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 viernes, 30 de noviembre de 2007  
Reflexiones
El Club de París, un problema

Carlos María Cobo (*)

En los últimos tiempos el gobierno de nuestro país expresó su voluntad de cancelar o refinanciar la deuda en default que mantiene con el Club de París, deuda que se viene arrastrando desde hace varias décadas. En primer término debemos manifestar que el Club de París es jurídicamente un foro informal de países acreedores y deudores que no cuenta con estructura legal propia y que está integrado por 19 miembros permanentes, que son quienes han fijado un conjunto de principios básicos que rigen la reprogramación de las deudas, aunque en cada caso particular se aplican también reglas específicas que se adecuan a las circunstancias.

Se menciona con asiduidad que un impedimento para que nuestro país pueda arribar a un acuerdo por su deuda es el normado en el artículo IV del Estatuto del Fondo Monetario Internacional, que le confiere a éste organismo la facultad de monitorear el sistema monetario, la política cambiaria y fiscal de los países deudores y también la de asesorarlos sobre tales aspectos.

En los hechos prácticos, ello no es lo que sucede generalmente, ya que la supervisión a cargo del staff del Fondo Monetario Internacional se limita a recabar información y realizar consultas a funcionarios del Poder Ejecutivo y del Banco Central. Después de ello envía un pormenorizado informe al directorio ejecutivo de la institución para que lo analice y haga conocer su opinión notificando al país deudor.

En el caso argentino, el Club de París, que es un organismo financiero internacional, no realizará quita alguna sobre el capital ni los intereses de la deuda.

Cabe preguntarse: ¿qué consecuencias políticas y económicas puede acarrear al gobierno argentino el pago de la deuda al contado?, o ¿sería más conveniente económicamente para nuestro país convenir un plan de pagos parciales para ir reponiendo en el tiempo las reservas monetarias empleadas?

Desde el punto de vista político, la cancelación en un sólo pago restaría al Fondo Monetario Internacional una importante cuota de legitimidad y eficacia y el gobierno argentino ganaría un mayor grado de autonomía decisoria.

Implicaría también para el gobierno argentino no estar obligado a someterse a auditorías o condicionalidades por parte del Fondo Monetario Internacional.

Otra ventaja a tener en cuenta es que los bonistas que no ingresaron oportunamente en el canje de la deuda pública (“holdouts”) —mayoritariamente de origen europeo— dejarían a nuestro país en situación más favorable para negociar en el futuro.

Además, una posible derivación ventajosa o favorable al gobierno argentino en el caso de pago al contado, políticamente hablando, sería que podría mejorarse la posición de nuestro país ante el Ciadi. Allí es donde se ventilan juicios internacionales millonarios como consecuencia de reclamaciones formuladas en materia de tarifas por empresas extranjeras prestatarias de servicios públicos, ya que podrían abrirse serias posibilidades de negociaciones diplomáticas con Estados Unidos y países de Europa para encontrar soluciones transaccionales en los litigios, algunos ya de resultados negativos y otros inciertos, siempre que se comprenda el estado de emergencia en que se encontraba Argentina cuando se produjo la devaluación que llevó al congelamiento y pesificación de las tarifas de los servicios públicos.

Entre los beneficios económicos que traería aparejada la cancelación total de la deuda con el Club de París, podemos mencionar la posibilidad concreta de concesión de créditos para exportación y la inmediata radicación de inversiones de capitales procedentes de los centros financieros más importantes del mundo, indispensables para aumentar la producción y oferta de productos y servicios, y aliviar así el proceso inflacionario.

Cabe destacar que si el pago se hiciera en cuotas parciales, la tasa de interés a oblarse no sería fija sino variable. Ello traería como consecuencia, un atraso en el arribo de inversiones tan necesarias como urgentes para integrarse al proceso productivo nacional.

Como conclusión, corresponde expresar que desembarazarse de la deuda con el Club de París acarrearía a nuestro país una serie de ventajas tanto en los planos político como económico y que son las siguientes:

• Se liberaría del monitoreo del Fondo Monetario Internacional que pretende imponer recetas recesivas a problemas internos de incumbencia exclusivamente nacional.

• Mejoraría también el escenario internacional posibilitando soluciones amigables ante el Ciadi en los pleitos en curso.

• Permitiría negociar en mejores condiciones con bonistas extranjeros que en su momento no ingresaron al canje de la deuda pública.

• Finalmente, podemos decir que allanaría el ingreso de capitales extranjeros para volcarse a la producción, lo que resultaría de una trascendencia significativa.

(*) Abogado

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