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 jueves, 25 de octubre de 2007  
Opinión

Por Jorge Salum / La Capital

La ciudad crece y al mismo tiempo se achica. No es una contradicción sino una realidad que se constata día a día. En las calles no hay más lugar pero la cantidad de vehículos aumenta y es difícil hallar soluciones para un tránsito cada vez más caótico y estresante.

Está claro que algo hay que hacer para liberar de tanta circulación a las calles de Rosario. Sin embargo, no parece haber alguien que sepa con certeza qué es lo que debe hacerse. Mucho menos que las soluciones sean prácticas, de aplicación más o menos inmediata y relativamente poco costosas para los contribuyentes. Y que sirvan por mucho tiempo, además.

El entramado urbano ya no permite ensanchar calles que quedaron angostas hace décadas. Frente a esa limitación ahora se propone eliminar el estacionamiento en el área más álgida, un microcentro de unas pocas manzanas. Pero esta medida a su vez creará nuevos problemas y reacciones adversas entre la propia gente.

Las medidas anunciadas por la Secretaría de Servicios Públicos tienen la pretensión de aportar soluciones a un problema que ya es central en la vida de los rosarinos. Aunque habría que ser experto en urbanismo para afirmarlo, no parece que las restricciones a la circulación por ciertas áreas del centro vayan a solucionarlo. Porque este es un problema estructural, de toda la ciudad y de fondo.

Hay que suponer que la prohibición de estacionar en un sector reducido, la ampliación del área de estacionamiento medido y las diferencias de tarifa según dónde se estacione dentro de esa zona, anunciadas por Clara García, apuntan a desalentar la llegada al centro en auto. Los especialistas dirán que es una idea acertada, aunque el sentido común alcanza para entender que también es insuficiente.

El municipio debe complementarlas con otras. Entre ellas, con un servicio de transporte público ágil, eficiente y útil para los ciudadanos. Es hacia donde apuntan otras ciudades del mundo que también realizan grandes esfuerzos para agilizar el tránsito. Es la tarea pendiente, no sólo de las autoridades municipales sino de los empresarios.

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