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 miércoles, 17 de octubre de 2007  
Faltan recursos para la detección de la hepatitis C
El estudio que confirma el virus en sangre dejó de realizarse en el hospital Centenario

Belén Travesaro / La Capital

Panorama alarmante en Rosario en relación con la detección precoz de una enfermedad tan peligrosa como poco conocida: la hepatitis C. “En ningún hospital de la ciudad se efectúa el diagnóstico que confirma la presencia de la patología”, aseguró el médico Hugo Tanno, jefe del servicio de gastroenterología del Hospital Provincial del Centenario, donde hace tres meses se quedaron sin stock para la realización del estudio de biología molecular.

La situación se agrava si se toma en cuenta que en más del 75 por ciento de los casos la enfermedad no presenta síntomas.

   El tratamiento no lo provee el Estado, contaron Tanno y el gastroenterólogo Fernando Bessone, quien es secretario de la Asociación Argentina de Hepatología. Sólo reconoce la terapéutica a los pacientes que tienen hepatitis C y HIV sida, no a los que sólo están afectados por el virus C. Para suplir estas falencias los profesionales consideran que se necesitan políticas de salud orientadas a la cobertura del estudio de detección y la medicación.

   La falta de recursos en biología molecular para el diagnóstico de la enfermedad en los hospitales del interior fue uno de los grandes temas del Consenso Argentino de Hepatitis C 2007 realizado en Buenos Aires, donde concurrieron los especialistas consultados por este diario.

   Hasta hace poco tiempo el Hospital Centenario era él único centro de salud público rosarino que realizaba el estudio. Pero hace unos meses, contó Tanno a La Capital, se quedaron sin los recursos para realizarlo. El laboratorio está y también el personal, pero faltan los reactivos que se utilizan para la prueba.

  

Metodología. La prueba definitiva debe realizarse a quienes en un estudio anterior simple y accesible, que examina los anticuerpos para la hepatitis C, les haya dado positivo. El segundo examen, de carácter confirmatorio, estudia la presencia del virus en sangre y el genotipo. “Actualmente sólo se practica a nivel privado y las obras sociales lo reconocen”, agregó Tanno.

   La consecuencia del déficit es un subdiagnóstico de la enfermedad, lo que significa que muchas veces no se la detecta. La terapéutica para tratarla es muy costosa y como dijeron los profesionales no la está cubriendo el Estado. Por lo tanto, quienes sufren hepatitis C y no cuentan con el apoyo de una obra social, “quedan excluidos del sistema de salud”, en palabras de Tanno.

El tratamiento vigente desde el 2000 se basa en la combinación de interferón pegilado y ribavirina, y la duración depende del tipo de virus (genotipo 1, 2 o 3). Se administra una vez por semana, a diferencia de la terapia anterior (interferón convencional y ribavirina), que era tres veces.



Una buena. Se están estudiando nuevas drogas (que se asocian a las actuales) con resultados alentadores, aunque están en fase 2 de la investigación y resta extenderlas a grandes poblaciones, contó Bessone. Por su parte, Tanno añadió que “en cinco a ocho años habrá nuevas terapéuticas que se estima podrían dar resultados en un ciento por ciento”.

   En los últimos años los tratamientos han evolucionado y la patología es cada vez mejor controlada. “Con la medicación actual se cura hasta el 60 por ciento de los pacientes”, concluyó Bessone con optimismo.
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El jefe de gastroenterología del Centenario, Hugo Tanno.


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