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 miércoles, 17 de septiembre de 2003

Un extenso cortejo fúnebre despidió ayer los restos de Juan Carlos Aldana
Familiares y amigos reclamaron justicia para el taxista asesinado
En Rondeau y Washington, donde la víctima tenía su parada, se le hizo un emotivo homenaje. Críticas a la policía

Lucas Ameriso / La Capital

Al grito de "cárcel a los delincuentes" y "basta de impunidad", los taxistas despidieron los restos de Juan Carlos Aldana, el chofer de 35 años brutalmente asesinado en la madrugada del lunes en barrio Ludueña. El cortejo fúnebre partió ayer a las 9 desde Córdoba y Riccheri, y se dirigió a Rondeau y Washington, donde el taxista tenía su parada. Allí se le rindió un homenaje, y familiares y compañeros de trabajo exigieron a viva voz "Justicia para Juanchi". Luego, la caravana de cuatro cuadras de extensión, finalizó su recorrida en el cementerio La Piedad, donde inhumaron a la víctima. El paro de 24 horas lanzado por los taxistas culminó al mediodía, y según sus organizadores contó con un 90 por ciento de adhesión.

La de ayer fue una jornada de luto para los taxistas de la ciudad. Este asesinato puso en evidencia una vez más la falta de controles policiales en horarios nocturnos y el marcado aumento de los robos contra los choferes en plena madrugada.

La muerte de Aldana sirvió para que muchos taxistas digan "basta", frente a las promesas oficiales de reforzar la seguridad y aumentar el número de policías en las calles. Los esfuerzos del propio ministro de Gobierno, Carlos Carranza, para contener la bronca del sector fueron insuficientes. "Tiene que haber un muerto para que muevan un dedo", insistieron ayer los tacheros.

En rigor, la firma de un compromiso público del gobierno para conectar el Comando Radioeléctrico a los radiotaxis, dejar semáforos intermitentes por las noches y requisar taxis con pasajeros no alcanzaron para contener la bronca acumulada.

El paro se hizo sentir durante toda la noche del lunes y la mañana de ayer. A la medida de fuerza se le sumaron titulares de licencias, empresas de radiotaxi y remiseros.

"Esto demuestra que si la policía y el poder político no cumplen, estamos dispuestos a ponernos de pie todas las veces que sea necesario e incluso profundizar las medidas para que este crimen no quede en vano", advirtió el titular del Sindicato de Peones de Taxi, Horacio Boix.

La hilera de más de cuatro cuadras de taxis partió ayer pasadas las 9 desde la sala velatoria ubicada en Córdoba y Riccheri, y se dirigió directamente a la parada de taxis de Rondeau y Washington, donde Aldana concurría a diario. Allí se hizo un minuto de silencio en su memoria.

La flota de coches, incluidos los remises, cubrió la doble mano de Rondeau. En el lugar permanecieron casi una hora en compañía del padre de la víctima, sus tías, su suegra y el resto de familiares y vecinos.

"A esos hijos de puta de los delincuentes, los derechos humanos (en alusión a los organismos) le dan seguridad, y si nosotros tenemos un palo en el auto nos llevan presos", se quejó un taxista, mientras desde el fondo un coro de vecinas vociferaban: "¡Hay que matarlos a todos!".

La indignación fue in crescendo. "Vamos a ir a buscar al que le hizo esto a Juanchi", dijo un compañero de Aldana, del radiotaxi 4555555. Y el padre de la víctima lanzó su bronca contra el homicida: "Todos los taxistas de Rosario te van a ir a quemar la villa entera".

Familiares y taxistas también apuntaron contra la Unidad Regional II de Policía. "Que los canas vengan a poner los huevos y dejen de ser cagones", se escuchó. Tampoco faltaron amenazas de justicia por mano propia. "Los faloperos no sirven para nada. Hay que ejecutarlos en la plaza, no merecen vivir", sentenció un grupo de vecinas del barrio Ludueña.

Aldana recibió el último adiós de sus seres queridos en el cementerio La Piedad. Taxistas, funcionarios provinciales y la policía volverán a verse las caras el próximo lunes para hacer una evaluación del operativo de seguridad prometido.

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Los amigos acompañaron el cortejo.

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