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lunes,
05 de
noviembre de
2007 |
“Hay que lograr que el club sea un lugar de pertenencia”
“Tenemos que lograr que los chicos vuelvan a ser solidarios, que tengan un lugar de pertenencia y si es necesario, que coman en los clubes”, enfatizó Ricardo Castello, un profesor de física y matemática que lleva 35 años ligado al fútbol, desde que comenzó a dirigir semilleros de los que salieron Ariel Cozzoni, Sergio Barbieri, Rubén Rodríguez y Eugenio Gentile entre otros. “Todos nacieron en los potreros, donde yo los descubrí, y ahí tenemos que volver para encontrar no sólo buenos jugadores, sino buenas personas”, enfatizó Castello.
Apasionado y comprometido, hilvanó la experiencia que cosechó desde los 13 años, cuando los padres de los chicos lo habilitaron para entrenarlos en Nuestra Señora de La Rocca y que siguió con Juan XXIII y Paulo VI, entre otros. Ahora siente que tiene mucho para dar en el deporte donde encontró “transparencia, humildad y honestidad”, además de sabios maestros dentro y fuera de las canchas. El proyecto “Volver al potrero” lleva su marca y según el mismo lo define es una excusa para proteger a los niños del maltrato y asegurar la satisfacción de sus necesidades básicas.
“A diferencia de la mayoría de los adultos que llegan al fútbol infantil a través de sus hijos, yo era muy joven cuando recorría los barrios con mi vieja bicicleta para buscar jugadores, por eso vi nacer, crecer y hacerse grandes a muchos clubes de la ciudad”, dijo Castello. Su iniciativa busca recuperar el fútbol como juego para evitar que se lo utilice como una “mercadería más, presionando al chico desde que empieza a jugar”.
Rehén de presiones. Según su experiencia, el chico sufre presiones y angustias que lo alejan de este deporte. “Falta docencia”, insiste el profesor en física que busca reeditar el rol de los “viejos maestros que guían pero no presionan”. Para concretar su idea propone también la participación del Estado para garantizar el alimento y la salud de los pequeños.
“En nuestro país se apoyaron políticas que destruyeron la educación e impusieron la exclusión social. Aunque parezca increíble, muchos buscaron la magia del fútbol para ganar mucho dinero”, argumentó. Por el momento, lo que se busca recuperar es la magia de los clubes de barrio. l
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