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 miércoles, 17 de octubre de 2007  
Reflexiones
La reforma del Código Urbano

Mirta Levin (*)

El Ejecutivo Municipal remitió el viernes pasado al Concejo para su aprobación tres anteproyectos de ordenanzas que representan una importante reforma al Código Urbano vigente: el reordenamiento urbanístico del área central; el reordenamiento urbanístico del primer anillo perimetral al área central y el inventario y catalogación de bienes del patrimonio histórico arquitectónico y urbanísticos de la ciudad de Rosario.

Con la presentación de estas normas se modifican esencialmente las alturas de edificación y los modos de ocupación del suelo, los retiros y recovas, la clasificación de usos y la definición de sitios e inmuebles de valor patrimonial en estos sectores de la ciudad.

Esta no es la única norma modificada. Hace cuatro años que estamos llevando adelante una revisión completa del Código Urbano y del Reglamento de Edificación. El nuevo instrumento a conformar, "normas urbanísticas para la ciudad de Rosario", quedará integrado por éstas y otras normas que se están actualizando. Es de resaltar que se aprobaron en los últimos años y se encuentran en diferentes grados de desarrollo, 4 planes especiales y 13 planes de detalle, aplicados a aquellas áreas de valor estratégico que se ven sometidas a importantes procesos de urbanización y/o reconversión urbana, donde se impulsa la ejecución de nuevas construcciones.

Si bien el trabajo es gradual y sistemático, no se pierde de vista una visión integral de la ciudad, ya que se incorporan instrumentos urbanísticos de actualidad capaces de afrontar con rapidez y eficiencia los desafíos coyunturales que plantea el desarrollo actual y de articular lo general con lo particular, las definiciones inmediatas con las de más largo plazo.



Posible impacto. Adjudicarle a los cambios normativos presentados la responsabilidad de definir el escenario futuro en materia de construcción parece, a simple vista, una lectura sin un sustento real. La historia de los últimos años muestra que estos procesos no están directamente relacionados, ya que el actual Código Urbano rige en la ciudad desde hace 40 años, en los cuales se registraron procesos muy diferentes. Sin haber asistido a ninguna modificación normativa se evidenciaron varios picos y valles en los ciclos de construcción, hasta con momentos de parálisis y profunda crisis; se incrementaron los costos, inclusive en el último año, todo ello a causa de múltiples y complejas variables macroeconómicas.

Una simplificación del fenómeno distrae la identificación clara de la problemática sobre la que se debería profundizar un debate que a todos nos interesa y compromete: ¿cómo lograr un desarrollo sostenido en el tiempo de la actividad del sector?

Tal vez se podría reflexionar y trabajar más en alentar diferentes líneas de financiamiento para garantizar el acceso de la población a la vivienda que se construye; en establecer distintas relaciones entre el Estado y el sector privado; en reducir costos de materiales incentivando la producción local de algunos insumos; en la capacitación y perfeccionamiento del personal abocado a tareas de la construcción para asegurar calidad y sostener un ritmo de obra adecuado ó en la diversificación de la oferta en materia de vivienda, a los efectos de satisfacer distintas expectativas y alentar la adquisición de nuevas unidades planteando modelos innovadores que aporten a la mejora en la calidad de vida de la gente.



Participación responsable. Todo proceso de participación para que sea efectivo debe ser un proceso conducido y responsable, de otro modo se puede correr el riesgo de desvirtuar el mecanismo, dilatar las decisiones o, peor aún, nunca llegar a tomarlas.

A partir de la presentación pública de la nueva propuesta de reforma del Código Urbano vigente para el área central y primer anillo perimetral, efectuada el 5 de marzo en el Palacio Municipal por parte del Intendente, se abrió un período de consulta pública y presentación en distintas instituciones, organizaciones barriales y empresariales, en las cuales participaron 375 personas. Se organizaron 8 reuniones consecutivas con la comisión asesora del plan, donde están representados los distintos actores de la construcción, técnicos municipales y un representante del Concejo. La iniciativa de consulta se extendió mediante el envío del material y la solicitud de opinión a un total de 61 profesionales destacados del medio, autoridades y docentes de la Universidad y a aquellos que cumplieron la función de secretarios de Planeamiento en gestiones anteriores.

El proceso de información y participación fue monitoreado por Ejercicio Ciudadano, se instaló una mesa de consulta pública en el Distrito Centro donde todo ciudadano pudo asistir para informarse, se habilitó un correo institucional y una página web para informar a la población y recibir inquietudes y, finalmente, se desarrolló una audiencia pública a la cual asistieron 285 personas.

Para cerrar el proceso se recurrió a una auditoría externa convocando a tres expertos de reconocida experiencia internacional, con el convencimiento de que una mirada externa, de profesionales que cuentan con una importante trayectoria, enriquezca el trabajo desarrollado, permita una evaluación más objetiva de los aportes efectuados y facilite una ponderación de las observaciones realizadas por los diferentes actores que intervinieron.



Respeto y diálogo. Las decisiones a tomar para reconducir el desarrollo futuro de la ciudad son decisiones de gran peso, para lo cual es importante recurrir a la conjunción de todas las miradas y saberes, la que proviene de la práctica de los que construyen la ciudad, la percepción de los que viven en ella, el saber y creatividad de quienes la estudian y piensan a futuro y la intuición y responsabilidad de los que la gobiernan.

Todas estas lecturas son válidas y respetables a la hora de sacar conclusiones, todos pueden y deben opinar, pero la responsabilidad en un régimen democrático de tomar la decisión final recae en los representantes del Ejecutivo y Legislativo designados para hacerlo por el voto de los rosarinos.

No caben entonces palabras de agravio o descalificación de la importante tarea desarrollada. Si alguna persona o institución ha considerado insuficientes los estudios y la propuesta elaborada por más de treinta profesionales altamente calificados del municipio, por docentes especializados de la UNR y perfeccionada por expertos de reconocida trayectoria internacional, ha tenido siete meses para hacer sus aportes en pos de profundizarla y mejorarla.

El proyecto presentado ha sido producto de una construcción colectiva desarrollada en el marco de un proceso participativo, descalificarlo o agraviar a las personas que han colaborado, es desconocer las reglas que impone un sistema democrático y muestra claramente una intención de privilegiar los intereses particulares por sobre los intereses generales de la población de la ciudad de Rosario.



(*) Secretaria de Planeamiento de la Municipalidad de Rosario.
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