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miércoles,
28 de
noviembre de
2007 |
La destacada
Festejos sin límites
Desde hace varios años soy testigo de los festejos que realizan alumnos de nuestra ciudad al finalizar su último año en la universidad. Estos hechos merecen algunas reflexiones. La finalización del cursado del último año (no de la carrera, muchos aún deben rendir varias materias) promueve festejos sin límites. Pareciera que ese logro es único, total y absoluto, como si ya no quedara ninguna otra meta posible. Se cortan calles, despreciando el trabajo y el tiempo de quienes no festejan. Se tira basura a más no poder, que deja el lugar público de manera desastrosa. Se contamina con humo y ruido sin pensar en el prójimo. Pero si hay algo que realmente me produce tristeza es la degradación a la que nuestros futuros profesionales se someten. Un gran número de ellos (y ellas) se alcoholizan, algunos hasta quedar tirados. Algunos orinan en tapiales y árboles, generan grescas, vomitan en la calle o en los baños de las instituciones donde han logrado su formación, dejándolos inutilizables. ¿Han madurado suficientemente para iniciar su desarrollo profesional? ¿Deben aquellos que lograrán su título con el dinero de toda la sociedad mostrar semejante irresponsabilidad? ¿Padres, docentes y autoridades no somos también responsables de esta decadencia?
Eduardo A. Ceccarelli
[email protected]
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