Ya soplan los vientos del cambio

Sergio M. Naymark / La Capital

Se vienen tiempos de cambios en la provincia. Y es por eso que en todas las reparticiones del Estado se están produciendo ingentes movimientos para “dejar la casa en orden”. Desde el burocrático ordenamiento de legajos y expedientes hasta el camaleónico reposicionamiento de muchos funcionarios, todo está en marcha para afrontar el cambio de color político que se producirá el 10 de diciembre. Y la policía no escapa al juego.

En este marco trascendió ayer el sumario administrativo que, desde agosto pasado y antes de que fuera nombrado al frente de Drogas Peligrosas, se le hace al comisario Alejandro Franganillo. Un marco en el que muchos uniformados no escatiman esfuerzos ni se privan de operar en beneficio propio o ajeno con un solo objetivo: probarse los trajes de sucesores del comisario Gabriel Leegstra y de los jefes de las 19 regionales.

“Si hay algo con lo que jamás voy a negociar es con la droga y los narcos”, dijo una y mil veces Franganillo a quien quisiera escucharlo. Semejante afirmación le valió, paradójicamente, más dolores de cabeza que satisfacciones. Sólo la jueza federal Laura Inés Cosidoy, quien denunció con nombre y apellido a más de un policía vinculado a la comercialización de estupefacientes, lo apoyó en su trabajo y lo recomendó al gobernador Jorge Obeid para que encabece la lucha contra la droga en Rosario, una situación que parece molestar a los que ahora sacan a relucir un viejo sumario.