|
sábado,
01 de
diciembre de
2007 |
El tiempo libre de Cristina
Por Raúl Acosta Es fácil, para nosotros, los hombres, homófobos por construcción societaria ( y decisión personal) construir nuestros horarios diarios, diurnos, nocturnos y/o trasnochados. El tiempo de un baño, una ducha, un peinado, un perfumado, la vestimenta previamente elegida... chau.
Que la homofobia no obnubile. Nada será igual desde el 10 de diciembre de 2007 en Argentina.
No tengo reloj de arena o calculadora apropiada, ayúdeme, se auxiliará usted también.
Cómo serán los tiempos de la presidenta. No sabemos. Imaginamos. No lo sabemos.
El tiempo del cuidado de los pies, ¿cuánto insume? Digamos...una hora semanal. ¿Está bien? Debemos suponer que quien sea el pedicuro presidencial, adaptará sus horarios a los de su clienta. Pero el tiempo real existe. Juntémoslo con el de manicuría. Manos ocupadas, pies ocupados. Hay que cuidarlos, no es chacota, es cuestión de Estado. Un callito es un decreto equívoco (dice Míster Kabuchi).
Usted, cuando tiene una larga caminata, un plantón, un desfile, cuando se le hinchan los pies, ¿no necesita un tiempito para descalzarse, aflojar los dedos, moverlos (es tan lindo mirarlos, allá, sobre la otra silla, ver que recuperan su posición natural; exclamar ese: "ah" de regoce por el momento, grato momento. No tiene precio)?
No hay que olvidar que los zapatos "puntudos" son forzados, no resuelven la posición natural de las extremidades inferiores y, pese a la costumbre Ωque hasta Mirtha Legrand confiesa: "Yo con tacos altos a todas partes"Ω en algún momento, por estudios de Bipedestación y Marcha, se sabe que hay que dejar descansar esos músculos, esos huesecillos castigados, esos meniscos con poco lubricante, en fin, service de pata al aire, horizontalidad del cuerpo y del alma y deshinchar las pantorrillas que, pese a su ancho, ya no son las mismas. Los sagrados derechos de los metatarsianos. Hay literatura al respecto.
¿Cúanto tiempo de descanso? Según el uso. Con uso intensivo del cuerpo conviene agregar masajes en las zonas castigadas, bañitos de aguas acaloradas, con algunas sales refrescantes. ¿Estará bien una hora semanal? Es poco, muy poco pero es un sacrificio por la patria. Ya llegará el tiempo del descanso. Ya terminarán los honores, pero no el puesto de lucha.
Si bien a veces, ocasionalmente, es uno quien se maquilla, todo maquillaje, aun el profesional, exige un retoque. Aquello de las muchachas: "Me voy al baño a peinarme", escondía, seguro, el doble discurso femenino. Siempre fue micción, sí, pero además verdadero retoque. ¿ Cuánto tiempo? Cinco minutos cada tres horas. ¿Está bien? Sí, porque los pañales de astronauta ya se venden en Argentina. Pero el retoque del maquillaje, en grandes agasajos, es necesario. No todos tienen cámaras con filtros de tersura (los periodistas gráficos, los más queridos, los que no preguntan) y, ante la ausencia de filtros, mejor un colorete.
Pero el verdadero nudo de esto es el maquillaje de arranque.
Ha dicho la señora Cristina: "Desde los 17 años me pinto como una puerta". ¿En cuánto tiempo, más allá de la metáfora, se arregla un rostro presidencial?
Le concedemos 15 minutos diarios. Es poco, pero...
El asunto, casi un asunto de Estado, es complejo: ¿se viste antes de maquillarse o, por el contrario, se maquilla ya vestida? Qué duda, casi "hamletiana".
El uso (hay consultas y estadísticas) es maquillarse ya vestida de intimidades y, sin resolver, el último: "Y ahora qué me pongo" . En el caso de Cristina, resueltos los cambios de modistos pos senaduría y arribados al sillón rivadaviano los nuevos, los silenciosos arregladores de caderas, piernas, talle y cisa, las dudas son pocas, pero en algún momento hay que probarse, medirse, decidir. Nadie se pone un traje borravino sin saber con qué combina ese tul, esa gasa, ese tailleur de cintura alta, para que el cinturón, ancho, cambie el eje de miradas. Toda mujer se viste para algo, aún las presidentas. Excepción histórica: Golda Meir. Confirmaría la regla.
A los bifes, vamos a los bifes: en qué tiempo se viste una presidenta. ¿Le dejamos quince minutos entre el: "Ya voy, ya voy", y la radiante entrada-salida hacia los fastos?
¿Quién esperará a quién, en el país, después del 10 de diciembre? Su marido era medio demorón, ¿tendrá que aguantar él?
Sin querer mencioné "a los bifes". La comida: ¿qué tiempo llevará? Estaremos para el yogur descremado, el bifecito magro, el agua mineral (su marca, no olvidar su marca) estaremos bien, digo, con 15 minutos diarios.
Ojo, que la comida apurada cae mal. Hasta mi abuelita lo sabía, pese a que en aquellos años no había estrés ni mujeres presidentas. Y están esos yogures que aceleran el tránsito por el tracto digestivo. Menos mal. Que el estrés no cambie el relojito biológico, sería una plegaria de protocolo, seguramente. Demasiado nos ha costado un colon irritable.
Bien, ahora hay que re calcular el tiempo del cosmético, de la pilcha, hay que cambiar de sitio los espejos en ciertos despachos, las luces, que como están no favorecen la tersura de la piel, cambiarlas ya, la hora de las fotos, el tiempo de los plantones, el domicilio de mi zapatero, su silencio, el viento de las ventanas, ese viento que cambia el peinado: ¡echenló ya!, el tiempo del teñido, el color, no olvidar el color, cada nueve días las canas insisten, los postizos están... no están, dónde se derivan los zapatos usados, el maquillador, dónde dejo la cartera, los hijos, cuidar la intimidad de los hijos, Néstor medio paso atrás, me acompañará en los viajes, si, no... En los viajes el peluquero va en avión de línea, no olvidar.
En los aviones, cuando me levanto para ir a peinarme, la custodia: ¿tiene que acompañarme? ¿Es necesario custodia femenina...?
¿Koleston, Wella, Helene Curtis, perfumes de Myrurgia? Hablar con Prócter & Gambler, ya, ya mismo...
Cuándo leeré de economía. No leo nada hace años, debo releer el príncipe, y el principito.
Yo debería ejercer censura sobre las fotos que no me favorecen.
El dermatólogo me pide un día de descanso completo para el cutis, no puedo, no puedo. ¿Qué hago con los días en que todo molesta y fastidia, tendremos visitas higiénicas con mi marido? Suerte: ya no hay mas días en que todo molesta y fastidia, debo aumentar los fitoesteroles, por la decalcificación. ¿Quién reemplazará a "Tita" pidiendo el papanicolau, muchacha? Todas las feministas se hacen rulos conmigo.
Si cambio el personal de servicio será tapa en todas las revistas, si los dejo escribirán un best sellers por compilación de mis gestos y palabras de la intimidad. No tengo intimidad, ¿no cierto?
El periodismo se abusa de mí, creen que porque soy mujer.
No tengo tiempo, no tengo tiempo de nada. Están por llegar los invitados...
La presidenta Cristina será buenísima en su cargo. Llega sabiendo cuánto es el tiempo libre y lo que vale para el país.
enviar nota por e-mail
|
|
|