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 sábado, 14 de febrero de 2004

Irregularidades que habrían beneficiado al acusado
Cuestionan el juicio por el crimen de un joven rosarino en Puerto Madryn
La víctima, de 17 años, murió de un disparo cuando estaba en una reunión. El caso fue considerado un accidente

La familia de un adolescente rosarino asesinado en la ciudad chubutense de Puerto Madryn en mayo de 2002 criticó con dureza la instrucción y el juicio que terminó ayer en los Tribunales de esa ciudad. La muerte de Jorge Realini, de 17 años, fue juzgada como un homicidio culposo, es decir, sin intención, cuando su familia y el representante legal de ésta consideran que fue un homicidio simple.

El crimen ocurrió frente al hermano menor de la víctima y otros amigos, que no fueron citados a declarar. El acusado recibió una condena de un año de prisión en suspenso, por lo que permanece bajo custodia de su madre. La familia de la víctima asegura que recibió amenazas de los allegados al agresor, que viven a escasas cuadras de su casa, y aunque lo solicitaron nunca recibieron protección policial.

Jorge Realini vivía con su padre en Rosario, donde estudiaba en un colegio técnico. El 10 de mayo de 2002 se encontraba visitando a su madre en Puerto Madryn. Ese día, el chico estaba con su hermano y otros amigos en un dormitorio de la casa.

Entre los conocidos se encontraba Alfredo Nicolás G., que en ese momento también tenía 17 años y ejecutó un disparo que hirió en la cabeza a Realini, quien murió después de dos días de agonía.

"El chico llevó el arma y la cargó y descargó varias veces frente a los chicos", contó indignada la mamá de la víctima, Claudia Galluzzo, de 35 años, desde Puerto Madryn. La mujer señaló que el agresor llegó a la casa con el arma, acompañando a un amigo de su hijo. Aparentemente alcoholizado, increpó a Jorge, que se había levantado de la cama para salir de la habitación y sin ningún motivo le disparó en la frente.

Realini cayó herido en su cama, frente a su hermano Matías, que tenia 15 años, y murió en el hospital después de agonizar "46 horas", precisó la mujer.

"La jueza no llamó a más testigos porque el chico se declaró culpable", contó indignada Galluzzo. Junto a sus hijos, el ataque fue visto por Marcelo Martínez, de 19 años, y un chico de apellido Garay, de 15, que llegó con el agresor y nunca figuró en el expediente a pesar de haber sido mencionado, y, por lo tanto, no fue citado a declarar.

La madre de la víctima aseguró que los testigos vieron cómo Gómez manipuló los proyectiles y apuntó con el arma varias veces mientras estaban en la habitación.

Esas descripciones contradicen lo que el acusado declaró en el juicio, que volcó la calificación del crimen como homicidio culposo. El chico aseguró que el arma no era de él, y que tampoco sabía si tenía proyectiles, y la Justicia lo consideró acreditado.

"Lo que dijo son mentiras, y los testigos que podrían haberlo probado no fueron citados a declarar", señaló Galluzzo. La mujer considera que el asesino de su hijo tenía conocimiento sobre armas y asegura que no pudo contestar cuando le preguntaron dónde había hallado el revolver, que dijo haber encontrado en un baldío.

Según Galluzzo, el chico que atacó a su hijo cuenta con antecedentes penales y toda su familia "está acostumbrada" a los problemas con la ley.

El abogado de la familia, Carlos Villada, consideró "lamentable" la instrucción de la causa. "Lo que el acusado dijo no se investigó jamás. El fiscal Rafael Luchetti seleccionó la figura de homicidio culposo, porque consideró un manejo imprudente del arma. Nos privó de un juicio criminal, que al menos le hubiera impuesto medidas de seguridad. Ni siquiera podemos apelar. No podemos ir más lejos de la acusación del fiscal", señaló el abogado.

Villada insistió en criticar la instrucción. "Fue un absurdo. Nunca llamaron a declarar a los que tenían que convocar. Los testigos presenciales dieron los nombres de todos los presentes ese día, pero uno de ellos ni siquiera se incluyó en el expediente. El fiscal no investigó", aseguró.

El abogado señaló que el ataque debió ser investigado como un homicidio simple. "Estaba manipulando un arma y no era la primera vez que lo hacía. Al menos, debería haberse considerado un dolo eventual, pero homicidio simple", señaló.

El asesino de Realini fue dejado bajo custodia de su madre, en Comodoro Rivadavia. "Ella es una mujer prácticamente indigente y el chico, analfabeto", señalaron fuentes allegadas a la causa. "Su única obligación es pasar por el patronato", indicaron.

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Jorge Realini murió en mayo de 2002.

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