Televisión/Crítica

"Moda en off": Los ángeles se quedaron sin alas para volar en medio del glamour

Pedro Squillaci / La Capital

Contar con Graciela Borges para un programa es como jugar un partido con Maradona. Claro que los partidos se ganan por goles. Y en televisión por más que se tenga a diez Maradona si no hay un guión sólido y una dirección acertada se cae toda la estructura. Algo así pasó con "Moda en off", el envío que reinició su temporada anteayer y se emitirá lunes por medio, a la medianoche, por Canal 5. El ciclo pasó de mostrar novedades en diseño a una suerte de ficción que sólo quedó en buenas intenciones.

Oscar Fernández Fini tomó como un desafío personal esta nueva etapa de "Moda en off". En base a una amistad con Graciela Borges, escribió "Sobre ángeles", un texto que originalmente fue hecho a medida para que la actriz se luzca. La Borges es un ángel que toma vida en la tierra, y tiene una mirada particular sobre los enigmas eternos, los afectos y el amor.

Las escenas fueron mayormente filmadas en la Aduana de Rosario y hubo unas pocas tomas en la peatonal Córdoba. El espacio de la Aduana permitió desplegar algunos toques de la estética que Fini empleó en su ciclo. Los desnudos masculinos y femeninos remitieron a citas simbólicas, pero con una música celestial demasiado obvia y un débil soporte argumental.

El envío de media hora se subdividió en semibloques con títulos como "El ángel", "Angeles de la felicidad", "Las señales", y "El abrazo de los ángeles", donde un adecuado primer plano transmite la ternura de la actriz cuando se encuentra con un grupo de niños del hogar del padre Santidrián. Sin embargo, el recurso es efectista y sorprende por lo desarticulado del resto del guión.

Todas las fichas están puestas en "El encuentro". Allí, Borges y Fini están sentados frente a frente en un diálogo en el que se confunde la ficción con la realidad. Cuando ella le dice "Oscarcito" no le habla a un personaje sino al mismísmo Fini, su amigo. Con todo, la naturalidad de la Borges contrasta brutalmente con la fría interpretación del conductor del envío.

La escena de la charla es estática, a pesar se estar sazonada con algunas modelos ángeles que caminan inexplicablemente a cada uno de los lados de los protagonistas. El diálogo roza el misterio de los ángeles, los sueños, la violencia y hasta el erotismo, pero sólo como títulos de una temática que apenas llega a abordarse con una simbología no demasiado feliz.

El final con la voz en off de Fini desnuda otro mix de ficción y realidad, que no hace más que poner el acento en la buena relación del conductor con la actriz. "Conocer gente diferente es un milagro", dice Fini. Angeles con poco vuelo.

Natalia Garay interpreta a un ángel.