyes muertos en un sector de la costa de la laguna Quirno -más conocida como laguna Rovea-, motivó una denuncia policial por parte de Juan Ramón Coria, encargado de la estancia La Zoraida, por lo que personal de la comisaría local investiga las posibles causas del fenómeno. Mientras algunos productores piensan que la mortandad fue producto de las altas temperaturas registradas durante los últimos días de enero, otros aseguran haber visto un avión fumigador vaciando el tanque de pesticida en el agua.

Los peces muertos, en su mayoría pejerreyes, aparecieron diseminados el fin de semana pasado en una extensión de casi seis kilómetros de largo por un metro de ancho sobre todo el perímetro de la costa lagunera. Si bien no hay precisiones oficiales, no es difícil suponer que se trata de decenas de toneladas de carne que se están descomponiendo a sólo tres kilómetros del casco urbano de esta ciudad del sur santafesino.

Aunque por el momento no se establecieron responsabilidades acerca del hecho, la policía está investigando una denuncia sobre un avión fumigador que habría sobrevolado el espejo de agua recientemente. "De acuerdo a las primeras investigaciones, el daño habría sido provocado por un avión fumigador que vació su tanque en la laguna", adelantó Juan Manuel Ricardo, titular de la comisaría 6ª de Villa Cañás.

El policía explicó que se constituyó en el lugar y tomó una muestra del agua que está siendo analizada en el laboratorio biológico de la Unidad Regional II, con asiento en la ciudad de Rosario. "No obstante hemos enviado notas al aeroclub local para conocer el movimiento de aviones y si existió algún registro de vuelo en ese momento", reveló.

Desde la dependencia policial, además de labrarse actuaciones por infracción al artículo 138 de la ley provincial 10.703, se tomó declaración a dos productores rurales de la zona quienes se consideran "víctimas de este hecho ya que ambos, Luis Enrique Rovea y Ariel Brahím, se dedican a la pesca comercial" en el lugar, señaló el comisario Ricardo.


Altas temperaturas
Basado en un envenenamiento que afectó a esa laguna hace más de 20 años y que provocó la ausencia de peces durante ese lapso, el pescador Rovea especuló con que en este caso la situación aparenta ser distinta y que los pejerreyes podrían haber muerto por "el calentamiento del agua".

A finales de enero pasado la temperatura en la zona alternó entre los 37 y 38 grados, situación que se agravó porque los vientos soplaron en muy pocas oportunidades, algo que derivó en una importante falta de oxigenación del agua, que se produce cuando el líquido se bate con las olas.

Este último dato tiene suma importancia porque es la única forma natural de incorporar oxígeno al agua en una laguna superpoblada, un problema que se origina por la gran reproducción de la especie cuando no hay depredadores que mantegan el equilibrio ecológico, que la pesca comercial y la alimentación de aves acuáticas no alcazan a realizar.

Al respecto cabe destacar que el pejerrey es una especie que se desarrolla habitualmente en aguas que circulan, preferentemente muy frías.

Si bien se adapta en un habitat lagunar sólo llega a soportar temperaturas templadas. Por estas razones se puede suponer que la hipótesis de Rovea puede ser acertada.

"Las características del espejo de agua no cambiaron", afirmó Rovea y agregó que "tampoco varió su color, está muy linda, no como en aquella oportunidad -en referencia a lo ocurrido hace más de dos décadas- que adquirió un aspecto fangoso". Y reforzó su apreciación de descartar la presencia de una sustancia tóxica haciendo hincapié en el hecho de que los animales no se acercan al agua contaminada, resaltando que "acá, tanto el ganado como los patos, las gallaretas y los biguás no tienen esa actitud, que sí tuvieron hace 20 años", dijo.

Al recordar aquel lamentable episodio que prácticamente erradicó la fauna de la laguna, dijo que "fue una madrugada y ya teníamos las redes tendidas. Algunos pescadores advirtieron muchos pejerreyes muertos, por lo que enseguida hicimos una recorrida por la zona. Cuando llegamos a un sector de poca profundidad me bajé de la lancha y pisé algo como un colchón de medio metro de peces sin vida", al tiempo que agregó que "por lo general, el pejerrey envenenado toma un color que va del rojo al bordó oscuro y no flota, se va al fondo".

Los pescadores de la zona decidieron suspender por un tiempo la pesca a la espera de los análisis que confirmen los motivos de la mortandad. Sin embargo , algunos para demostrar que la situación es causado por motivos naturales insisten en consumirlo, "y hasta ahora no hubo inconvenientes", según explicó Rovea.

El producto de la pesca es comercializado en Mar del Plata, aunque se quejan que el precio en demasiado bajo como para tener una buena rentabilidad.

Por otra parte, una fuente que pidió no ser revelada, estuvo en desacuerdo con la opinión de Rovea y brindó un aspecto completamente diferente a la situación al hacer referencia a algo que está en boca de todos en el pueblo: el posible envenenamiento del agua sería parte de una interna entre los productores del lugar.

Según se comenta, algunos chacareros vienen bregando para que se realicen las obras que permitirían bajar el nivel de las aguas y así recuperar sus tierras productivas para retomar la explotación agrícola y ganadera, una posición fundamentada en las pérdidas que les originó el avance de agua y el alto valor que ahora tienen los cereales.

En tanto, otro grupo de ruralistas estima que el daño que originó el agua en las tierras es "irreversible", ya que según los expertos en la materia aseguran que habría que trabajarlas intensamente por lo menos durante cinco años para el cultivo y diez años para la ganadería.

Por esa razón no estarían dispuestos a afrontar esa alternativa porque -dicen- sería más costoso recuperar la vieja unidad productiva, con bretes, alambrados, aguadas y demás elementos, que el valor mismo de las tierras. Además, la situación imperante desde hace muchos años los obligó a cambiar de actividad al tener que dedicarse a la pesca comercial para sobrevivir.

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Miles de pejerreyes flotan en la costa de la laguna Quirno.

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