Año CXXXIV
 Nº 49.096
Rosario,
lunes  23 de
abril de 2001
Min 12º
Máx 18º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






La fiesta del folclore volvió a quedar del lado de Génova
Canallas y xeneizes dieron el mejor marco a un partido francamente olvidable

Miguel Pisano

Como en los últimos años, la fiesta del folclore futbolero se quedó a vivir esta vez del lado de los xeneizes, ese tierno gentilicio con música de canzonetta genovesa que, como los argentinos, bajó de los barcos, como cantaría Litto Nebbia.
Y como en la mayoría de los clásicos largamente esperados, el marco superó largamente al cuadro, en definitiva un partido desteñido y sólo salvado del aplazo del hincha por un par de emociones en cada etapa. Entre ellas, la jugada maradoniana del Pequi De Bruno, que gambeteó a cuatro por la derecha del área y cuando quedó solo con el Pato Abbondancieri se la alcanzó con una masita.
Un párrafo bien ganado lo tiene Juan Riquelme, un jugador del año 30 tanto por su exquisita técnica como por su despliegue siempre al tranquito, que metió un gol de antología junto al segundo palo de Tombo, cuando expiraba el primer tiempo.
En realidad, el otro clásico tuvo todos los condimentos propios del mejor juego, entre los que no faltaron algunas jugadas al límite, como la falta del Vasco Erroz a Riquelme, que finalmente lo dejó fuera de la cancha, el cazote de Pizzi a Matellán -más propio de un partido de barrio-, la pelea de Bianchi con la televisión -justamente el Virrey, un técnico tan mediático que da la formación por Internet- y el cálido intercambio de botellazos entre los plateístas canallas y el masajista boquense, que terminó en gayola.
Y en el complemento, Central estuvo a un tris de alcanzar un empate heroico con diez jugadores, cuando Tom Arriola dibujó en el borde del área y metió un derechazo en el palo, que Charles Pérez empujó al arco. Hasta que a sólo un par de minutos del final el Chelo Delgado -que deber haber hecho un par de goles de cabeza en su carrera- peinó un centro de Barros Schelotto y hasta tuvo el tupé de gritarlo, antes de que un muro de insultos lo hiciera desistir de tamaño festejo.
"Desde 1889, la primera hinchada del país", alardeaba una gran bandera canalla, junto a otra más humorística, que ironizaba "Hoy Central es Argentina", en el pueblo auriazul de la popular baja de Regatas.
Y enfrente, la gente de Boca se quedó después del partido con su festejo interminable, en medio de las innumerables banderas de la hinchada más federal del fútbol argentino.


Notas relacionadas
La 5ª canalla se comió una goleada y perdió la punta
Pizzi volvió a mostrar su ira y se fue antes de tiempo
Luego de clasificar en la Copa, Central cayó con Boca
Villarreal le perdonó la vida a Erroz
La intolerancia del banco de Boca
Duelo de volantes: Riquelme fue el mejor diez
Bianchi ganó el duelo con poco
Bauza: "Ahora Pizzi deberá recapacitar"
Charles entró y empató
Bianchi: "Ganamos un partido muy difícil"
Los silbidos al Chelo
Diario La Capital todos los derechos reservados