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 domingo, 11 de enero de 2004

Aquí nomás. De un poblado con casas de fin de semana a residencia permanente
Unas 1.500 familias rosarinas se mudaron a Funes en sólo dos años
En su mayoría son parejas jóvenes que se instalan en las afueras del casco céntrico y en los barrios cerrados

Laura Vilche-Diego Veiga / La Capital

Hace tan sólo trece años, Funes era una pequeño pueblo que no llegaba a los 9 mil habitantes y se convertía cada fin de semana en el escape de los rosarinos que poblaban casas quintas en búsqueda de quinchos, piletas y jugosos asados. Pero los tiempos cambiaron. Durante los dos últimos años ese escape se convirtió en la residencia fija de alrededor de 1.500 familias rosarinas que decidieron mudarse al Jardín de la Provincia. En su mayoría son parejas jóvenes que se instalan lejos del casco céntrico o en los barrios privados. Así, el pequeño poblado de los noventa cambió. Se convirtió en una pujante ciudad donde hoy viven más de 15 mil personas. Una década atrás se construían allí sólo 18 viviendas por año, ahora la cifra supera las 200. Y aún más. En los últimos tres años se abrieron 44 comercios: entre ellos cinco supermercados. Todo un fenómeno.

El crecimiento de la localidad es tan obvio como la falta de servicios de agua potable, gas natural y cloacas para todos sus habitantes. Además, escasean las vacantes escolares y cada vez que llueve se corta la luz. Pero los nuevos vecinos no se arrepienten de su elección. Se los escucha decir que eligieron vivir en Funes "por el aire puro", "para huir del ruido" y "por su seguridad". Y con distintos matices no dejan de remarcar que "ni locos" se vuelven a la gran ciudad (ver aparte).

Entre los que decidieron mudarse a Funes (ubicada a 20 kilómetros y a sólo 30 minutos del centro de Rosario) están las familias que se instalaron en sus dos barrios privados. A metros del Liceo Aeronáutico y en un predio que hasta el 2001 era un sembradío, hoy se levanta Funes Hills con 40 casas en construcción y ocho más en las que ya viven familias. Y a la vera de la autopista a Roldán se erige Kentucky: 38 casas en construcción donde ya residen 42 familias en forma permanente.

Según los agentes inmobiliarios de Funes, ambos espacios residenciales se sumaron así a un boom que comenzó en Buenos Aires hace unos 20 años. Y la salida de la convertibilidad, la reactivación económica y la búsqueda de espacios en contacto con la naturaleza han llevado a que se empiecen a construir en estos barrios cerrados entre tres y cuatro casas por mes.

La inmigración ha hecho que hoy se mezclen en Funes un incipiente ritmo urbano con el sonido de los comerciales de la propaladora y las religiosas siestas. "Quizá sea esa extraña fusión lo que sedujo a tantos rosarinos. Lo que hizo que la localidad deje de ser sólo un lugar para pasar el fin de semana y pase a ser una ciudad dormitorio", comenta a La Capital quien es desde hace un mes el intendente de la localidad, Juvenal Rímini.

El funcionario es un buen ejemplo de quienes cambiaron la vida cotidiana por la tranquilidad de un pequeño poblado. Rímini nació hace 50 años en Rosario, vivió en pleno centro. Comenzó a visitar Funes los fines de semana, después trabajó allí como médico clínico y, finalmente, hace 17 años, decidió adoptarla como lugar de residencia.

El intendente admite que apenas un 20 por ciento de la localidad tiene gas natural y agua potable, nadie tiene cloacas y menos de un diez por ciento de las calles está pavimentada. Pero a pesar de ello asegura que mudarse "valió la pena" y que "nunca más volvería a optar por la vida en la gran urbe".

Es que según afirma Rímini, además de una naturaleza prodigiosa, el Jardín de la Provincia cuenta con otro valor: "su seguridad. Aquí el más común de los delitos sigue siendo el robo a casas quintas deshabitadas, pero no se sufren arrebatos en las calles ni en los autos. Claro que ya no se deja la puerta abierta de las casas como hace unos años, porque se toman recaudos, pero Funes sigue siendo seguro", asegura.


Más y más gente
Basta tan sólo con analizar los registros del Instituto Provincial de Estadística y Censos (Ipec) para confirmar el crecimiento poblacional de Funes. En 1991 tenía 8.952 habitantes y en el censo de 2001 ya eran 14.665. Hoy se estima que el número supera los 15 mil (5 mil contribuyentes son de Funes y 10 mil de Rosario, es decir casas de fin de semana).

La propaladora que desde hace 20 años publicita la actividad comercial local desde sus cuatro parlantes ya no está sola. Tres radios FM, dos publicaciones gráficas -de distribución gratuita- y un canal de cable local se encargan de llevar noticias y publicidad funenses.

El pequeño poblado de los noventa cuenta hoy con tres empresas de remises con 30 unidades a las que desde la semana próxima se sumarán 10 licencias más a pedido de las propias empresas que aducen no dar abasto con el servicio. Además, cuatro clubes, seis escuelas y tres dispensarios son parte del haber.

Como contrapartida, los vecinos se quejan de algunas cuestiones. Según el intendente, el 75 por ciento de los reclamos son por los servicios básicos: riego de las calles, zanjeo y alumbrado público. Y también sostiene que no faltan las voces pidiendo el mejorado de las calles. "Se solicita más que el pavimento -asegura Rímini- ya que la mayoría de los contribuyentes no quiere que se urbanice demasiado el paisaje".

También los vecinos piden gas natural, agua potable, cloacas, que la luz no se corte tras cada tormenta y que haya más vacantes en las escuelas porque si no, se ven obligados a mandar a sus hijos a los establecimientos de Fisherton o del centro de Rosario.

(sigue en página 4)

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El tráfico por la ruta 9 es intenso a toda hora. La autopista y calle Mendoza son las otras opciones para llegar a Funes.

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