Año CXXXVII Nº 48283
La Ciudad
Política
Economía
Información Gral
La Región
Opinión
Escenario
El Mundo
Educación
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Campo


suplementos
ediciones anteriores
Salud 28/01
Autos 28/01
Turismo 25/01
Mujer 25/01
Economía 25/01
Señales 25/01


contacto

servicios

Institucional

 sábado, 31 de enero de 2004

Los chicos aprenden a nadar en "la pile" del Hogar del Huérfano
Gracias a las donaciones se compran el cloro, las ojotas y mallitas de los nenes, y se paga la renta de dos bañeros

Los chicos del Hogar del Huérfano (Laprida 2129) se ríen de las altas temperaturas rosarinas. ¿Cómo? Dándose chapuzones en lo que llaman "la pile", cada tarde de 14 a 18. Allí, ante los ojos atentos de cuatro guardavidas, no sólo se refrescan y juegan sino que también aprenden a nadar. "Siempre nos sostenemos con las donaciones y en verano también. El cloro y el mantenimiento de la pileta, la renta de dos de los bañeros, las mallitas y ojotas para los chicos y los salvavidas, todo se afronta con la solidaridad de la gente", señaló Laura Weskamp, vicepresidenta primera de la comisión de mujeres voluntarias del Hogar.

Actualmente esta institución de tránsito alberga a 140 chicos (desde el año y medio, o cuando ya pueden caminar, a los 19 años). Niños y adolescentes judicializados por violencia familiar, desnutrición y abandono -transitorio o no- que fueron derivados allí por decisión de un juez de menores. Un plantel de 50 empleados trabajan para ellos: les dan de comer, los cuidan y atienden y se encargan del apoyo escolar.

En verano, la cifra de chicos del Hogar se reduce porque muchos, según los casos, visitan a sus familias por las fiestas, pasan con ellos las vacaciones o, como durante el resto del año, salen el fin de semana.

La mayoría de los chicos se levanta y directamente se calzan la malla para ir a la pileta (de 26 metros por 6 y de 1.80 metros de profundidad en la parte más onda): es la diversión del lugar en las calurosas tardes de verano.

Los más chiquitos duermen la siesta (una actividad que no se impone), pero la mayoría espera que pasen dos horas después del almuerzo para estar puntuales en la pileta que ya cumplió más de veinte años en la institución.

"La pileta no se usó por mucho tiempo por falta de mantenimiento. Estaba rajada y no teníamos dinero para arreglarla. Pero las donaciones nos salvaron una vez más. Ahora está impecable y los chicos la disfrutan de lunes a sábados casi cuatro horas diarias", aseguró Weskamp.


Flotar y nadar
Laura, Sebastián, Germán y Gonzalo son los cuatro guardavidas de la pileta del Hogar. Dos son rentados por la institución, y los otros dos por la Municipalidad.

Según aclaran, no sólo cuidan a los chicos, sino que también les enseñan a tirarse a la pile, flotar y nadar. "Somos profes de educación física y sabemos como trabajar con los chicos. Los dividimos en cuatro grupos de acuerdo a las edades y en función de ello les preparamos actividades. También nos encargamos de colocarles protector solar y de compartir con ellos la hora de la leche", indicó Laura.

Después de la merienda los chicos vuelven a la pileta pero sin reglas. Juegan hasta las 18, a las 19 cenan y pocas horas después caen rendidos.

"Me animaría a decir -agregó la guardavida- que sin la pileta y con este calor, los chicos, como todos los chicos, se la pasarían peleando".

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Cuatro bañeros organizan las actividades de los chicos.

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados