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 jueves, 25 de octubre de 2007  
Según ex agente de la CIA, los restos del Che están en Bolivia
Gustavo Villoldo dice tener pruebas sobre el paradero del guerrillero a cuarenta años de su muerte

Nueva York. — Cuarenta años después de su muerte, el paradero de los restos del guerrillero cubano-argentino Ernesto Che Guevara sigue originando polémica. Gustavo Villoldo, uno de sus captores, mantiene su versión de que el revolucionario continúa enterrado en la selva boliviana. Para comprobar la veracidad de sus declaraciones y marcar su participación en un hecho histórico, el ex agente de Agencia Central de Inteligencia (CIA) se guardó tras la ejecución de Guevara un mechón del cabello del guerrillero más famoso del siglo XX.



Símbolo revolucionario. En una entrevista con motivo de la subasta de esos objetos, Villoldo, de origen cubano, afirmó que fueron varios los motivos que lo llevaron a quedarse con el mechón: “Representaba un símbolo de la revolución de los barbudos y satisfacía mi ego por el éxito que suponía acabar con el germen insurgente en Bolivia”.

   Además del mechón, Villoldo, de 72 años, guardó otros documentos, entre ellos fotografías, mapas de la misión de detección y captura del Che en Bolivia, el texto de un mensaje interceptado que ayudó a la localización del grupo rebelde y las huellas tomadas de los dedos del guerrillero. También conservó cartas personales en su comunicación con el entonces presidente boliviano René Barrientos y militares de la nación andina.

   Villoldo participó como agente de la CIA en varias misiones clandestinas para la captura del Che, primero en el entonces Congo Belga y en 1967 en Bolivia. “Esos años fueron muy duros. Estábamos en la selva con los militares bolivianos, sin comida. Pero la última semana (antes de la captura), recibimos muy buenos datos de inteligencia sobre el paradero de los guerrilleros”, afirmó.

   El 8 de octubre de 1967, el Che y los dos guerrilleros que lo acompañaban, el peruano Juan Pablo Chang y el boliviano Willy Cuba, se entregaron a los soldados del cuerpo de rangers del ejército boliviano en la quebrada del Yuro. Al día siguiente, tras consultas con el entonces jefe de las fuerzas armadas, general Alfredo Ovando Candia, Barrientos ordenó ejecutar al Che, que estaba herido, y a los otros dos guerrilleros.

   El ex espía dijo que, en cumplimiento de las órdenes dictadas por el general Ovando, enterró los cuerpos de los tres hombres con la ayuda de soldados bolivianos en una fosa cerca del aeropuerto que entonces se construía en el pueblo de Vallegrande. Pero antes de hacerlo, cortó un mechón del cabello del Che. “Tuvimos que actuar rápidamente porque nos enteramos que familiares de Guevara de Argentina estaban en camino a Bolivia. Se debatió qué hacer con los cadáveres. Se descartó la cremación y Ovando me dio la orden de enterrarlo en un lugar secreto”, dijo el ax agente, que presenció el suicidio de su padre después de que la revolución castrista incautara sus bienes.

   En 1997, Cuba anunció que había hallado los restos de Guevara con otros seis cadáveres. En un acto multitudinario, los restos fueron trasladados a La Habana y enterrados en Santa Clara. Villoldo insiste en que el Che sigue enterrado en la fosa donde él lo sepultó: “Los muertos no se multiplican, ni caminan”, afirmó. “Una de las mayores controversias es si el mechón que le corté al Che es realmente el suyo. Pero esto se puede comprobar con una prueba de ADN”, afirmó.

  El ex agente añadió que trató de contactar a los descendientes de Guevara en Cuba y les ofreció mostrarles dónde enterró su cuerpo. “Pero no recibí ninguna respuesta. Calculo que el gobierno de Fidel les prohibió hablar conmigo. Yo soy persona non grata en Cuba”, afirmó. “Pero esto es importante para la familia. Ellos necesitan hacer su duelo”, dijo Villoldo quien ofreció a la hija mayor del Che, Aleida Guevara March, su ayuda para hallar los restos.



Mechón a subasta. El mechón y los documentos serán subastados hoy por la casa de remates Heritage Auction, con sede en Dallas, Texas. La venta podría recaudar varios millones de dólares. “Si Cuba fuera libre, los objetos estarían en el Museo Nacional de La Habana”. El museo cubano sería el único lugar al que estaría dispuesto a donar sus pertenencias, explicó Villoldo. Pero dada la situación política de la isla, prefirió venderlas.

   Villoldo explicó que a los 72 años quiere asegurarse que los documentos en su poder queden en las manos correctas. “A mis hijos esto no les interesa, pero para mí tienen un gran valor histórico y si muero, no quiero que se pierdan”, afirmó. Por esta razón, el ex agente decidió subastar los objetos.

   La subasta generó gran interés de coleccionistas, pero al mismo tiempo provocó el repudio de grupos que sostienen que dichos objetos son “reliquias de la humanidad”.
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Un seguidor del Che en la localidad boliviana de La Higuera, donde el guerrillero fue ejecutado.

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